Inapropiada aparición

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Capítulo 18 (primera parte)

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Lamento hacerlos esperar mucho tiempo (y por hacerte llorar Withulali :( )

¡Espero que todos y todas tengan un maravilloso 2023!

¡Bienvenidos de nuevo lectores!

¡Disfruten la lectura!

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Los nombres no me pertenecen, están basados en los personajes del maravilloso manga Ranma 1/2 de Rumiko Takahashi.

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Akane se despidió brevemente de sus hermanas antes de bajarse del automóvil y, una vez que ellas se alejaron lo suficiente, caminó a paso lento hacia la tienda del abuelo. A pesar de que Nabiki le había dejado frente a la puerta de su edificio, en ese momento no se sentía con ánimo como para encontrarse con su compañero de apartamento, así que optó por ir a beber una buena taza de té y sacar sus frustraciones con el abuelo.

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La peliazul abrió con lentitud la puerta de la tienda y sonrió divertida al encontrarse con el anciano dormido con la boca abierta sobre su silla. Cerró la puerta con cuidado para no despertarlo y caminó hacia el primer estante donde estaban acomodadas las galletas para elegir dos paquetes de sabor a naranja.

El ronquido repentino del hombre, le hizo sobresaltarse en su lugar y comenzar a reírse en voz queda.

El hombre se removió en su lugar y comenzó a parpadear al escuchar la risita ahogada de la chica.

— ¿Eres tú, Akane? —preguntó el anciano, un poco atontado.

La mujer caminó hacia el mostrador y dejó los paquetes de galletas que había elegido.

— Lo siento, no quise interrumpir tu meditación.

El anciano asintió y se levantó de su silla para comenzar a desperezarse.

— ¿Galletas de naranja, hija? ¿Acaso planeas beber una taza de té con este viejo?

Akane sonrió y asintió al instante.

El anciano miró hacia el reloj que tenía colgado en la pared y asintió conforme.

—Bien, una taza no me vendría nada mal, aunque solo me queda de té limón —murmuró el hombre antes de agacharse para abrir la pequeña cortina que había en el mostrador y sacar el pequeño juego de tazas y platitos que ocultaba para las ocasiones especiales.

— ¿Sabes, Abu? Aún me parece curioso que siempre tienes espacio para guardar estas cosas en la parte baja de tu mostrador —señaló la peliazul mientras tomaba un platito y vaciaba las galletas en él.

—A mi edad, Akane, mientras mejor preparado estés... menos tendrás que moverte —expresó orgulloso.

—Pero eso no le hará bien a tu salud, Abu.

— Tienes razón, pero a veces es mejor hacer cosas extrañas con tal de mantenerte calientito.

Akane amplió su sonrisa y tomó una galleta del plato.

—Hablando de cosas extrañas... ¿Recuerdas al joven que te compró uno de tus deliciosos bocadillos de piña?

El hombre frunció el ceño y se cruzó de brazos.

—Muchos jóvenes vienen a comprar mis bocadillos, Akane.

—Bueno, el hombre que me acompañó ayer por la tarde.

Apartamento Compartido (18-B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora