🌼Capítulo 7.1🌼

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Traté de grabarme a fuego la sensación de su interior caliente y húmedo alrededor del mío. Miré nuestros cuerpos unidos y dejé que mis ojos asimilaran la imagen de KyungSoo atado a mi cama.

Aquello era mejor que cualquier fantasía que hubiera tenido.

Me tuve que recordar que estaba ocurriendo de verdad. Me retiré y observé cómo mi polla se volvía a internar en él. KyungSoo levantó las caderas debajo de mí. Estaba hambriento. Necesitado.

Y de repente yo estaba igual de hambriento y necesitado.

—¿Crees que estás listo?

Me retiré casi por completo, me recoloqué y lo embestí con fuerza para volver a salir igual de rápido.

Lo miré para asegurarme de que estaba bien y vi que así era. Tiró de las cadenas.

Ese era mi chico. Mi chico travieso.

Entonces me relajé y empecé a penetrarlo dejándome llevar por mi cuerpo. Él respondió del mismo modo y arqueó las caderas para recibir mis embestidas. Se me cubrió la frente de sudor y supe que no aguantaría mucho más.

KyungSoo separó los labios. Él también estaba cerca. Empujé con más fuerza y aumenté el ritmo; quería llevarlo hasta el límite conmigo y vi que empezaba a jadear.

Cogí su miembro con una mano y lo masturbé.

—Córrete cuando quieras —dije y sus músculos se contrajeron a mi alrededor mientras lo hacía.

Yo me interné en él y me quedé quieto, con la espalda arqueada por el placer que estaba experimentando al liberarme en su interior. Pero sabía que podía ofrecerle más, así que embestí una y otra vez.

Agaché la cabeza y me esforcé por recuperar el aliento.

Cuando pude volver a respirar, me acerqué a su oído y susurré:

—Uno.

Estaba sonrojado del placer que le había dado y tenía una sonrisa en los labios. Se cambió de postura y yo comprobé las ataduras y que no estuviera demasiado incómodo. Pero parecía estar bien.

Y por «bien» me refiero a completamente follable.

Me levanté de la cama y me acerqué a la cómoda. Cogí el ungüento y me puse a los pies de la cama. Le quité el grillete del tobillo derecho, me unté el ungüento en las manos y froté justo donde había tenido el grillete puesto. Me tomé mi tiempo para asegurarme de que no estaba herido y no tenía la piel hinchada. Luego hice lo mismo con el pie izquierdo.

—¿Sabes por qué te estoy soltando las piernas?

Él negó con la cabeza.

Dejé el ungüento donde estaba y me aseguré de que me oía volver y acercarme a su cabeza.

—Porque cuando me rodees la cintura con las piernas, mi polla se adentrará tanto en tu cuerpo que me sentirás llegar hasta tu maldita garganta.

Murmuró algo, pero se ruborizó y se le aceleró el corazón.

—Estira las piernas —le dije y me quedé junto a él para darle tiempo a superar el entumecimiento.

Cuando volví a la cama, deslicé las manos hasta sus hombros y se los acaricié para asegurarme de que los grilletes no le dolían o tiraban demasiado. Lo miré a la cara y observé cómo abría un poco los labios. Yo me acerqué a la base de su cuello y lo besé con suavidad para degustar el ligero sabor a sal de su cuerpo. Luego cerré los ojos para concentrarme mejor y mordí la tierna piel de su axila.

DOMINACIÓN (KaiSoo) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora