🌼Capítulo 25.2🌼

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Cuando entró en el dormitorio no parecía estar nada incómodo. Entonces me vio de pie en medio de la habitación y agachó inmediatamente la cabeza.

—He colocado algunos almohadones en la cama —le dije—. Ponte a cuatro patas.

Él lo hizo sin vacilar ni un segundo.

—Apoya la cabeza en la almohada —le indiqué.

Siguió mis instrucciones, apoyó la cabeza de lado y posó los antebrazos a ambos lados de su cara.

Yo deslicé una mano por debajo de los almohadones.

—¿Sabes lo que tengo aquí escondido? —Soo no dijo ni una sola palabra cuando saqué el objeto—. La fusta.

Se le puso la carne de gallina.

—Mmmh. —Le deslicé la fusta por la espalda con suavidad. Solo para que supiera que estaba allí—. ¿Recuerdas lo que te he dicho en el vestíbulo?

De nuevo silencio.

—Durante toda la noche del miércoles, todo el jueves y la mayor parte de hoy he estado preocupado. —Le recorrí la espalda con la fusta—. Creo que te mereces un castigo por preocuparme tanto. —Se la dejé resbalar entre las piernas—. Separa las piernas.

Soo lo hizo y se agarró al almohadón con ambas manos.

Yo le golpeé los muslos con la fusta muy suavemente.

—Eres un chico muy travieso por haberme preocupado tanto. —Llevé la fusta hasta su trasero y lo azoté con un poco más de fuerza. Él gimió y cerró los ojos—. Te gusta, ¿verdad?

Volví a dejar caer la fusta y él mordió el almohadón.

Entonces pasé un dedo por su abertura.

—Qué malo eres, KyungSoo. —Lamí su humedad de mi dedo—. Te excita mi fusta. —Lo azoté—. Quieres que te la meta por aquí, ¿verdad?

Él seguía teniendo el almohadón en la boca.

Yo me reí y lo azote unas cuantas veces más. Soo murmuró algo, pero no comprendí lo que decía por culpa de la almohada. Sus nalgas adoptaron un ligero tono rosa. Lo justo para llevarlo al límite.

Entonces dejé la fusta y me retiré. Le di algunos segundos para que se diera cuenta de que había parado. Cuando su respiración se normalizó un poco, me coloqué detrás de él y me acerqué.

—Dime, KyungSoo —le susurré—, ¿quieres sentir mi polla?

Soo asintió.

—Contéstame. —Le agarré los pezones con las manos.

—Sí, por favor.

Le di un azote.

—Sí, por favor, ¿qué?

—Sí, por favor, Amo.

—Mmmh. —Posé la mano en su abertura y se me puso la polla aún más dura—. Por aquí, ¿verdad? —Deslicé un dedo en su interior, luego un segundo dedo, los flexioné y presioné hacia dentro.

Sus muslos se contrajeron hacia mí y soltó un grito.

Oh, sí. Justo ahí.

Volví a acariciar la zona con los dedos y casi se cayó de la cama. Entonces saqué los dedos y los sustituí por mi polla.

Me metí en él de una única embestida.

Soo soltó un suspiro de satisfacción.

Tuve que hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para no embestirlo repetidamente, pero esa vez quería ir despacio. Tomármelo con calma. Alargarlo todo lo que pudiera.

DOMINACIÓN (KaiSoo) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora