🌼Capítulo 9🌼

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Antes de bajar al gimnasio la mañana siguiente, me tomé un minuto para sacar el potro de la sala de juegos y llevarlo a mi habitación. Lo necesitaba. Pensar en KyungSoo como Soo la noche anterior me había confirmado que debía dejar bien asentados los términos de nuestra relación. Había sido demasiado generoso: había ignorado sus deslices, sus dudas y sus malas actitudes. No lo había hecho nunca hasta entonces y no quería dejar que él se saliera con la suya.

Decidí enviarle un pequeño aviso. Le enseñaría el potro: un recordatorio de que yo era su Dominante y de cuáles eran mis expectativas. Quizá con eso bastaría y no tendría que llegar a castigarlo.

También cogí un tapón anal del cuarto de juegos. La fantasía que había tenido mientras me duchaba había alimentado mis deseos de demostrarle el placer que podía proporcionarle.

...

KyungSoo me sirvió el desayuno en el salón a las siete en punto. Vertió una salsa que parecía deliciosa sobre una tostada francesa perfectamente cocinada. Me moría por probarla.

—Sírvete un plato y siéntate.

Empecé a comer mientras él iba a la cocina.

Mmmh, sabor a plátano. Cocinaba muy bien.

Cuando regresó, se sentó a la mesa y empezó a comerse el desayuno.

—Hoy tengo planes para ti. Voy a prepararte para mi placer.

«Para tu placer».

—Sí, Amo.

—Come, KyungSoo. Con el estómago vacío no me sirves para nada.

Dio otro bocado, pero no comió mucho más. No lo suficiente. Decidí comer más despacio para adaptarme a su ritmo. Los dos acabamos más o menos al mismo tiempo y él se levantó casi inmediatamente para recoger la mesa.

Sí, aquello iba a salir bien. Ver el potro sería más que suficiente.

Volvió al salón y se puso a mi lado. Temblaba ligeramente.

—Llevas demasiada ropa —observé—. Ve a mi dormitorio y quítatela toda.

Mientras subía, yo saqué a Apolo. El perro husmeó por el suelo, percibió algún olor y corrió hacia el bosque. Yo volví a la casa. El perro estaría bien allí fuera durante más o menos una hora.

Cuando entré en mi habitación, KyungSoo estaba desnudo mirando el potro.

—Es un potro —aclaré. Él se sobresaltó al oír mi voz—. Lo utilizo para castigar a mis sumisos, pero también sirve para otros propósitos.

«No me obligues a utilizarlo para castigarte».

Él siguió mirándolo fijamente, mientras intentaba decidir qué significarían mis palabras.

—Sube —le ordené—. Y túmbate boca abajo.

«Acostúmbrate a él, KyungSoo. Debes comprender que no quiero usarlo para pegarte, pero que lo haré si es necesario. Tócalo. Comprende que mis reglas son reales. La desobediencia tiene consecuencias».

«Luego te dejaré bajar y te daré placer en mi cama».

—KyungSoo —le dije suspirando—, me estoy cansando de esperar. Hazlo o di tu palabra de seguridad. No te lo volveré a pedir.

No iba a decir su palabra de seguridad, ¿verdad? ¿Y si lo hacía? Ya esperaba que vacilara antes de subirse al potro, pero había dado por hecho que acataría mi orden. ¿Y si había calculado mal? ¿Qué iba a hacer entonces?

DOMINACIÓN (KaiSoo) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora