🌼Capítulo 13🌼

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—¡LuHan! —volví a gritar, pero él no contestó. Al otro lado del teléfono oí muchas voces frenéticas y el ruido de la puerta de un coche que se cerraba—. ¡LuHan!

¿Qué le había pasado a Soo? ¿Qué habría querido decir LuHan con eso de que no tenía buena pinta? ¿Estaría Soo implicado en el accidente de coche que acababa de oír?

Entonces sonaron unos gritos.

—¡Llamen a emergencias!

—¿Respira?

—¿Tiene pulso?

¿Respiración? ¿Pulso?

¿Soo?

—¡LuHan! —grité.

Nada.

—Kyung —lo oí decir por fin. Su tono de voz no me tranquilizó. Me concentré para escuchar algo más—. Kyung, despierta. Despierta, Kyung.

—No lo muevas —dijo alguien—. Podría tener el cuello roto.

Me estremecí y mis rodillas amenazaron con doblarse. ¿Roto? ¿Soo? Busqué las llaves con dedos temblorosos. ¿Un taxi o el coche?

—¡LuHan! —Lo intenté de nuevo. Cogí las llaves y se me cayeron sobre el escritorio—. ¡LuHan! Maldita sea. ¡Háblame!

Volví a coger las llaves y me aferré a ellas con fuerza. El coche.

—Está vivo, JongIn —sollozó LuHan.

Se me volvieron a caer las llaves. ¿Vivo? ¿Es que había alguna duda? Cogí las llaves y me las metí en el bolsillo.

—¿Dónde estás? —le pregunté, mientras salía del despacho.

—Señor Kim —dijo SeolHyun, levantándose.

—¡Me marcho! No sé cuando volveré. —Me dirigí de nuevo al teléfono—. ¿Dónde, LuHan?

Kangbuk —contestó él con voz temblorosa—. Les diré que lo lleven allí. Voy a llamar a DaSom.

No recuerdo muchos detalles de mi viaje hasta el hospital. Intenté llamar a LuHan varias veces mientras iba de camino, pero no contestaba. Y DaSom tampoco.

Entré en el aparcamiento, salí del coche a toda prisa y corrí hacia Urgencias. ¿Habría llegado ya?
¿Por qué LuHan no cogía el teléfono?

Porque Soo estaba peor.

Me empecé a sentir mal.

Había empeorado. O quizá sí tuviera el cuello roto. O puede que su pulso…

No podía pensar en eso. No podía.

Atravesé las puertas del hospital y la recepcionista me miró sonriendo. Por suerte, era una chica a la que reconocí de alguna de las veces que había ido a visitar a DaSom.

—Señor Kim —dijo—, ¿cómo…?

—He venido a ver a un paciente.

Mis ojos recorrieron la sala con inquietud.

—¿Cómo se llama?

—Do KyungSoo.

—No figura en el registro —aseveró ella, comprobando la pantalla de su ordenador—. Es posible que lo acaben de traer.

—¡Sí! —grité sin querer. Maldición, ¿cuándo me iba a dejar pasar?—. Acaban de traerlo.

—Espere.

Cogió el teléfono.

¿Que esperase? ¿Que esperase? ¿Es que todo el mundo se había vuelto loco?

DOMINACIÓN (KaiSoo) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora