Aquella noche, canturreé mientras preparaba la cena. Quizá eso de que nos hubiéramos quedado atrapados por la nieve durante algunos días no fuera lo peor del mundo. Hasta el momento, todo había ido muy bien. Aquella tarde, Soo y yo vimos un rato la televisión. Cuando nos cansamos de las noticias y del tiempo, nos fuimos a la biblioteca. Él se sentó frente a la chimenea y yo a mi escritorio, donde fingí trabajar, pero en realidad estaba leyendo una lista de citas de Shakespeare. Apolo nos seguía a todas partes, y Soo y yo nos turnábamos para sacarlo.
...
Estaba a punto de abrir una de mis latas sin etiquetar. Cerraría los ojos, esperaría lo mejor y, si todo salía conforme al plan, prepararía una deliciosa salsa.
Soo estaba en la cocina. Se había sentado detrás de mí y estaba bebiendo una copa de vino tinto. Me sorprendió que decidiera quedarse allí mientras yo cocinaba. Normalmente siempre se iba a la biblioteca.
Cuando cogí el abrelatas, se puso de puntillas detrás de mí para ver qué contenía la lata.
-Solo quiero asegurarme -me explicó.
Latas sin etiquetar. ¿Quién me iba a decir que nos iban a entretener tanto y que llamarían nuestra atención de aquella forma? Dejé el abrelatas y abrí la tapa con cuidado.
-Tomates -dijimos al unísono, cuando vimos el contenido.
-¡Vaya! -exlamó él-, yo esperaba que fueran lenguas de vaca encurtidas o alguna parte del cuerpo incriminatoria.
Pinché un tomate con el tenedor.
-Ha sido un poco anticlímax, ¿no crees?
-No. -Volvió a apoyar los talones en el suelo-. Es mejor saberlo.
-Tienes razón -convine-. Y con esto vamos a hacer una cena deliciosa.
Puse los tomates en la sartén que tenía preparada. El olor de los jugosos tomates se mezcló con el aroma de las cebollas doradas y los champiñones. Soo no volvió a la mesa; decidió quedarse detrás de mí. Yo miré la encimera y lo recordé allí sentado, mientras escuchaba en mi cabeza las palabras que me dijo mientras lo poseía: «Más fuerte. Por favor, más fuerte».
-Huele bien -comentó, mirando de nuevo por encima de mi hombro.
Si me daba la vuelta, lo desnudaría en menos de diez segundos.
-Ve a sentarte -le pedí-. Me gustaría poder disfrutar de una comida caliente en algún momento del día.
Él no se movió.
-El desayuno nos los hemos comido caliente y la comida también. -Hizo una breve pausa-. Por lo menos la parte previa a la comida.
-KyungSoo.
-Ya me siento -dijo alejándose-. Ya me siento.
Yo tuve que ponerme bien los pantalones con discreción, mientras seguía removiendo con la otra mano. La salsa estaba empezando a ligar, pero necesitaba su tiempo para cocinarse bien. Mientras acababa de hacerse, preparé dos platos y pensé en coger otra botella de...
-¿Eres consciente de que hoy has conseguido un avance?
-¿A qué te refieres? -pregunté, sin estar muy seguro de a qué se refería.
-Has abierto una de tus latas sin etiquetar -contestó y me relajé-. Creo que eso hay que celebrarlo.
-¿Y qué tienes en mente?
Esbozó una sonrisa traviesa. Problemas. Aquel chico era muy problemático.
-¿Hacemos un picnic desnudos en la biblioteca?
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DOMINACIÓN (KaiSoo) +18
AcakKim JongIn nunca pierde el control. Durante el día, y como presidente de Industrias Kim, dirige el consejo de dirección. Por las noches, como estricto y exigente dominante, impone su voluntad y sus normas en el dormitorio. Nunca acepta sumisos inexp...