Me asomé al borde de la cama para observarlo. Tenía los labios separados y el pelo desordenado de un modo salvaje. Era el chico más bello que había visto nunca.
Y entonces empezó a gemir en sueños.
Al principio era un sonido muy débil, casi un susurro, pero poco a poco fue aumentando de volumen. Luego se empezó a mover y la sábana resbaló por su cuerpo hasta dejar su pecho al descubierto.
Me volví a tumbar boca arriba y cerré los ojos.
«No puedes despertarlo todavía.
»No puedes despertarlo todavía.
»No puedes despertarlo todavía».
Intenté repasar el valor de las cotizaciones del día.
«Solo hasta las dos de la madrugada. Lo podrás despertar a las dos».
Suspiré. Iban a ser dos horas muy largas.
...
—Despierta, KyungSoo.
Eran las dos y cuarto. Había esperado más de dos horas mientras él dormía. Dos horas escuchando esos gemidos que me gritaban «fóllame», dos horas tumbado en la cama, prácticamente a oscuras, sabiendo que su cuerpo desnudo estaba tumbado en el suelo junto a mí.
No tenía derecho a estar tan excitado; aquella noche ya me había corrido dentro de él dos veces.
—Ponte a cuatro patas sobre la cama. Rápido.
KyungSoo parpadeó varias veces, pero se subió a la cama sin siquiera mirarme.
Se me puso aún más dura cuando lo vi así, esperándome a cuatro patas sobre la cama.
—Apóyate sobre los codos.
Él se dejó caer sobre los codos inmediatamente, y su culo quedó expuesto frente a mí.
No pensaba ser suave. No pensaba ser moderado.
Le pasé la mano por la espalda y le abrí las piernas.
—Ya estabas apretado de la otra forma, pero así lo estarás aún más.
Deslicé las manos por su cuerpo hasta llegar a sus pezones. Se los agarré y jugué con ellos. Cuando deslicé una mano en su sexo ya estaba duro.
«¿Has tenido dulces sueños, KyungSoo?»
Deslicé un dedo hacia su ano y luego guié mi polla hasta ahí y me enrollé su pelo entre los dedos. El mismo pelo que llevaba dos horas desordenado sobre mi almohada. El pelo que me moría por acariciar. Era más suave de lo que recordaba. Y, con un tirón, me interné en él por tercera vez.
¿Llegaría a cansarme de lo que sentía cada vez que me hundía en su interior?
Esperaba que no.
KyungSoo gimió.
¿Se sentiría igual de bien que yo?
Esperaba que sí.
Volví a tirar y lo embestí. Joder, estaba muy apretado. Dejé caer la cabeza hacia atrás mientras me movía. Apretado, caliente y húmedo. Cuando él empezó a empujarse contra mí, dejé escapar un gemido. Temía estar siendo demasiado áspero, pero sus jadeos me decían lo contrario. Seguí adelante, embistiéndolo cada vez con más fuerza.
KyungSoo empujó contra mí, dejando escapar un gemido.
Oh, sí.
Atendí su endurecida polla y lo penetré una vez más, entonces me quedé quieto mientras él gritaba su liberación. Sus músculos se contrajeron provocando mi clímax y jadeé empujado por su fuerza.
Cuando me retiré, KyungSoo se dejó caer sobre la cama. Lo observé un rato y me pregunté si habría planeado demasiadas cosas para aquella noche. Pero entonces me recordé que él había alcanzado el orgasmo cada vez. Había disfrutado de cada uno de nuestros encuentros sexuales.
Recordé su imagen de hacía solo un momento: su pelo enredado en mis manos, mi polla enterrada en su interior y esos últimos segundos, cuando había gritado de placer.
Joder, se me estaba poniendo dura otra vez.
Pero sabía que no podía volver a penetrarlo. Ya estaría lo bastante irritado con lo que habíamos hecho.
Cambio de planes.
Le di media vuelta para ponerlo boca arriba y abrió los ojos.
¿Se había dormido?
No estaba seguro, pero en todo caso ya estaba completamente despierto. Me acerqué a su cara.
—Cuarto asalto, KyungSoo.
Él miró a su alrededor. ¿Qué estaba haciendo?
—Mírame. —Le cogí la cabeza con las manos y la volví hacia mí—. Ahora mismo yo soy tu única preocupación. Yo y lo que te ordene. Y ahora mismo lo que quiero es que me des placer con la boca.
Él abrió la boca obediente y dispuesto y yo me dejé caer de rodillas, a horcajadas sobre su cuerpo, con la cabeza apoyada en el respaldo de la cama.
KyungSoo echó la cabeza hacia atrás y me tomó en su boca. Luego me cogió los testículos con las manos y me los acarició mientras yo me balanceaba dentro y fuera.
Joder.
Sus manos, vaya, sus manos eran mágicas. Me acariciaban y me provocaban, mientras su boca obraba su propia magia. Dejé escapar un gemido, al tiempo que acompasaba el ritmo de mis embestidas con su forma de chuparme, de manera que sus labios crearon en mi polla la fricción más dulce que había experimentado nunca.
El orgasmo empezó a crecer en mi interior demasiado pronto.
—Me voy a correr —le advertí, al tiempo que me internaba en su boca una última vez.
Me enterré hasta el fondo de su garganta y me quedé quieto mientras me vertía en su interior en varias largas oleadas.
Vaya, aquello parecía imposible. Y más después de haberme corrido ya tres veces. Me dejé caer junto a él sin aliento. KyungSoo se volvió hacia mí y yo me acerqué un poco.
—Creo que acabas de batir mi récord —le dije.
Sonrió y esperó.
—Puedes volver al suelo.
Me sentí un poco mal, pero aunque quería que estuviera en mi habitación, aún no estaba preparado para compartir mi cama con él. Sería demasiado y era muy pronto. Necesitaba conservar cierto control.
Se bajó y se acurrucó en su camastro.
Yo me metí bajo las sábanas y me quedé dormido casi inmediatamente.
¤¤¤
¡Hola!Lo siento por haberles fallado ayer. Lo que sucede es que hubieron elecciones.
Por ello...
¡Les traje está pequeña maratón!
Y lo mejor es que mañana también habrá capítulo, quizá más de uno.
Deseo que lo hayan disfrutado.
Los quiero a todos. ~♡
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DOMINACIÓN (KaiSoo) +18
AcakKim JongIn nunca pierde el control. Durante el día, y como presidente de Industrias Kim, dirige el consejo de dirección. Por las noches, como estricto y exigente dominante, impone su voluntad y sus normas en el dormitorio. Nunca acepta sumisos inexp...