Capítulo 17

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-¿Yo?

-Sí, tú.

Soltó una carcajada.

-Pero si hasta hace un rato querías enterrar la cara en el suelo Isa.

-Por eso mismo... Yo...

No dije nada, me senté a horcajadas sobre él y lo besé, él al principio me correspondió, luego se separo de mi, sentándome a su lado.

-Isa no. No quiero que estés conmigo por lástima y sobre todo quiero que cuando estés conmigo sea porque quieras y no porque estés despechada por ese tal Fernando.

•Ya va ¿qué? ¿cómo se acordaba de eso?•

Bien acababa de ser rechazada por primera vez en la vida, y era primera vez en la vida que me le insinuaba a un tipo, no obstante se acordaba de lo que había dicho borracha.

-Yo... Fer... Digo... Gabriel...

•Mierda, mierda, mierda. ¿que he hecho?•

El sonríe decepcionado.

-Isa, sigamos siendo amigos ¿vale?. Ya veremos que pasa con el tiempo.

-Discúlpame de verdad.

Salí corriendo a mi cuarto, estaba apenada, estaba avergonzada, decepcionada, y sobre todo triste, había arruinado todo con Gabriel, y él no tenía la culpa de mi desastre... Pero de verdad quería intentarlo, quería darme una oportunidad con alguien, pero ahí supe que no sé por qué ni con qué motivos, pero Fernando había llegado a mi vida para quedarse, y no se iba a ir así de fácil.

                       ~

A las diez de la mañana nos encaminamos a Caracas, y a las doce y media nos agarró una cola de casi tres horas.

Estuvimos todo el camino hablando del viaje, y Andrea y Carlos peleando como siempre, Gabriel actuaba normal, como si nada de lo de la noche anterior hubiese sucedido.

Finalmente la cola avanzó, y por fin llegamos a mi casa. Todos se quedaron a comer porque mi abuela los invitó.

Angelo no estaba en la casa, nos preocupamos, sin embargo hicimos caso omiso, supusimos que llegaría en la noche.... En la noche tampoco llegó.

                        ~

El papá de Andrea mandó a hacer una búsqueda por toda Caracas, en hospitales, morgues, y en la calle.... Y nada, Angelo no aparecía.

Yo estaba mal, angustiada, preocupada, pero intentaba contener mis emociones, tenía que estar estable por mi abuela.

Andrea no dejaba de llorar, yo intentaba calmarla, pero nada funcionaba.

Ella marcaba una y otra vez el número de Angelo, y no había respuesta.

A la tres y media de la mañana, mi abuela se fue a recostar, mientras que Andrea, Carlos, Gabriel y yo nos quedamos en la sala.

-¡EN PINTOSALINAS! -Grité- hay que buscarlo en pintosalinas. Yo voy.

-¿Estás loca Isabel? Tu no vas para ningún lado, menos a esta hora. -Dice Carlos-

-Carlos es mi hermano el que está perdido. -No pude contener las lágrimas-

-Yo lo sé peque, yo sé que estás preocupada, pero son las tres de la mañana, y ese es un barrio muy peligroso. -Carlos me abrazó- el papá de Andrea se está encargando de todo...

Con olor a café.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora