Capítulo 12

341 16 12
                                    

Gabriel cierra los ojos y sonríe.

-¿Se te olvidó que íbamos a salir verdad?

Miro a Fernando que estaba recogiendo los envases vacíos.

-Gabriel mil disculpas...

-Buenas noches fami... Mierda. -Dice Carlos.-

Carlos llegó como caído del cielo para zafarme de semejante problemón.

-Es que hoy es el cumpleaños de Carlos y quedé en comer con él.

-Yo me voy. -Dice Fernando-

-¿Cumplo años? -Miro a Carlos con los ojos como platos- Ah, sí cumplo años.

-Ya va Fernando... No te vayas.-Digo casi sin voz-

-Sí Isabel, me voy. Buenas noches. -El gesto de Fernando era de querer matar y comerse al muerto-

No sabía que hacer, estaban tres hombres en mi casa, y me sentía muy avergonzada, lo más irónico es que con ninguno tenía nada. Casi podía leerle el pensamiento a Fernando, pensaría "¿No que no tenían nada?".

-Fernando...

Fernando salió sin mediar palabra con cara de pocos amigos, y Gabriel seguía parado en la puerta sin decir nada solo mirando.

-Entonces señorita será para otro día. -Sonrió-

La vergüenza era inimaginable, me sentía muy mal.

-Mil disculpas, te prometo que lo voy a remediar.

-Descuida. -Sonrió-

Se despidió con un beso en la mejilla y se fue.

-¿Me explicas que pasa? -Soltó Carlos una carcajada-

-Fernando... Es el lector. Y Gabriel es el amigo de Anaís que estaba conmigo en la noche que le dispararon a  Angelo, él va en mi facultad y me invitó a salir yo acepté pero pasé todo el día con Fernando y se me olvidó todo. Me siento mal por Gabriel por dejarlo mal pero quería estar con Fernando no quería que se fuera... Y ahora, ¡Ash!.

Carlos torció el gesto, su cara se volvió tensa, y el aire del ambiente podía cortarse con un cuchillo.

-No me parece que andes metiendo extraños a tu casa.

-Fernando no es ningún extraño.

-¿Ah no? Dime que tanto sabes de él ¿hace cuanto lo conoces?

-Tengo mucho tiempo viéndolo, y bueno...

Me interrumpe.

-¡Viéndolo! No sabes si es un violador, un asesino.

-No sí. Ay Carlos por favor.

-Coño no quiero que te pase nada.

-¿Pero que me puede pasar? ¿que tiene de peligroso un lector?

-Un hombre que lee es lo más peligroso que pueda existir.

Solté una carcajada.

-Estás loco definitivamente.

-No quiero que te acerques más a él.

-¿Cómo es la vaina? Mira mira mira, ya yo soy bien mayorcita y mis papás hace rato que no están conmigo. Yo soy libre de hacer con mi vida lo que me dé la gana.

-Bueno pero no me da la gana de que lo vuelvas a ver pues.

-Carlos ¿que te pasa?

Esa actitud de Carlos en serio me había sorprendido, nunca había tenido problemas con que saliera con alguien, hasta me proponía presentarme a sus amigos, y ahora...

Con olor a café.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora