Capítulo 6

318 15 3
                                    

-Es una locura Isabel, definitivamente ¡Es una locura!

-Tarde o temprano se van a enterar Carlos, y prefiero ser yo quién se los diga.

-No te van a creer, Isa.

-No me importa si me creen o no.

-Debes pensarlo bien, tienes que pedir prestado el dinero y para ello necesitas trabajar.

-¿Prestado? Dime tú ¿a quién coño le voy a pedir ese dinero?

-Isa... Necesitas pagar.

-¡Yo no quiero pagar nada! -Las lágrimas comienzan a bajar por mi cara- ¡Yo no soy una delincuente!

-Yo sé que no eres una delincuente -Carlos me abraza con mucha fuerza- y aquí estoy yo para ayudarte a probarlo... Si quieres contar la verdad, yo te acompaño.

Esa noche Carlos me acompañó, durmió en mi incomodo mueble, aunque le rogué que durmiera en la habitación y yo ocupaba su lugar, en realidad no dormí, lo que estaba a punto de hacer me dejó toda la noche pensando, amaneció y tan pronto vi el sol fui corriendo a bañarme.

-¿Lista? -Dice Carlos-

-Lista.

Nos fuimos caminando hacía la cafetería, necesitaba tomar fuerzas, necesitaba drenar energías, y sobre todo necesitaba pensar. Cuando llegamos ya había gente dentro de la cafetería... Y entre esas personas estaba el lector, como si no fuera suficiente con todos los pensamientos que tenía aparecía él, a revólverme más la mente.

-Buenos días Isabel ¿Como sigue tu hermano? -Dios mío era la hora de enfrentar todo-

-Buenos días, bien. ¿Podemos hablar un momento atrás?

-Claro, vamos. -El señor Raúl asiente confundido-

Pasamos a la parte de atrás y Carlos me acompaña, no quería estar sola.

-Isabel si necesitas renunciar por...

-Escucheme señor Raúl -Le interrumpo- tengo algo muy importante que decirle... El muchacho que robó la cafetería la semana pasada, era mi hermano...

Él niega con la cabeza y se pone una mano en la frente.

-Le juro por mis padres que me ven desde el cielo que yo no tuve nada que ver... Aunque ese día lo reconocí en seguida, yo... Yo no podía entregar a mi hermano le pido que por favor me perdone, y le pido perdón en nombre de Angelo porque yo...

-¿Por qué no me lo dijiste antes? -me interrumpe-

-Porque yo simplemente... No sabía... Como...

-No voy a denunciarte, ni a tu hermano... Al fin de cuentas tu no tienes la culpa, y él está pagando lo que tiene que pagar.

-Yo no debería decir esto, pero gracias, gracias de verdad, usted siempre ha sido como un padre para mi...

-No vas a perder tu trabajo... -me interrumpe- lo único que te voy a pedir es que tu hermano no se aparezca por aquí... Ahora retirate porque se que tienes que ir a cuidarlo.

-Muchas gracias de verdad, usted vale oro.

Él no dijo nada, pero podía notar en su cara la decepción, siempre se había portado excelente conmigo, y en verdad lo quería como a un padre, aunque no fui yo quién cometió el robo, fui cómplice, y eso debió dolerle en el alma.

Al salir, él seguía ahí... Mi lector,  estaba sonriendo metido en su libro, y con su respectiva taza de café, era increíble como podía hacer que me olvidara del mundo en segundos, era increíble el efecto que tenía en mí.

Con olor a café.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora