Capítulo 16

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La tarjeta decía lo siguiente:

"Quisiera darte todo lo que nunca hubieras tenido y ni así sabrías la maravilla que es poder quererte" -Frida Kahlo

P.D.: Sé lo que estás pensando al ver los libros, NO TENGO ESAS INTENCIONES. Busca el otro lado de la historia.

Feliz cumpleaños, te quiere. Fernando.

Casi como si pudiera leerme el pensamiento escribió esa postdata... Eso me hizo soltar una carcajada. 

Tampoco sé como supo de mi admiración por Frida, o fue solo coincidencia... Esa frase era una de mis favoritas de mi amada pintora... ESA FRASE era lo más hermoso de todo el ramo.

Me encantaban las rosas, eran 25 rosas rojas y 25 negras intercaladas, una roja, una negra, una roja, una negra... Los libros estaban desde "Pídeme lo que quieras" "Pídeme lo que quieras ahora y siempre" y "Pídeme lo que quieras o déjame" en la parte de adelante, si que era un gran regalo, podría decir que el detalle más hermoso que alguien ha podido darme.

-¿Y? ¿quién lo manda?

Estaba tan sorprendida que no pude decir nada. Solo le di la tarjeta, y seguía admirando las rosas.

-¿Fernando?... ¡EL LECTOR! -Gritó de nuevo, y las personas nuevamente la miraron-

Asentí con la cabeza todavía incapaz de decir algo.

Finalmente dije.

-No puedo creer que ese mal parido me mande un maldito ramo y no venga a besarme, a abrazarme o si quiera explicarme por qué se fue. -Incapaz de contener las lágrimas, me percaté de que el regalo no era tan lindo, tomando en cuenta que él no había ido a llevármelas-

-Pero si tu le has pedido que se vaya amiga...

Le interrumpo.

-¡Pero por su culpa!

-No. Es TU culpa.

-No, es su culpa. Lo odio, es un inconsciente un infeliz.

Cristina sonrió y suspiró.

-Ay amiga... Sabes que estás jodida y completamente enamorada cuando empiezas a decir "Es que lo odio...".

Yo sonreí entre lágrimas.

-No estoy enamorada...

Cristina me miró con los ojos entre cerrados y la ceja levantada.

-¿No estás enamorada?, claro y el cielo no es azul.

-En verdad yo... Ay olvidalo.

Ella se encogió de hombros y se llevó el ramo a la cocina.

                      ~

Cuando eran casi las cinco regresé a mi casa, esa noche íbamos a Valencia, estaba emocionada, porque por fin podría hacer algo que me gustaba y me podía olvidar del mundo, aunque fuera por unos segundos.

Hice las maletas, y mi abuela las suyas, y no preguntó por el ramo afortunadamente.

Andrea y Carlos llegaron a las seis, Andrea de exagerada, alquiló una minivan

-Que raro tú. -Puse los ojos en blanco-

-Son cosas que puedo permitirme negrita. -Soltó una carcajada- vamos, relajate que tu eres la reina hoy.

-Podíamos ir en el carro de Carlos no había necesidad de tanta exageración.

-Ahí no cabíamos todos, es más mejor cállate que te quedas.

Con olor a café.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora