Capítulo 14

286 17 6
                                    

El mundo me dio vueltas, sentí los latidos rápidos del corazón en los oídos, tenía nauseas, por mi mente pasaron tantas cosas, no sabía que hacer, no sabía como reaccionar, estaba parada en frente de él, asimilando esa confesión, asimilando la idea de que mi hermano ya no sólo era un ladrón, ahora también un asesino. Quería matarlo, quería abrazarlo... No sé como explicar y sé que nunca sabré decir como me sentía exactamente en ese momento.

Pasaron minutos, los dos de frente y ninguno decía nada.

Salí de mi estado de shock y por fin caí en sí.

-¿Con que derecho le quitas la vida a alguien? mal nacido. Me cansé de ti, me cansé de tenerte cerca, creí que podrías rehacer tu vida, pero no. ¡Eres un maldito delincuente y eso nunca va a cambiar!. Estoy harta de bregar contigo, creí que eras mi responsabilidad pero ya no, si te crees muy hombre por comportarte como te comportas pues se un hombre y cuidate tu solo. Vete de mi casa antes de que sea yo misma quien llame a la policía para que te encierren. Nunca debí sacarte de ahí, ahí es dónde te mereces estar, fue mucho peor haberte comprado la libertad, eres un maldito malagradecido, un maldito infeliz frustrado.

Angelo solo lloraba, y me miraba, aún parado en la puerta, no dijo nada. Hasta mas o menos dos minutos después fui yo quién habló.

-¿No oíste? ¡que te vayas de mi casa!

Finalmente dijo:

-Tienes razón... No tienes por qué bregar conmigo, nadie tiene el deber de bregar conmigo en realidad. Eres única y siempre te voy a agradecer como te portaste conmigo, te amo, y siempre te voy a amar. No quiero que te sientas mal por mi, me sé cuidar solo, lo único que te pido es que te cuides tú, y que no me olvides nunca.

Angelo salió, sin ropa, sin comida, sin nada. El caparazón que me había puesto para enfrentarlo desapareció y volví a ser la misma débil de siempre.

Las lágrimas se hacían incontrolables, el dolor era incontrolable, ya no sólo era cómplice de un robo y había comprado libertades, sino que también me había convertido en cómplice de un asesinato, y participé en la fuga de un delincuente, y no cualquier delincuente... MI HERMANO. El dolor que había dentro de mi se hacía cada vez más grande, la decepción que sentía era inexplicable, sentía que me estaba cayendo a pedazos, mi hermano estaba perdido y yo no podía hacer nada, esas palabras me dolieron más a mí que a él, claro que era mi responsabilidad, claro que tenía que cuidarlo, no debí tratarlo así. Quería morirme, ahora si que lo quería.

Las lágrimas siguieron corriendo hasta que caí profundamente dormida.

~

A la mañana siguiente no fui al trabajo, no tenía fuerzas ni para levantarme de la alfombra dónde me quedé dormida.

Después de llorar dos horas más, me dije a mi misma que aunque me doliera ya no podía hacer nada por Angelo, que lo único que me quedaba era rezar por él.

Aún seguía preocupada por la manera en como Angelo salió de la casa, aunque estaba decepcionada y molesta necesitaba saber si estaba bien, así que llamé a Andrea.

-¿Angelo está contigo?

-Isa...

Suspiré.

-¿Está o no está contigo?

-Sí. Angelo me contó del encontronazo que tuvieron...

Le interrumpo.

-¿Y te dijo por qué fue el encontronazo?

-Sí. Pero Isa dale la oportunidad de que te diga porqué lo hizo.

Con olor a café.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora