Capítulo 26

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Gabriel estaba parado en frente de mí con un ramo de girasoles, y un globo que decía "dame una oportunidad".

Al lado derecho estaba Fernando con "No fue nada" a todo volumen, y la camioneta de su primo decía por todos lados "¿Te casas conmigo?".

Juro por Dios que estaba blanca como un papel, no sabía que hacer ni que decir, yo solo quería que el mar me tragara de la vergüenza que tenía.

Estaba fría, congelada, no sabía que hacer ni que decir... Andrea se paró a mi lado y dijo:

-¡Di algo mujer!

-Yo... -Digo incapaz de terminar la frase-

Fernando y Gabriel se miraban desafiantes, ninguno se daba por vencido ninguno se iba. Me miraban, se miraban, me miraban, se miraban... Ninguno hablaba. Lo único que se oía eran las risas y los comentarios de las personas, la brisa y el mar. Finalmente Gabriel habló:

-¿Te vas a casar con alguien que te dejó por su ex?

¡Y dió en el clavo! Gabriel tenía razón.

La cara de Fernando estaba de foto, la rabia y los celos se le notaban a leguas. Eso me agradaba.

-La que tiene que decidir es ella. -Dijo Fernando sonriendo- no tú.

Yo aún seguía sin decir nada. No sabía a quien decirle que sí. Si le decía que sí a uno, el otro terminaría mal... Y yo al único que me moría por decirle que sí era a Fernando, aunque la idea de "casarnos" no se me hacía para nada agradable.

Inmediatamente las personas de la playa comenzaron a gritar:

-¡Décidete!

-¡Dile que sí al de las flores!

-¡Vete con el de la camioneta!

-¡Déjalos y te vienes conmigo!

-¡Régalame uno a mí!

Aún parada en frente de ellos, me hacían reír mucho los comentarios de la gente. Finalmente me armé de valor y dije:

-Tú. -Señalé a Fernando- después que me dejas por una enferma mental vienes aquí con tu cara muy lavada a pedirme qué ¿que me case contigo?. No que va, entonces cada vez que a la niña le den ataques depresivos el señor me pide el divorcio, olvidalo.

Gabriel estaba sonriendo como un niño cuando hace una travesura. Y Fernando no decía nada.

-Y tú. -Señalé a Gabriel y suspiré, mi voz con él era mas suave- te quiero y eres importante en mi vida, pero solo podemos ser amigos, eres bello y estoy segura de que cualquier chama se fijaría en ti... Perdón.

Gabriel sonrió y dijo:

-No te preocupes, entiendo.

-¿Y yo? -Pregunta Fernando-

-¿Tu qué? -Había cambiado mi voz nuevamente-

-¿Que va a pasar conmigo?

Estuve a punto de rendirme y decirle que lo perdonaba, pero recordé aquella noche que me dejó por Mariana, y los celos y la rabia hablaron por mí.

-Caracas no está muy lejos. -Sonreí levantando una ceja-

-Ya va Isabel... -Interrumpe Andrea- ¿por qué no se puede quedar?

¡Ya decía yo, Andrea estaba detrás de todo este show!

Le lancé una mirada fulminante.

Con olor a café.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora