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Entonces fue cuando se enteraron de la cantidad de tiendas que había creado, unas 34 en total, que tenía repartidas por todas las ciudades más importantes del país; incluso estaba preparándose para abrir otra en Nueva York. YiBo le miró pensativo:

-¿Crees que era necesario abarcar tanto? Ni mamá ni yo queríamos eso; apenas estabas en casa y era más importante para nosotros que lo hicieras, que fuésemos una familia unida. Ella se casó contigo, no con tu dinero. Sabes muy bien que nunca le importó pero, te dejaba hacer lo que parecía que era lo que más te gustaba y nunca te lo reprochó.

El tono que empleó su hijo al decirle eso hizo que el Sr. Wang desviase la mirada sujetándose la cabeza entre las manos compungido.

Zhan y Meilin se sintieron incómodos por lo que ella medió inmediatamente.

-Eso no importa ahora; el pasado, pasado está y lo que nos interesa es el presente. Tenemos que ayudar a tu padre y, puedes estar seguro de que, de ahora en adelante, las cosas van a cambiar, y mucho.

Zhan también habló para despejar un poco la atmósfera tan cargada que se había formado en aquella habitación.

-Yo pienso que, lo más importante es que, exista una manera segura y legal de deshacer la sociedad de tu padre con el Sr. Xiang, haciéndole firmar algún acuerdo, algún documento en el que se comprometa a saldar la deuda y a alejarse después dejándoos tranquilos. Si eso es posible, del resto nos podemos encargar fácilmente sin que el socio se dé cuenta de nada.

-¿Qué piensas papá?, le dijo YiBo más tranquilo y metiéndose de lleno en el problema.

-Sinceramente, no lo sé. Este hombre me buscó con algún propósito oculto que tal vez no dependa de él, sino de los socios que tiene y que no deben ser gente de fiar. Si le amenazan o le presionan, no creo que quiera irse tan fácilmente.

-Pero, si tú dejas de ser el hombre influyente y poderoso que eres en el negocio de las antigüedades, ya no le servirás para nada, añadió Meilin, y, con tal de cobrar su dinero creo que firmará lo que sea para buscarse a otro, ¿no te parece? Yo necesito muy poco para vivir, ya lo sabes y, creo que va siendo hora de que pienses en llevar otra vida más sencilla y tranquila. Con que te quedes con dos o tres de las tiendas para satisfacer tu pasión, es más que suficiente. Venderemos este caserón en el que nos sentimos demasiado solos, sobre todo yo, y nos instalaremos en un lugar más modesto, tal vez en la casita de mis padres al lado del mar. Siempre te ha gustado estar allí, disfrutabas mucho cuando íbamos de vacaciones. La remodelaremos, la ampliaremos un poco para cuando vengan los chicos a visitarnos y, asunto arreglado.

YiBo sonrió mirando a Zhan que le devolvió la mirada ruborizándose. Luego, ambos pusieron los ojos en su padre que se levantó para abrazar a su esposa visiblemente emocionado. Se sentó a su lado y después pasaron a tratar el asunto de la deuda, que ascendía a unos cuatro millones de yuanes y a la aportación del socio.

El Sr. Wang lo tenía todo almacenado en una nave industrial situada en las afueras de Beijing, no había vendido nada, ni lo había metido en sus tiendas; ni siquiera se había molestado en verificar todos los artículos pero, los que vio, no sabría decir si eran o no auténticos o unas falsificaciones muy bien hechas. Eso no era un problema para ellos porque, podían acudir a los laboratorios que conocían para que hicieran las pruebas químicas oportunas para confirmarlo. Si eran robados, también podían saberlo acudiendo a la policía especializada en este tipo de delitos y solicitar los listados y toda la información al respecto y devolverlos a sus legítimos propietarios sin que se enterase nadie más.

A ninguno le venía de nuevas esto, sobre todo a su padre ya que, a lo largo de su larga carrera como anticuario, se había encontrado con alguna que otra sorpresa de este tipo cuando alguien venía a ofrecerle algún articulo sin ningún justificante de compra o propiedad.

Zhan y YiBo tenían menos experiencia porque, al trabajar para Sotheby's, eran los empleados administrativos los que se encargaban de todos esos trámites pero, conocían el protocolo y también tenían acceso a esos datos policiales si los pedían.

Todos suspiraron casi a la vez; era un trabajo enorme el que les esperaba por delante pero, no había que desanimarse tan pronto y siguieron hablando.

-Yo había pensado en una cosa para empezar, dijo Zhan y todos le escucharon atentamente. Como tu socio no tiene mucha idea de antigüedades ni le interesa, según me ha contado YiBo, podemos buscar los equivalentes a su depósito entre tus tiendas, donde todo es legal y con los papeles en regla; es decir, si él sabe que te entregó una mesita baja, o un jarrón, o una pintura porque supongo que lo tendrá anotado en alguna parte para rendir cuentas a quien sea, sacamos al mercado lo tuyo y lo vendemos, incluso podemos hacerlo por lotes en Sotheby's para que salgan a subasta e ir más rápido. Después, apartamos lo que hay en la nave y lo llevamos a otro lugar seguro y desconocido para él, donde YiBo y yo haremos el resto de las comprobaciones de robo o falsificación por nuestra cuenta. También podemos echar mano de algunos colegas de confianza para que nos ayuden sin dar detalles; estoy seguro de que colaborarán sin preguntas.

-Podemos vender también a particulares y coleccionistas, aunque tengas que bajar los precios para tentarles y acelerar las compras, añadió YiBo; yo tengo muchos clientes tanto aquí como en Europa y, con mi licencia de marchante, puedo hacer transacciones legales fuera del país.

-Me parece una idea magnífica, dijo el Sr. Wang mucho más tranquilo y sonriente. Si Xiang cree que estoy acatando sus órdenes, tal vez consienta en firmar un documento de cuentas saldadas hasta que se complete el total de su capital aportado. No me importaría perder dinero, hasta le pagaría intereses de demora si es necesario, lo digo muy en serio; y como yo puedo disponer de todos mis artículos como me venga en gana, no tiene nada que decir al respecto si vendo casi todas mis tiendas o las traspaso a otros colegas. De todos modos, mi parte en la sociedad es muchísimo mayor y, al final, conseguiría ganar lo suficiente para que tu madre y yo podamos vivir muy bien y sin preocupaciones el resto de nuestras vidas.

-Lo primero que deberíamos hacer es encontrar a los mejores abogados para que redacten unos contratos blindados que Xiang no pueda rechazar ni recurrir. Si es mucho dinero lo que quiere, lo tendrá, pero dentro de un límite, lo justo, sin pasarse de rosca. A cambio, deberá dejar de ser tu socio, le dijo YiBo. El lunes, cuando vayas a tu despacho, le insinúas la propuesta y a ver qué dice. Yo creo que aceptará.

Se les había hecho la hora de comer y llamó a la puerta una muchacha para avisarles. Al salir del despacho camino del comedor, estaban mucho más contentos y animados que cuando entraron. Les esperaba un largo camino pero ahora ya tenían por dónde empezar y se veía la luz al final del túnel. Meilin y su marido iban delante seguidos de YiBo y Zhan, que aun iban charlando para concretar detalles. Cuando se sentaron a la mesa el Sr. Wang ya no era el mismo de siempre, parecía otra persona muy distinta a la que YiBo recordaba; estaba sonriente, distendido, hablando muy cariñoso con su esposa y con ellos. Aun se sorprendió mucho más cuando su madre le tomó de la mano y le preguntó directamente:

-¿Y qué te parecería tener un yerno artista; un pintor moderno bastante cotizado y famoso en el país?

Zhan se atragantó con el agua que estaba bebiendo en esos momentos mientras YiBo desviaba la mirada colorado como un tomate.

Su padre soltó una risita mientras ellos seguían con la vista en otra parte.

-Se lo diré a mi hijo cuando me lo presente oficialmente.

-Confío en ti, le respondió Meilin; no seas muy duro con los niños porque se van a dejar la piel por ayudarte.

-No lo seré, descuida.

Y las muchachas comenzaron a servir la comida para que "los niños" pudiesen recuperarse del susto.

EL PINTOR DEL ÁTICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora