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 Al entrar en el hospital, el médico de guardia le preguntó por su estado de salud de los últimos días y él no sabía qué decirle; no se había quejado de nada excepto de cansancio y un poco de fatiga. Le explicó que podía ser debido a su trabajo por lo que no le dieron importancia y, tras descansar un rato, enseguida se ponía bien. No hacía más que pensar y pensar, retorciéndose los dedos por el nerviosismo mientras su madre le ponía su mano en la cara. Este contacto hizo que la mirase echándose a llorar de nuevo sin saber qué más decirle al médico hasta que, éste, se giró hacia el corredor por donde se llevaban a YiBo a toda prisa. Zhan se levantó de un salto para echar a correr tras él pero el médico le detuvo:

-No te alarmes; lo llevan a las bañeras para sumergirlo en agua muy fría; hay que bajarle la fiebre cuanto antes y tal vez así recobre el conocimiento y nos pueda decir qué le pasa.

Luego, el doctor se hizo cargo de la situación y comenzó a hacerle preguntas para ir descartando enfermedades, empezando por las más graves como la leucemia o la meningitis infecciosa. Todo eran negativas por parte de Zhan ante la descripción de los síntomas hasta que fueron concretando algo:

Fuertes dolores de cabeza unos cuantos días atrás en los que se tomaba un par de analgésicos y decía que se le pasaban, dolores musculares que ellos achacaron a la incubación de un resfriado y que se solucionaban con un té caliente y otro par de analgésicos y, por último, se le iluminó la mente al recordar que le dolía la garganta y le costaba tragar.

El médico le sonrió entonces poniendo la mano en su hombro y dándole un apretón para tranquilizarlo; creía haber dado con el diagnostico y, aunque era preocupante, esperaba que hubiesen llegado a tiempo para solucionarlo de inmediato y empezar a ponerle una medicación tras revisar al paciente para confirmarlo: pensaba que era una infección de amígdalas y tal vez tuviesen que operarle después si no mejoraba con antibióticos, e, inmediatamente, le preguntó a él si tenía algún síntoma similar porque suele ser contagioso pero, su madre, se apresuró a contestar que no, Zhan lo había pasado de pequeño y ya estaba inmunizado.

Antes de levantarse para ir a ver cómo estaba YiBo y reconocerle a fondo, le recomendó que llamase a los padres para preguntarles las enfermedades que tuvo de niño; volvería dentro de un rato para saberlo. Después, se fue a toda prisa por el corredor por el que se lo habían llevado.

A Zhan se le hizo un nudo en la garganta mientras miraba a sus padres muy asustado. Le apenaba tener que llamar a los Wang para decirles lo que estaba pasando; a Meilin le iba a dar una crisis cuando se enterase pero su madre le tranquilizó:

-No te preocupes por eso, una madre es una madre y sabe cómo actuar. Si esperas y no le dices nada, es posible que, entonces, se enfade mucho contigo por habérselo ocultado.

Suspiró profundamente mientras su padre le pasaba un brazo por los hombros para atraerlo hacia sí:

-Puedo llamar yo si quieres, le dijo con cariño mientras Zhan esbozaba una pequeña sonrisa de gratitud.

-Gracias papá, yo lo haré, le respondió muy resuelto después de mirar la hora: las 5,30 de la madrugada.

Aspiró profundamente para llenar sus pulmones de aire y marcó. Al momento escuchó la voz de Meilin alarmada, pero se mantuvo serena:

-¿Qué pasa Zhan?

-Es YiBo; se puso enfermo, con fiebre muy alta y he tenido que traerlo al hospital con urgencia. Estoy aquí con mis padres, esperando al médico que ha ido a reconocerlo para saber qué tiene. Me ha dicho que te pregunte qué enfermedades pasó de pequeño.

Ella pareció tranquilizarse un poco y lanzó un suspiro que desconcertó a Zhan porque él estaba preocupadísimo y aun le desconcertó más cuando ella le respondió que muy pocas:

-Ese hijo mío es capaz de estar pasando ahora el sarampión o la escarlatina.

No pudo evitar sonreír levemente al escucharla.

-El médico cree que puede ser una infección de amígdalas y tal vez le tengan que operar.

-¿Lo ves?, de pequeño no tuvo ni unas tristes anginas. En algún momento le tenía que pasar algo así. No te preocupes, mañana tomamos el primer avión que salga y estaremos ahí cuanto antes. Te llamaré cuando vayamos a embarcar para que vengas a buscarnos al aeropuerto. Ahora mismo me levanto para ver si consigo hacer la reserva por ordenador y tú llámame enseguida que vuelva el médico con el diagnostico definitivo. Y tranquilízate; sé que mi hijo está en buenas manos contigo y tu familia y que harás todo lo posible por ayudarle y cuidarle, ¿de acuerdo?

-De acuerdo, y muchas gracias por ser como eres, le respondió Zhan antes de colgar, secándose después otras lagrimitas que se le habían escapado durante la conversación mientras se sentaba entre sus padres con el corazón encogido.

Una media hora después que a él se le hizo eterna, regresó el médico con una sonrisa en los labios mientras Zhan le miraba expectante y con los ojos muy abiertos:

-Amigdalitis, le respondió el doctor antes de que abriesen la boca para preguntar. He tomado muestras para que las analicen y saber de qué tipo es para ponerle un tratamiento enseguida. De momento le está bajando la fiebre con los baños fríos y eso es bueno; lo que me extraña es que no se quejase durante estos días atrás porque, este tipo de infecciones, dejan muy debilitada a la persona y con pocos ánimos para hacer nada.

Zhan negó con la cabeza:

-Se lo ha aguantado todo si rechistar, le dijo tras un nuevo suspiro; le voy a montar una buena bronca en cuanto pueda.

El médico sonrió abiertamente esta vez mientras le ponía una mano en el hombro:

-Ya tendrás tiempo, necesitará por lo menos dos semanas de reposo absoluto para estar curado, incluso si le tenemos que operar, el tiempo de convalecencia se alargará un poco más. Por lo que me has contado, ya veo que es un chico fuerte y estoy seguro de que hará todo lo posible para restablecerse cuanto antes.

-Al menos para conseguir que le perdones por el susto que te ha dado, replico su madre abrazándole mientras él reclinaba la cabeza en su hombro aun abatido pero más tranquilo.

-¿Cuándo podemos verle?, preguntó el Sr. Xiao.

-Me parece que dentro de poco lo pasaremos a una habitación, tendrá que quedarse ingresado durante varios días, según como vaya evolucionando la enfermedad; el resto de la convalecencia lo puede hacer en casa. Una enfermera vendrá a avisarles cuando esté instalado, ¿de acuerdo? Ahora tengo que irme a continuar con mi trabajo.

EL PINTOR DEL ÁTICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora