La rubia llevaba absolutamente sin hacer nada, echada en el sofá beis que presidía el centro del salón, se había despertado a las 11 de la mañana y hoy seguía teniendo sus "dias libres" después de la express escapada a Beniarres, ya mañana se pondría a trabajar duro, había comido lo que había querido y había visto cinco películas al menos, era un día de "chill out" para ella, y se lo merecía.
Sus compañeras de piso no se encontraban en casa, Eva con Hugo, Maialen con Bruno y Anaju con Alex, cada oveja con su pareja. Y ella...bueno ella allí sola, con sus palomitas y su botella de coca cola al lado...que si hubiese tenido a alguien a su lado pues tampoco se hubiese quejado, ese alguien que para ella, tenía nombres y apellidos.
Y casi como que lo había invocado con el pensamiento, porque llamaron al timbre y al abrir se encontró con un Flavio bastante sonriente al otro lado de la puerta, y ella en pijama, bata, y con la cara manchada de chocolate, en definitiva un tremendo cuadro.
-¿Que haces aqui? -Pregunte confundida, que ella supiese no le había avisado de que vendria-.
-¿No puedo venir a ver a mi no... -Y corto la frase de momento, y un color rojizo se instaló en su cara -¿A ti? -Termino preguntando-.
Yo solté una carcajada y la miré con la ceja alzada, iba a hacerle sufrir un poquito.
-¿A tu que? -Pregunté-.
-A ti, Samantha -Respondió aun mas rojo-.
-Anda pasa, pasa, que estas mas rojito que el cuadro de alli -Dije señalando un cuadro de mi salón -No hay nadie, estan todas fuera-.
-Me lees la mente -Afirmo riendose y se giro hacia mi-.
-Vaya desastre tienes aqui montado -Dijo recogiendo algunas latas de coca cola que había por el sofa-.
-Oye, a criticar por esa puerta -Respondí riendome y recogiendo un poco el salon-.
Recogimos entre piques, forcejeos que acababan en abrazos y en mimos, y nos sentamos el sofa.
Pasamos la tarde alli, sin hacer nada, practicamente lo que llevaba haciendo durante todo el dia, pero la verdad era que, no me cansaba de hacerlo. Cenamos lo primero que pillamos por casa y recogimos un poco la cocina.
-He estado todo el dia sin hacer nada -Le informe con mi cabeza apoyada en su pecho mientras el enredaba sus manos en mi pelo-.
-Me he dado cuenta -Respondió riendose-.
-Gilipollas -Bromeé dandole una palmadita en su hombro -Bueno cuentame, ¿que tal hoy?.
-Cansado, pero bien, hoy tenia clases mas tarde entonces tampoco me he pegado el madrugon del siglo, con los niños todo bien, nada fuera de lugar, luego he ido a comer con algunos compañeros y hasta ahora -Dijo bajando su cabeza y dejandome un beso en la cabeza -Que estoy mejor que nunca -Consefó-.
-Que mono.
-Bueno, tambien te queria proponer otra cosa... -Dijo nervioso-.
-Claro Fla, dime.
-Estamos a lunes, esta semana vamos a estar a tope de trabajo y no nos vamos a ver casi, asi que he pensado que podemos cenar fuera el sábado, tu y yo -Propuso-.
-¿Una cita? -Respondi con chuleria-.
-Lo que tu quieras que sea ¿quieres venir a cenar conmigo?
Hoy la chica se habia empeñado en ponerle mas nervioso de lo habitual y de sacarle de quicio.
-¿Tu lo tomas como una cita? -Respondi intentando aguantar la risa mordiendo mi labio inferior-.
-Que pesada con la cita.... Si Samantha, una cita ¿Quieres o no? -Pregunto otra vez y yo me rei y le agarre de los mofletes-.
-Claro que quiero cenar contigo Flavio, es que estas muy mono cuando te pones nerviosito.
-No me pongo nervioso -Respondió subiendo firme la cabeza-.
-Ya.... ¿seguro? -Dije acercandome a su cara y mordiendole su labio inferior con sensualidad-.
-No juegues... -Aviso señalandome con el dedo-.
-Valeee -Respondi con una sonrisa separandome de el-.
-¿Pedimos algo de cenar? -Propuso-.
Pedimos unas hamburguesas de un bar que nos gustaba mucho a los dos, y no tardaron ni quince minutos en llamar al timbre, saque dos cervezas del frigorifico y nos sentamos en la mesa a cenar.
-¿Como estas? -Me pregunto y se que no era una pregunta para que le respondiera "bien o mal" -Y quiero la verdad.
Deje la hamburguesa a un lado y bebi de mi cerveza, lo mire, suspire y empece a hablar.
-Bueno... podria estar peor, siempre se puede estar peor, no me lo quito de la cabeza Flavio, es dificil... -Respire un momento y segui -A veces me despierto y pienso que ha sido una pesadilla, pero no, es la verdad. Mi padre siempre ha sido lo mejor que he tenido en mi vida, siempre he imaginado a mi padre viendome crecer y alegrandose por mis metas, el que me llevaria de brazo al altar si algun dia me caso, al que mis hijos llamarian abuelo, y eso ya nunca va a suceder.
El no dijo nada, me miro preocupado.
-Pero no te preocupes por mi, es algo que tengo que superar, tarde o temprano.
-Si me preocupo por ti, porque me importas y quiero que sepas que voy a estar contigo en todo esto y en lo que venga -Se sincero y a mi se me ablando un poquito el corazon-.
-Gracias.
-No me des las gracias nunca, estamos para esto ¿Sabeh? -Dijo-.
Seguimos comiendo y hablando de otros temas, Flavio tampoco queria hablar mas de este tema porque sabia que me hacia sentir mal, pero el siempre iba a estar, y no lo sabia porque el me mo dijese, lo sabia porque me lo demostraba.
-Bueno y tu ¿como llevas lo del concierto? No te he preguntado desde el dia que me lo dijiste -Pregunte interesada-.
-Estoy cagado -Me confesó-.
-No lo estes, va a salir estupendamente y yo voy a estar alli para ti.
Recogimos la mesa y entre los dos fregamos los pocos utensilios que habiamos utilizado para la cena.
-Samanthi... ¿Te puedo llamar asi?
-Llamame como quieras -Respondi riendome-.
-Me voy a ir ya, que mañana tengo responsabilidades -Respondio-.
-No quiero que te vayas -Dije yendo detras de el con un puchero-.
-Samanthi no me pongas esa casa.
-Ven- Dije atrayendolo hacia mi y poniendo sus manos alrededor de mi cintura, provocando asi un abrazo entre ambos-.
Nos quedamos asi menos tiempo del que me gustaria.
-Gracias por venir, lo necesitaba -Dije separandome del abrazo y dandole un beso en la mejilla-.
-Gracias a ti por todo -Dijo dandome un casto beso en los labios-.
El salio por la puerta y yo cerre entrando de nuevo al piso con una cara de tonta que no podía con ella, me estaba ilusionando con el, y ya no tenia miedo, porque lo estaba conociendo, sabia sus intenciones y me gustaba, me estaba pillando de el y no me importaba hacerlo, me merecia ser feliz por una vez en mi vida.
Por la parte del moreno, este entraba sonriente a casa y pensaba que podria quedarse a vivir en la risa de la rubia, porque le encantaba y porque ojala que lo suyo tuviese futuro y lo iba a tener, tarde o temprano, eso el lo tenia seguro, pero mientras tanto iba a disfrutar del camino que la vida le estan a regalando junto a la valenciana.