A la mañana siguiente me desperte con un dolor de cabeza increible, y me arrepentí de todo lo que había bebido la noche anterior, aunque sabía que el pensamiento de "no voy a beber más" no se iba a cumplir, porque esa misma noche íbamos a salir.
Mire a mi lado de la cama y la encontré vacía, Anaju se habría levantado ya, pero yo no tenía fuerzas ni para ponerme de pie. Con mucha fuerza de voluntad conseguí levantarme, asearme un poco y baje las escaleras hasta el comedor, donde me los encontré a todos desayunando en la mesa de la cocina.
-Buenos días, creía que te habías muerto illa -Dijo Hugo en forma de saludo-.
-Buenos días a ti también Hugo, eres la persona más bruta que he conocido -Dije sentándome entre risas en aquella mesa-.
-Titi, ¿no vas a desayunar? -Dijo Maialen-.
-Como le meta algo a mi cuerpo, vomito -Le respondí-.
-Toma -Dijo Flavio acercándome un zumo de naranja-.
Me quedé alucinando por su gesto, yo y todos los presentes en aquella mesa.
-Gracias, pero...
-Pero nada, tienes que tomar algo.
No tenía ganas de discutir, así que me lo bebí sin rechistar. Ese día algunos se habían ido al campo, otros a visitar pueblos pero Anaju, Flavio y yo, nos habíamos quedado en casa, me sorprendió que Flavio se quedase, pero tampoco le di mucha importancia, el tampoco era de hacer muchos planes fuera y la verdad que aprovechar aquella piscina, era un chollo.
-Sam, te estás quemando ¿te echo crema? -Dijo Flavio, sorprendiéndome de nuevo-.
-Lo que quieras -Respondí, sonando demasiado borde-.
Mi tono de voz y forma de hablar le importó poco porque a los cinco segundos noté sus manos en mi espalda y mi cuerpo reaccionó ante el, como siempre hacía, y al menos, por esos minutos, me decidí a disfrutar de su contacto.
Sobre las siete de la tarde decidimos irnos a ducharnos, los otros estarían al llegar y contra más duchas libres dejasemos, mejor, más rápido iríamos. Ese día íbamos a salir de fiesta.
...
-Pero bueno, madre mia, lo guapas que sois -Dijo Nia cuando Anaju y yo bajamos las escaleras-.
Eramos las ultimas, como siempre, pero habia merecido la pena, me gustaba como iba, un vestido negro pegado al cuerpo, con escote pronunciado, unos tacones de aguja plateados y negros, me había planchado el pelo y me había maquillado, pero sutilmente.
Decidimos ir a un pub que estaba cerca de nuestra casa, porque no queriamos coger coches, ibamos a beber todos, y eso que seguiamos de resaca del dia anterior, pero bueno, estabamos de vacaciones.
Bebimos y bebimos, mucho, todos, y ninguno quería parar, hasta el punto que estabamos todos en mitad de la pista, siendo el centro de atención de todos los guiris que había allí, que nos miraban flipando por la situación, normal.
-Ese vestido... -Dijo Flavio agarrandome por la cintura-.
Llevaba toda la noche detras de mi, y para que negar, yo tampoco me había reprimido mucho hacia el, me gustaba su contacto y lo que era peor, me estaba calentando y mucho y sabía que esto no iba a acabar bien porque los dos ibamos bastante borrachos y esto solo podia terminar de una forma.
-¿Que le pasa? -Le dije-.
-Te queda bien, pero quedaría mejor en el suelo de mi habitación -Susurro en mi oido, dejando un beso humedo en mi cuello-.
