21. Te quiero

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Les dimos la vuelta los dos a la vez, pero yo cogí el predictor de las rayitas y con los nervios no sabía si era positivo o negativo. Mi mente en ese momento colisionó bastante y me quede totalmente en blanco, mirando aquel predictor que no entendía.

-¿Una rayita que mierda significa? -Le pregunte a Flavio que miraba el otro predictor-.

-No estas embarazada Sam -Me dijo mirandome y yo le mire con los ojos como platos-.

-Ha sido solo un susto -Dije rompiendo a llorar debido a los nervios del momento-.

-No ha pasado nada -Dijo dejando el predictor en la taza del vater para venir a abrazarme-.

-¿Que hubiesemos hecho? -Le pregunte directa separandome de el-.

-No lo se Samantha, no pienses en cosas que no han pasado -Dijo acercandose de nuevo a besarme -Te quiero, y hubiesemos hecho lo mejor para nosotros.

                               ...

Despues de aquel susto habiamos pedido de cenar, ya que se habia hecho demasiado tarde como para hacer la cena nosotros. Teniamos el estomago un poco cerrado aun pero comimos lo que pudimos, recogimos el salon y nos fuimos a la cama. Decidimos no decir nada de esto a nadie, al fin y al cabo no habia pasado nada, no queriamos preocupar a nadie, yo iria al ginecologo y ya esta, para descartar posibles problemas.

Al día siguiente, domingo,  decidieron todo el grupo ir a casa del novio de Nia, Jesús, allí iban a estar sus compañeros de piso que para nada le caían bien a ella, pero quería pasar un rato con sus amigos así que aceptó.

La noche se estaba haciendo interminablemente larga y me estaba sintiendo muy fuera de lugar y muy intimidada por uno de los amigos. No entraba de ninguna forma en la conversación y me quería de ir de allí ya, Flavio pareció notarlo.

El chico ese me miraba de arriba a abajo, desde luego me estaba haciendo un repaso bueno, yo le evitaba la mirada pero no paraba de buscarme y nadie parecia notarlo, menos una persona.

-Nosotros nos vamos ya -Dijo Flavio levantandose al ver que estaba realmente incómoda y no paraba de hacerle gestos con la cara-.

-Y yo que creía que esta noche te quedabas aqui rubia -Dijo el chico pasado de copas -Y te vas con el mindundi este.

-David, para ya -Le dijo Nia-.

Flavio me rodeó la cintura y salimos de aquella casa maldiciendo cosas en voz baja.

-Que fuera de lugar me he sentido Flavio, gracias por sacarme de allí -Le agradecí cuando cerramos la puerta de aquel piso-.

-Era insoportablemente idiota -Dijo refiriendose al chaval ese-.

-Lo era, si -Suspiré apoyándome en su hombro -Hay algunas veces que soy super extrovertida y no me cuesta relacionarme con la gente, pero te juro que en ese piso me he sentido la persona mas vulnerable.

-No eres vulnerable -Me recriminó dándome un beso en la sien-.

-Me he sentido como un trozo de carne, Flavio ¿tu has visto como me miraba? -Le pregunté mientras seguíamos andando-.

-Claro que lo he visto, y te he visto sentirte muy incómoda, ha sido una de las razones por las que te he sacado de allí -Dijo rodeandome ahora por los hombros-.

-¿Una de las razones? -Le pregunté sabiendo sus intenciones-.

-Si, una, porque la otra era irme contigo, a solas -Dijo tranquilo-.

-¿Vamos a mi casa? -Le pregunté cuando llegamos a nuestra calle-.

-Yo me voy a mi casa -Dijo serio y luego rompió a carcajadas-.

-Eres gilipollas chaval -Dije dandole un empujón en el hombro, y después lo cogí de la camiseta y lo entre a mi portal, quedando a centímetros del otro-.

-¿No es que querías irte a tu casa? -Pregunte cerca de él-.

-Lo he pensado mejor -Dijo tirandose a mi boca-.

Subimos a mi piso, nos quitamos la ropa rápido, no nos hacían falta prenilinares y ambos queríamos ir al grano directamente y entre besos, caricias y orgasmos nos perdimos en las sábanas de mi cama como tantas veces hacíamos, pero con otro pensamiento, yo creía que antes, hace un mes, no iba a volver a confiar en él, solo teníamos sexo por necesidad, ahora es por necesidad y porque se que estoy aprendiendo a confiar en él y que más temprano que tarde, seré capaz de decírselo, pero por ahora, lo único que quería decirle era lo que sentía y estaba harta de callarme, lo quería gritar a los cuatro vientos.

-Flavio -Le dije cuando nuestras respiraciones volvieron a la normalidad y ambos nos encontrábamos tumbados boca arriba.

-Dime -Dijo girando su cuerpo aun desnudo para quedar cara a cara conmigo mientras me apartaba un mechon de pelo que caia por mi cara-.

-Te quiero -Dije segura y mirandole a los ojos-.

Sonrío tanto que se le achinaron los ojitos y parecía que no veía, y yo me moría de amor por él y con él. Posó sus manos en mi cintura aún desnuda y se acercó a mi para darme un beso en la frente.

-Yo tambien te quiero, bonita.

-Te lo he dicho porque lo siento, y porque quiero gritarlo a los cuatro vientos -Dije posando mi mano en su mandíbula-.

-No quiero que me des explicaciones de nada, quiero que te dejes llevar y que me hayas dicho esto es más que suficiente para mí.

-Te quiero -Volví a decir segura, acariciandole la mejilla, pasando por toda su mandíbula-.

Él se acercó a mi y me cogió de la nuca para atraerme más hacía el, me dió un pequeño pico y yo me lancé a sus labios, nuestros labios se volvieron a fundir, pero esta vez, en uno de los besos más bonitos y sinceros que me habían dado nunca. No era desesperado, era tranquilo, como si quisiéramos memorizarnos a ambos y eso era precioso.

-Te quiero muchisimo -Dijo cuando nos separamos-.

MI REFUGIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora