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(t/n) había despertado, los párpados que se encontraba abiertos lentamente se volvieron a cerrar, sentía una presión en su pecho y una sensación incómoda. estaba agitado. el corazón marcaba un paso desordenado y todo a su alrededor se sentía lejano.

miró a los lados, buscando algo, cualquier cosa. la opresión y agitación se instruyeron por un segundo al ver el adorno que alguna vez había sido hermoso, movió su pierna debajo de las sábanas. inquieto. jadeando alto, con una desesperación que acrecentaba y enloquecía.

la habitación parecía asfixiarlo.

mantuvo la seguridad de las sábanas sobre sus hombros, el más ligero lo llevó consigo y con los pies descalzos salió de la recámara, buscando a alguien, quién sea.

era un fuerte sentimiento de no querer estar solo, no ahí, en la habitación en la cual se podía retratar con detalles cada día de horrores pasados, tampoco en pasillos oscuros que solo arrastraban su mente con recuerdos esporádicos a los cuales trataba de no sucumbir.

él ya no era ese pequeño niño, aunque tampoco era mejor; seguía siendo un débil chico que debía someterse ante otros. ¿por qué los buscaba tan exasperado? ¿por qué seguía tan asustado? ¿por qué quiere recurrir a quienes están jugando con él?

quizá, porque eran los únicos que estaban cerca y podía aferrarse a ellos para recordar que no estaba en ese hogar de olor podrido. podía sentir los toques sobre su piel y eso lo llevaba a detenerse y arañar cualquier parte de su cuerpo.

no estoy ahí, no estoy ahí. no puede lastimarme.

se repetía, intentando entrar en razón y seguir, llegó a las escaleras y ellos se encontraban sentados hablando acerca de algo. a (t/n) no le importaba los regaños que recibiría, en lo absoluto, con tal de escuchar sus voces podría mantener la cabeza en su lugar.

se apoyó en la baranda y comenzó a descender, captó rápidamente las miradas afiladas y hubo silencio, en verdad, necesitaba algo para saber que está era su realidad.

y a mitad de camino, se detuvo, la escena se distorsiona ante sus ojos y los cierra para evitar mirar lo que yace como la memoria más arraigada de su infancia. cubre sus oídos y deja caer lo que estuviera sosteniendo, apreta los dientes y la escena sigue transcurriendo.

la bella cabellera que tanto admiraba se encontraba regada sobre el suelo, los llantos y risas hacen eco en un sepulcral mutismo, el choque de la piel y torturas que lo obligaban a presenciar desde la impotencia de una escalera. apretando su cuerpo para mantenerlo frente al abuso, observando la brutalidad humana. gritando hasta que su garganta se quemara, rogando que la dejaran aunque las risas intoxicadas no dejaban lugar a sus lamentos. era una humillación aprobada por su progenitor, mientras que el envenenado juicio de la mujer se sometía.

su mente había jurado olvidarlo, dejar ese tormento en el pasado. el mal sueño revivido frente a aquellos que también lo torturaban.

su vista se enfocaba y solo distinguía las hebras castañas a su lado. lágrimas descendían pero no había sollozos escandalosos, solo era una sombría expresión con gotas de cristal diluyendo su forma en las mejillas. se sentía débil, no obstante sabía que eso no era nuevamente real.

no podía serlo.

no cuando era sostenido con unos aires de protección, no cuando un sombrero se colocó sobre su cabello y mucho menos cuando las voces lo llamaron con cuidado. no estaba con él, su padre y visitantes no volverían a su vida, su madre tampoco; eran esos vampiros que extrañamente lo trataban con amabilidad.

inaudito o no, lo aceptó, aclarando la mirada en la que perduran y distinguiendo las extravagantes cabelleras.

aún podía ver las botellas rotas en el suelo, aunque no estuvieran ahí. la fría mano que sostenía su palma apaciguó su desgarrado respirar.

hablemos sin pensar (Diabolik Lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora