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"La-Laito" gimió, volviendo a ser levantado por los aires por las firmes manos que envolvían su cadera, siendo éstas lo único cercano que tenía el chico para convencerse de que no perdería la cabeza.

"¿heh, heh?" pregunta con gracia, sin dejar de alzar al niño con diversión "¿acaso (t/n)-chan acaba de llamarme?" Laito rió con más ganas, su hermosa sonrisa se mostraba con una alegría genuina.

(t/n) no los solía llamar a ellos y las raras ocasiones en las que iniciaba la conversación en realidad no los nombraba, en una ocasión incluso pensaron que había olvidado sus nombres, después de aprender modales básicos con Reiji la situación no mejoró; 'disculpa' parecía ser el nombre de todos. así que, por supuesto, era un logro robar de sus labios tu nombre sin honoríficos.

el chico asintió, sus ojitos suplicantes se dirigieron a los de Laito, pidiendo entre giros que se detuviera, la oscuridad que yacia desde su frente hasta las mejillas lo hacían ver un poco enfermo; estaba mareado, muy mareado. Laito se apiadó de (t/n), llevaba un tiempo considerable haciéndole eso al pobre niño que parecía tener los órganos revueltos.

comenzó a detenerse gradualmente, para que al bajarlo besara su mejilla y después hiciera a sus pies tocar el suelo. el firme agarre de las caderas no se desvaneció al sentir que el niño realmente se caería si lo dejaba por su cuenta, solo una de sus manos serpenteo por su espalda hasta llegar a la desordenada cabellera, permitiendo que se incline hacia su pecho para descansar.

"(t/n)-chan, ¿fue demasiado?" tararea, acariciando el cuero cabelludo, enredando su dedos entre los hilos de seda, tan bien cuidados volviéndolos suaves al tacto.

"mmm..." lo escucha evaluar la situación, moviendo un poco la cabeza hacia la derecha "solo un poco..." dicta con tono bajo, recuperado casi por completo del caos mareado que era su cabeza.

la situación inicio cuando fue imprevistamente levantado por Laito, girando con él, primero fue un poco divertido pero la cabeza comenzó a dar vueltas, después el incautó (t/n) fue alzado por los aires; el vértigo llegó casi al instante y se agravó ante los recurrentes girones que daba Laito, haciendo a la combinación mortal para la cabeza del niño.

"awwwww, no importa como lo vea, rollo de leche es tan lindo que siempre quiero molestarlo" dice en su tono meloso habitual, inclinándose para poder sentir el aroma a miel y flores que desprendía la cabellera esponjosa "(t/n)-chan" llama con un toque de cariño.

"¿uhm?" emite con tranquilidad, enredando sus brazos alrededor del otro.

"¿te gusto ahora?" está frase iba relacionada con una broma que se volvió cotidiana en la mansión.

(t/n) sabía bien que era una broma hacia su vieja forma de hablar, los hermanos Sakamaki habían comenzado a recordar con frases parecidas esa vergonzosa forma de expresarse; me gustas, no me gustas.

lo sabe, pero en lugar de ponerse tímido y sentir vergüenza por la referencia, trazó una respuesta inmediata, alegre y eufórica "sí"

a Laito se le escapó el aliento, estaba seguro de que la respuesta sería esa, pero incluso si lo sabía de antemano, se sorprendió. por un momento incluso se sintió un poco intimidado por la inocencia y firmeza de esas palabras, además de esa chispa de emoción en la vocecita del niño.

Laito sintió como si fuera apuñalado por una estaca de madera. sus mejillas se tornaron rosadas y antes de que (t/n) pudiera alzar la cabeza el hundió su rostro en esas hebras desordenadas, intentando esconder su tonta reacción.

"¡Laito realmente me gusta!" repitió, un poco más alto, apretando sus manos que mantenía alrededor de Laito.

oh, dios mío, detente. causaras un desastre.

si era sincero, Laito había pensado hacer que diga esas palabras cuando tuviera al chico entre las sábanas y llorando por él, esa escena sería muy excitante, pero contrario a sus predicciones y fantasías éstas palabras solo lo derritieron por completo, haciendo que olvide toda la lujuria que podría desembocar una declaración así.

"a mí... también me gusta (t/n)-chan" no sentía ser él mismo cuando recitó esas palabras con timidez y cuidado, envolviendo por completo al chico entre sus brazos, estaba completamente derrotado, incluso lo hizo olvidar su naturaleza solo para mantener ese pequeño cuerpo más y más cerca.

una escena extraña para algunos y tan cálida para ambos protagonistas.

Reiji, quién se encontraba en la mansión, completamente ajeno a todo, sostenía entre sus pálidos dedos el teléfono que hace mucho había finalizado con la llamada, su entrecejo completamente fruncido y apretando la mandíbula ferozmente, mientras mascullaba maldiciones dirigidas al hombre que llamó.

una mujer de cabello rubio se asomó hacia el lugar de dónde provenía esa aura de profundo odio, estaba preocupada por el vampiro pero esa inminente ira que era casi palpable en el ambiente la hizo retroceder, se escabulló como un ratón hacia su habitación antes de ser vista. respiró profundamente, abrazando sus rodillas y sabiendo que era mejor no entrometerse en situaciones que no le correspondían.

hablemos sin pensar (Diabolik Lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora