hablemos sin pensar (Diabolik Lovers)

(18)

"ya era tiempo que despertaras"

jadeo. el cuerpo se encuentra entumecido y la cabeza vibra entre giros dolorosos.

"¿te duele, heh? ja, simplemente deberías comer" aconseja con vanidad, sonriendo al mismo tiempo. no había preocupación en su rostro, nada de ello, solo quería seguir intimidando al chico.

no habló al respecto, desvió la vista y se recostó. el vampiro chasqueó la lengua, se acercó a la cama y tiró fuerte del niño.

"no he dicho que te duermas" la mirada inquisitiva del humano se desvaneció al volver a sus sentidos, lo entendía, por supuesto, pero se sentía aún cansado y desganado.

"sí, como diga" balbucea, esperando perder las últimas reservas de fuerza que le quedaban.

se había desmayado antes y a ellos parecía no importarles. no desea su preocupación, pero no llevarlo a un médico pronto podría resultar fatal para ambas partes, unos se quedarían por un largo periodo sin banco de sangre y el otro perdería la vida. por supuesto, dialogar con el segundo hermano acerca de ello era recibir unos largos regaños y ser utilizado como persona de prueba para sus experimentos... aunque, realmente necesitaba consumir vitaminas para no perder la cabeza.

"parece que estás muerto"

siento que cada día muero entre sus garras.

"ore-sama no beberá de ti, te ves horrible" chasquea la lengua, empujando sin cuidado a (t/n) nuevamente sobre la cama, desapareciendo en el acto.

los ojos ruedan hacia el pequeño objeto con pegamento seco que deforma su figura, la diminuta decoración brillaba ante la luz de luna, la cual se filtraba por la ventana escasamente abierta pero... incluso si su esperanza muerta es iluminada, eso no logra reconfortarlo.

duele. algo muy dentro suyo se sigue quebrando con el pasar de los segundos, a cada minuto, cada hora. sabe que en algún momento será destrozado, y aunque recoja sus piezas, aunque las una sin cuidado... volverá a caerse, destruirán lo que intenta mantener de pie, recayendo en el círculo vicioso de proteger y reparar que nunca fue efectivo. todo hasta que los fragmentos se vuelvan polvo y el viento letal lo arrastre sin poder luchar en su contra, dejándolo impotente y solo.

quiere llorar. nuevamente quiere llorar escandalosamente, sin reprimir su garganta y el ruido que desea crear, sin tragarse las gruesas lágrimas que se quieren formar.

quiere destruirse, quiero romperse hasta que deje de doler, causarse tanto dolor hasta que deje de sentir. de esa forma, nada volvería a herirlo ¿verdad? porque él mismo ya lo hizo, ahora realmente no sentiría lo demás. anhela eliminar y transformar en polvo aquello que intentaba proteger, que él mismo ni siquiera sabe lo que es, está tan deforme que no lo puede reconocer. y aún así, lo quiere romper de nuevo, pisotearlo y tirarlo. dejar de recibir daños solo para preservar algo que lo atormenta.

la dualidad de sentimientos acrecenta en su pecho, en su mente, en sus brazos y piernas, incrusta sus uñas en la piel, trazando líneas rojas, ahuecando marcas horribles sobre ellas. suspira, mientras su mente es nublada una vez más. el ardor ruega que se detenga pero no lo hace.

porque está perdido y la demencia se vuelve codiciosa.