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cuando abrió la puerta solo escuchaba el goteo de su cuerpo; ropa mojada adherida a su piel y las hebras de aspecto suave enmarcando su rostro liso. no era posible que un recorrido tan breve haya provocado tales estragos. era, más bien, las consecuencias de una prolongada estancia bajo aquella tempestad.

el segundo hijo de la familia bajó las escaleras, había un entrecejo fruncido acaparando sus bellos rasgos, el paulatino movimiento de sus labios se detuvo. la mirada siempre solemne se tiñó de desconcierto, los dignos pasos perdieron la elegancia y cuando aquellas palmas lo alcanzaron hacía frío.

"..."

hay miles de falsas estrellas en sus ojos, la precaria luz que ilumina su rostro se refleja sobre las líneas de agua y, solo cuando el rojo bajo sus pestañas es expuesto, un cálido cobijo lo envuelve. sin importar el aroma que no podía ser opacado o los agravios marcados en su cuerpo. es casi reconfortante.

es llevado como una doncella, quien al ser rescatada, no se le permite tocar el suelo con sus pies y después de alejarla del peligro de la bruja, es amada y mimada porque un felices para siempre es lo único que podría significar. pero, no es un dama de cuento de hadas, es solo él mismo.

sentado en aquella amplia cama, con una suave bata de algodón, su cabello es peinado y secado por unas manos familiares y, sin embargo, tan ajenas en aquel instante. no han compartido palabras, no porque una sola mirada fue suficiente para comprender el pensamiento del otro. no. en la mansión de ensueño es mejor callar pues la verdad es difícil de afrontar, difícil de comprender.

su cabello a vuelto a su aspecto agradable de cachorro, un atributo que alegrará el día de su dueño al acariciar y admirar. lo necesita. el rostro del no humano es oscuro y el tedio en su tacto provoca un escalofrío que reprime sin dificultad. la medicina sobre la mordida y en sus brazos arruinados termina de ser aplicada. piensa por un instante que si no se hubiera negado, si no hubiera luchado, todo sería mejor. porque el recuerdo es un consuelo inútil.

acaba muy pronto y cuando se acerca al delicado rostro no puede besarlo, no puede arrullar y mentir con palabras de azúcar. el pequeño humano que teme y finge no hacerlo, parece mucho más dispuesto a ceder. está dispuesto y aquello es algo que elevaría su locura pues su aceptación era como una buena comida que ofrecen a un hambriento.... solo que este platillo ha sido recogido de la basura.

suelta su mano, contemplando como las esferas oscuras se contraen, aunque pronto vuelven a su lugar y ahora esos labios rosados están apretados en línea recta, sin expresión notable además de esa particular curva descendente en la comisura. está bien, mientras la piel vuelva al estado terso y afelpado, él puede pretender no ver el arrebato, el robo.

no obstante, tenerlo a su lado no era una opción, el autocontrol del cual se jacta se rompe y pierde ante un vistazo, no tolera tener este lienzo manchado, desea sobreponer lo suyo. recordar que este frágil humano es de su pertenencia. empero, no debe, no puede, ya que esas lágrimas hacen algo en su pecho. se limita a caminar y desaparecer.

solitario en aquella habitación, siente sus mejillas nuevamente húmedas y despierta de su estupor ante las gotas que caen en sus manos, aquellas que descansan sobre sus piernas. la lluvia vuelve a correr para él, porque su desastrosa mente no ordena los pensamientos y, vuelto a sus sentidos, es demasiado consciente de todo aquello que lo rodea.

"lo siento" gime antes de cubrir su boca, sofocado por las emociones que se desbordan como una represa fracturada.

no puede controlarlo, es difícil hacerlo ahora que volvió a probar el consuelo y afecto. es demasiado, no es suficiente. hubiera preferido escuchar su voz enojada o su tacto brusco, no la indiferencia. pudo discernir el hastío en cada una de sus acciones e incluso en sus iris, debía ser repugnante y, aún así, lo curó.

quería reír, quería llorar.

pronto se enroscó agotado, con una sábana sobre su cuerpo, sus párpados comenzaron a descender y no tuvo reparos en dormir, sin importar la lluvia o el constante suplicio de sus extremidades magulladas. por supuesto, no podía imaginar lo que estaba por acontecer.

hablemos sin pensar (Diabolik Lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora