hablemos sin pensar (Diabolik Lovers)

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balancea sus piernas en el aire, ha pasado diez minutos desde que llegó a la sala de música y el primer hijo de la familia no hace acto de presencia.

hay algo extraño que comprime su estómago, una sensación que lo hace estar inquieto. no entiende porqué aún no ha desaparecido.

se agrava cada vez que está cerca de ellos.

quiere vomitar. hay algo mal.

envuelve uno de sus brazos alrededor de su abdomen, intentando aliviar el sentimiento. escucha una breve conmoción afuera, hay una voz que reconoce y asoma la cabeza por la puerta.

ah.

la dama rubia corre en dirección contraria. solo puede distinguir su piel diez tonos más pálido, si antes era dulce y aperlada, ahora parecía nieve fresca de invierno. ella desaparece entre los pasillos, es torpe, pero rápida; acostumbrada a huir.

dirige sus orbes hasta ambos varones; Shuu y un hombre alto, muy alto, (t/n) debe alzar su cabeza para ver el rostro fruncido. por la postura de ambos era notable el disgusto.

vuelve su atención al Sakamaki, algunas veces olvida que no debería importarle nadie más. aunque ello es imposible y finge con obediencia.

"Shuu-san" lo llama, su voz aterciopelada y adormecida, el blondo ha dicho lo mucho que le gusta.

sus miradas se sostienen y Shuu parece sonreír con esa sutileza característica, a penas sus comisuras se levantan, pero es suficiente para el buen observador. ignora al vampiro impuro y camina hasta el humano.

el pequeño y dócil humano lo admira con suavidad. como una mascota que agita su cola cada vez que recibe una caricia, de pensamiento simple.

su fría mano divaga por esas mejillas sonrosadas, masajeando con la yema de sus dedos la curvatura de su rostro. desea besarlo, pues todo en él es agradable, tal cual pelaje, y esos ojitos nublados por el cariño son suficientes para querer tenerlo en su regazo.

"entra" ordena. el chico obedece de inmediato. su ira se ha esfumado, la mujer rubia abandona sus pensamientos y la presencia del molesto hombre detrás de él deja de importarle.

en la punta de sus manos puede sentir la calidez persistente, (t/n) es cálido.

ingresa a la sala, el chico se encuentra sentado con esos grandes ojos mirando sin perderse ningún detalle. la sensación es satisfactoria.

ser el mundo entero de alguien.

"¿hmm?" los gélidos labios capturan los suyos, hambriento, feroz, presionando los colmillos sobre la piel blanda con sabor a fresa.

brinda pase para él, ofreciendo lugar para la lengua y todas sus exigencias.

es empujado sobre su espalda. su corazón se dispara, pero no con bruma habitual, aquella que lo hace perder la cabeza, es una exasperante.

hiperconciente de lo que sucede, de cada roce, cada acción, cada decisión que está tomando. ya no puede culpar a la locura, ni a su cansancio, es solo él. siempre ha sido así.

cuando sus muñecas son presionadas contra una superficie, tiembla y cierra los ojos, solo para notar que esos labios saben a cobre. algo que no le pertenece.

(t/n) cede, lento pero hábil, y hay una suave risa que escapa, había olvidado ese sabor.

sangre.