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hay noches en las que despierta con una amargura implacable, un sueño extraño que lo ha dejado alienado y ansioso.

el desagradable palpitar de su corazón apresurado, martillando sus costillas como si advirtieran de un mal presagio. es incómodo. tener a Subaru a su lado lo consuela, un poco solamente, porque no puede deshacerse de esa sensación.

retiene su apetito y palabras, retrae su pierna que ha sido cubierta por medias largas y negras.

lo está vistiendo aún cuando sabe que (t/n) puede hacerlo. de todas formas, es lo último que quedaba, hasta que un broche de plata con una gema de rubí incrustado aparece en sus manos; recoge los cabellos que —inoportunos— suelen cubrir su rostro. Subaru es torpe pero consigue colocar de buena forma el accesorio con el dije de "s" grabada, acariciando el rostro pristino antes de depositar un casto beso en su frente.

(t/n) se siente insensible.

toma la mano del vampiro y la coloca sobre su mejilla, frío, no es agradable o desagradable, simplemente está frío y ya.

"te ves... bien" suelta cuando ambos caminan por los corredores, (t/n) asiente y la alienación se intensifica, intenta sonreír para él, termina por apretar un poco el agarre de sus manos.

"gracias"

descienden por las escaleras y la ve, esa dama de hilos solares con mirada gentil y brillante. el vacío se expande por todo su cuerpo. se encuentran ambos colores por un segundo, iris centellantes en rosa y oscuras capas de ébano aún más opacas, ella desvía la mirada de inmediato.

finalmente se encuentran en el último escalón, su corazón ralentiza las descargas de sangre, (t/n) saluda con una suave sonrisa y agradece el uniforme. Kanato lo había modificado por completo, se sintió cohibido cuando a penas tuvo la tela en sus manos, después se desvaneció.

pantalones vueltos un short, un abrigo más afelpados y largo, botas a juego en lugar de zapatos normales. está bien, no le molesta, es mejor usar medias largas para no exponer su piel.

se sienta al lado de la ventana, siendo Subaru quien toma el lugar a su lado, algunos de los hermanos elogian su apariencia, él forma una sonrisa sutil y agradece, hoy sus mejillas no se sonrojan.

sabe que debe ignorar a esa dama, lo hace porque no quiere problemas, no ese día.

sus ojos divagan por la ventana, siente que su interior a sido consumido y su mano izquierda está temblando, observa el cielo y piensa que las estrellas son más brillantes que otras noches.

"¿qué estás mirando, rollo de leche?" su pierna izquierda comienza a temblar como la de un conejo.

"nada en especial"

"pero estas concentrado en algo" Ayato suena exigente, su mano está sudando.

"estoy ansioso de ir a una academia" responde dubitativo.

"¿por qué? es siempre lo mismo; aburrido" Kanato parece no estar convencido.

"nunca he ido a una escuela" explica en un desliz, sus labios se cierran de inmediato y ya no hay estrellas que ver.

"¿ah? es imposible" el albino lo tomó por el brazo.

"..." (t/n) parpadea un par de veces. las estrellas no brillan "¿es?"

"¿cómo puedes no haber ido a una?" Shuu pregunta con voz ronca, quizá despertando de su siesta.

su corazón ha sido escupido. no hay respuesta inmediata y ahora solo puede ver su reflejo en el lóbrego cristal. (t/n) se siente insensible.

"dinero" los labios bermellón se abren, las palabras se ordenan al salir como el agua fluyendo en el mar "era pobre y huí de casa siendo joven, esa es la razón"

no hay ruidos externos, el motor desaparece y ni siquiera las respiraciones existen. todo se congela, ni siquiera el invierno más duro provoca esa sensación. es verdad, nunca quisieron indagar en aquel pasado, lo evitaron y cada vez que tenía esos ataques dónde lloraba sin sentido y temblaba hasta parecer demasiado frágil para tocar, solo buscaban calmarlo. no preguntaron, no estaban ahí para escucharlo, no querían porque ese chico estaba roto.

un niño roto. destrozado incluso antes de pisar esa mansión, demasiado delgado y pequeño para sus quince años, piel blanca pero enfermiza, no como la nieve sino como un fantasma. no le dieron importancia a sus actitudes, mucho menos a su pobre habla que variaba entre inentendibles formas de expresarse hasta la virtud de mostrar respeto adecuado para personas de mayor estatus social.

pero, sobre todo, a esos ojos. muertos desde el inicio, nublados y oscuros. acostumbrados.

¿acostumbrados a qué?

acostumbrados a todo, excepto al momento de ser cuidado, en ese instante se volvieron suaves y aun así seguían opacos.

"... mi vida ya fue lo suficientemente miserable antes"

¿cuánto ha sido eso? ¡(t/n)!

todo el tiempo parecía un animal asustado aunque no mostraba debilidad con ojos helados y labios rectos, a veces más oscuros pero siempre acostumbrados.

pobreza. huyó de su casa, aún cuando vives de forma infrahumana es mejor estar con alguien que te proteja, aferrarte a las faldas de tu madre; no obstante, este niño huyó.

¿cuántos años tenía cuando lo hizo?

"¿por qué te fuiste?"

fúnebre y asfixiante, los ojos clavados en el hombro del muchacho se agudizaron, el ambiente fue opresivo. (t/n) giró su rostro, un lienzo en blanco, no hay expresión en ninguno de sus rasgos. las esferas indescifrables devuelven la mirada de forma vacía.

(t/n) hoy está insensible. el auto se detiene, la luz roja no se filtra por las ventanas.

"desagradable" pronuncia, la rosa en su lengua obtiene espinas "era desagradable, no hay razón para quedarme con alguien que no me gusta, ¿verdad?" continua "¿quieren saber más?"

ese día el humano de sangre cálida abrazó el hielo.

irónico, parecía burlarse de su habla y también de ellos, no hay sonrisa para disimular el agravio que derrama, (t/n) parece tener el control.

"s...sí" Reiji maldice su propio tartamudeo.

"¿qué desea saber?" incómodo. toda la situación es absurda.

"¿cuántos años tenías?" (t/n) mira sus propias manos y toca con la yema del pulgar su dedo meñique.

"diez años"

"¿por qué... por qué era desagradable?"

"mamá" susurra, la inmaculada cabellera hermosa siempre está sucia y su corazón ha sido apuñalado "mamá se fue. él era horrible, ellos también y mamá no estaba" habla como un niño hasta que su tono se rompe al nombrarla de nuevo.

no es cómodo. la sensibilidad se ha extraviado y las iris se humedecen sin notarlo.

"¿quiere saber algo más?" alimenta su curiosidad, de otra forma lo odiarán.

silencio.

"(t/n)" Subaru sostiene sus manos, no puede verlo porque su vista está nublada por algo. parpadea y se aclara, ahora hay agua que desliza por sus mejillas, el albino las limpia por él.

no toleran esas lágrimas, por esta razón nunca debieron preguntar, no debían romper a esa débil luz. de otra forma, no tendrían nada a lo cual aferrarse.

el auto se detuvo, habían llegado.

hablemos sin pensar (Diabolik Lovers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora