23. Trato por un día.

154 17 4
                                    


Abby.



Apenas y trato de tomar conciencia, siento que todo a mi alrededor comienza a dar vueltas sin sentido, mientras que dentro de mi cabeza siento que mi cerebro retumba más fuerte que el desfile del día de gracias en el Times Square.

¿Qué demonios hice ahora?

Abro mis ojos y veo que por la cortina cerrada se filtra un poco de luz del día. ¿Qué hora será? Cierro de nuevo mis ojos para inspirar hondo y tomar fuerzas para levantarme. Me urge hacer pis.

Pareciera que estoy tratando de mover un cuerpo que no es mío, aún no puedo reaccionar del todo, pero aun así me levanto y a tientas llego al baño.

Al sentarme en la taza y hacer mis necesidades, me siento un poco mejor. Maldita sea, ¿qué demonios bebí anoche? Ni siquiera trato de pensar un poco más porque los martilleos en mi cabeza no me dejan. Termino con lo que estaba haciendo y me pongo de pie para abrir el agua caliente de la ducha. Necesito reaccionar. Espero frente al lavamanos, aferrándome a él porque siento que me podría caer en cualquier segundo, y me miro en el espejo.

Mi maquillaje se ha corrido, mis ojos lucen espantosos y creo que un nido de pájaros se ve más lindo que mi cabello en este momento. Por todos los cielos, ¡soy un asco! Sin duda necesito una ducha urgente.

Me deshago de mi camisón y mi ropa interior y me meto en la regadera. El agua caliente es bien recibida por todo mi ser, me relaja y me ayuda a despertar poco a poco.

Para cuando ya me he lavado el cabello y he enjabonado mi cuerpo, los mareos han cesado y el dolor de mi cabeza a bajado en varios niveles. Y es cuando reacciono.

Este. No. Es. Mi. Baño.

Me quedo estática por un momento y observo el espacio donde estoy. Bien, aquí está mi gel de baño, pero este no es mi baño. El piso de la regadera es de piedra fina y las puertas son de cristal totalmente transparente. Cierro la llave del agua y corro la puerta de la ducha. Hay una bata blanca colgada, la tomo y me envuelvo en ella, y sigo observando. Es un baño peueño y muy bonito. Muy sencillo pero elegante, y por los pequeños detalles me doy cuenta de que estoy en un hotel.

Seco lo más que puedo mi cabello y mi cuerpo, me lavo los dientes y salgo del baño. En la habitación están mis maletas y la ropa que traía puesta ayer.

Ayer fue mi cumpleaños, o algo así. Los chicos organizaron una fiesta para mí, ¡claro! Ahora lo recuerdo. Fue genial. Pero... ¿cómo llegué a un hotel? Además de que hoy... ¡debería estar en el almuerzo en Florencia!

¡Maldita sea, no puede ser, que se abra la tierra en este momento! No tiene que ser tan tarde, oh por favor que no sea tarde.

Corro a la ventana y abro las cortinas.

Una tranquila mañana transcurre a mis pies. Debo de estar en un quinto o sexto piso. Todo luce tan floreado y pintoresco, desde donde estoy puedo ver una cafetería que hay en la esquina, sobre la acera se lee el menú de hoy escrito con tiza en italiano sobre una pizarra. De solo leer la especialidad de hoy me ruge el estómago.

Camino hacia la puerta de la habitación y la abro. La suite no es muy grande, pero es muy bonita y confortable, y justo veo a mis dos personas favoritas en el mundo bebiendo café en la pequeña cocina.

– Buenos días, chicos. –mi voz suena pastosa y pesada. Demonios, ¿también comí clavos con grapas anoche? Ellos levantan la vista, Ted tan sonriente y Nat tan... yo cuando me vi en el espejo.
– ¡Enana! Qué bueno que despertaste, el desayuno está por llegar. Creí que no te levantarías. ¿Café?
– Con leche por favor. –respondo y me siento a su lado. – ¿Alguien podría decirme dónde estoy?
– Florencia, tienes un almuerzo en unas dos horas. –me responde Ted, dejando mi taza de café frente a mí. ¿Por qué el luce tan sonriente?
– ¿Cuánto dormí? Me siento agotadísima.
– Dormiste tus ocho horas, aunque tal vez te sientas así por todo el revoloteo de ayer.
– ¿Me pondrías en contexto? Lo último que recuerdo es que entré al Karaoke Music. –murmuro llevando la taza a mis labios. Este café me sabe delicioso.
– ¡Por supuesto! Veamos... ayer los chicos te organizaron una fiesta de cumpleaños sorpresa, bebiste demasiado tequila, bailaste, cantaste, besaste a Horan...

Golpe Inesperado [N.H.]© Parte #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora