4. Visitas.

803 70 10
                                    

Abby.

Un ligero chirrido es percibido por mis oídos, haciéndome despertar casi por completo.

Creo que no ha habido día en el que haya despertado sintiendo que descansé toda una vida. Aun siento el cuerpo pesado, pero creo que es porque apenas estoy despertando.

Permanezco con mis ojos cerrados, pero puedo saber que ya es de día, ya que siento la luz del sol a través de mis parpados y se escuchan murmuros fuera de donde me encuentro.

Después de todo lo sucedido anoche, me siento tranquila. Me siento relajada y descansada. Como si me hubiesen dado una buena noticia después de una mala temporada. Creo que es raro, pero no me cuestiono. Me siento bien, y punto.

Capto movimientos cuidadosos a mi lado, lo que me dice que probablemente una enfermera esté revisando la maquina a mi lado o quizás la línea de la intravenosa que aún tengo conectada hacia una bolsa de suero.

Abro mis ojos, despacio, disfrutando de la tranquilidad y la normalidad de escuchar ligeros ruidos que me calman.

Pero no es una enfermera a quien encuentro a mi lado.

– ¿Disculpa? –murmuro frunciendo mi ceño, tratando de averiguar quien es el chico que ha entrado en mi habitación. Él se gira a verme.

– ¡Sweetness! Buenos días. Creí que no despertarías aún. –habla animado, sin dejar caer la enorme sonrisa de sus labios. –Te traje el desayuno, tienes suerte de que convencí a Daniel de traerte algo de fuera. Mira que en este hospital parece que sirven comida para matar a las personas, no para ayudarlas a mejorar.

El chico sigue parloteando, sin dejar de hablar ni de moverse por toda la habitación. Me pone de los nervios que no deje de moverse, pero me resulta entretenido. Su estilo es bastante diferente. De hecho, todo él es diferente, contando que notablemente que es del otro bando.

– ...pero le dije que no se preocupara, que yo me puedo hacer cargo. Y no puede ser tan difícil, por favor, estamos hablando de solo venir a acompañarte a desayunar. Espero que no te moleste si comemos un poco diferente, pero...

– Espera, espera. –lo interrumpo, deteniendo por fin su interminable charla. Este chico tiene la lengua demasiado flexible. – ¿Podrías decirme quien eres y que haces aquí?

– Así que es cierto. –murmura más para él que para mí. – Bien, no te preocupes, sweetness, te acostumbrarás de nuevo a mí. –dice sin preocupación, manteniendo su ánimo al cien. –Mi nombre es Andrew Benson, pero todos me dicen Andy. Es mejor que Andrew, créeme, me consigue más chicos. –agrega guiñando uno de sus ojos claros, haciéndome sonreír sin evitarlo. –Estudiamos en la misma universidad aquí en Londres, estaba en tus clases de artes plásticas.

– Lo lamento, no lo recuerdo. –murmuro apenada. Él rueda los ojos y sonríe.

– Eso ya lo sé, sweetness, es por eso que te estoy contando de mí. Si no me recuerdas, tendrás en honor de conocerme de nuevo.

– Así que... ¿eras uno de mis amigos?

– Aun lo soy, sweetness, no me ofendas. Aunque Emily no se tomó muy bien el cómo supo que... bueno, ya sabes, que no la recordaste. Está muy triste por eso. Creo que pasó la noche con su chico. –su mueca de tristeza me dice que es cierto todo aquello.

– Lo lamento de verdad. Ayer fue... bueno, no fue el mejor día que he tenido.

– Te entiendo. Pero fue una buena noticia para todos que despertaras. Fue un gran alivio, créeme.

– ¿Y solo pasábamos el tiempo en la universidad? –pregunto con curiosidad, refiriéndome a él, la chica de gafas y yo.

– ¡Claro que no! Pasamos muy buenos momentos desde que nos conocimos. De hecho, gracias a ti, trabajo en la empresa al lado de tu bellísima madre. Mira que sentía que te debía tanto por darme un lugar ahí, pero ya no, porque esta temporada he tenido que hacer todo tu trabajo, querida.

Golpe Inesperado [N.H.]© Parte #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora