27. Una seductora delicia.

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Niall


Siento revolotear algo en mi estomago que se extiende hasta mi pecho, haciendo que mi corazón se acelere. Y es como si hubiera encendido un interruptor en mi.
La tomo con fuerza y beso con gran ímpetu su boca. Saboreo cada movimiento, cada roce, cada suspiro que sale de entre sus labios.

Ella lo ha aceptado. Me ha aceptado. Por fin.

Mis manos bajan con velocidad hasta su espalda y desabrocho su sostén sin dificultad. Su dulce boca suelta un gemido aún contra mis labios, y siento como su piel se eriza bajo mis dedos. Es toda una sinfonía de sensaciones; su cercanía, su calor, su dulce aroma, su adictivo sabor, su piel ardiendo bajo mi toque...

Los tirantes del sostén caen por sus hombros y con rapidez Abby se lo saca y lo arroja lejos. La piel de sus pechos se encuentra con la mía y mi corazón parece querer salírseme hasta por los oídos. Oh, como extrañaba esto.

Me alejo de ella recostándome sobre mis codos y obteniendo un gruñido de su parte. Yo solo me dedico a observarla. Es preciosa. Más que preciosa, es perfecta. Sus pechos suben y bajan agitados ante su respiración, ambos redondos y excitados. De lo más deseables para mi boca.

– Deja de mirarme así. –me reprocha. –Eres un pervertido.
– Cariño, solo soy un hombre con instinto animal que está disfrutando de las vistas.
– ¿Y a este hombre solo le gustan las vistas?
– Oh, más que eso. A este hombre le gusta una mujer muy especial de carácter fuerte e inamovible, con grandes sentimientos por los que ama, y además de eso, es la criatura más sensual y sexy que pueda existir. Es fácil fantasear con ella.
– ¿Ah, si? Pues a esta mujer le gusta un hombre que, además de encantador, caballeroso y atento, es arrogante, soberbio y algo engreído. –río ante sus palabras.
– Parece un buen partido.
– Lo es porque, ¿sabes que más busca esta mujer? –murmura con intensidad y deseo. Sonríe con mailicia antes de bajar con suavidad sobre mi miembro y frotarse contra el con una lentitud que es más que una tortura para mi. Siento palpitar mi entrepierna tanto que duele, mientras mi cabeza se enciende en llamas y siento por mi cuerpo correr lava. –Busca un hombre con el cual cumplir sus fantasías.

Basta de juegos.

La atraigo hacia mi en un firme y rápido movimiento y nos hago girar sobre la cama, haciéndola quedar debajo de mi.

– Nena, eso que hiciste merece una sanción.
– ¿Y que piensas hacer, Horan? –me desafía arqueando una de sus cejas.
– Me parece que me tendré que quedar con tu preciosa y fina ropa interior. –ella sonríe divertida. Yo no estoy bromeando.

Me incorporo a horcajadas sobre ella y llevo mis manos a sus bragas. Encontrando rápidamente las costuras, tiro de ellas con toda mi fuerza, deshaciéndolas entre mis dedos. Una de las ventajas del encaje, al menos para mi. Las tomo y las arrojo al suelo.

– ¡Niall! ¡¿Pero que...?! –comienza a protestar con sus ojos muy abiertos de sorpresa.
– Shht. Te dije que merecías una sanción por lo que hiciste. Me provocaste como no tienes una idea, cariño, y ahora viene la mía.

Antes de que diga nada más, estrello mis labios contra los suyos y la beso posesivamente. Mi lengua se apodera de su boca, saqueándola por completo, demostrándole que solo yo puedo hacerlo.

Abandono su boca y bajo mis labios besando su cuello y yendo más abajo, hasta tener uno de sus preciosos pezones en mi camino. Comienzo a chuparlo ahorrándome la amabilidad, haciendo que ella suelte un gran gemido que resuena en la habitación y hace aumentar mi excitación, si es que es posible. Desciendo mi mano izquierda por su receptivo cuerpo hasta encontrarme con mi dulce meta. Apenas y paseo un par de dedos por su hendidura y han quedado empapados. Está más que lista.

Golpe Inesperado [N.H.]© Parte #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora