Golpe Inesperado [N.H.]© Parte #2

16. Encuentro.

Niall.

Sin duda Renzo me ha dejado sin palabras. ¡Ha mandado un quinteto para nosotros!

La tarde ha transcurrido tal cual lo planeé, quizás inclusive mejor. Abby no ha dejado de sonreír en el transcurso de todo nuestro recorrido, y eso no hace más que hacerme sentir gratificado.

Sin duda luce hermosa, mucho más de lo hermosa que luce todos los días. Sonríe emocionada al ver al quinteto comenzar a tocar La Vie en Rose.

– ¿También es parte de tu plan? –me pregunta girándose hacia mí, con suspicacia brillando en sus ojos claros. Sonrío y observo el pequeño grupo tocar.

– Te juro que esto no lo planeé yo. – ¿cómo no se me pudo ocurrir hacer esto? –Me temo que es el destino, cariño. –regreso mi mirada a ella y me observa en busca de alguna duda en mí. No cariño, no te mentiría.

Regresa su mirada al grupo y observa fascinada. Me encanta que le guste inmensamente la música, tanto como el baile. Y se me ocurre la mejor idea para ponerlo en práctica.

– ¿Bailarías conmigo? –mis palabras traen de nuevo su atención a mí. Su mirada viaja de la mía a mi mano extendida frente a ella, en una dulce invitación a tomarla.

– Por supuesto.

La suavidad de su palma cubre la mía. Con un firme tirón la atraigo a mis brazos y comienzo a dirigir la pieza en movimientos lentos y tranquilos.

Su cintura hace cosquillear mis dedos aún con la tela de por medio. Y yo estoy que me deshago en desesperación. Quiero besarla. Ya la he besado un par de veces durante nuestra tarde, pero quiero besarla de verdad. Hacerle saber con caricias que es mía, y que pertenece a estar a mi lado.

La canción termina y ella da un pequeño paso atrás, pero a mí me es imposible alejar mis manos de su cuerpo, así que no lo hago.

– Gracias. –es un ligero murmuro lleno de sincera gratitud.

– ¿Por qué? –su mirada brilla y sonríe cuando el quinteto comienza a tocar de nuevo, esta vez una melodía con una voz profunda, de inmediato pienso en Bublé.

– Por todo lo que has hecho por mi hoy. Y por todo lo que has hecho desde antes. –demonios, si no deja de mirarme así no podré contenerme a lanzarme sobre sus labios.

– No me tienes que agradecer nada, Abby. Todo lo que he hecho y lo que hago por ti, lo hago de corazón. Lo hago porque mi único interés es verte feliz.

– Nunca he conocido a una persona como tú. –sonríe tiernamente. La sujeto con firmeza y la acerco de nuevo a mí.

– Nunca encontrarás un amor como el mío. –canturreo para ella, moviéndonos suavemente ante la pieza.

Ella ríe y ese precioso sonido me llena de felicidad. Con esa maravillosa sonrisa sé que he hecho las cosas bien. Y la confianza de poder enamorarla una vez más vuelve a mí. Puedo hacerlo. Y lo haré.

Cuando la canción termina, se separa de mi para tomar su copa y beber un poco de champán. Pero tan pronto como detecto las sensuales notas de Sway, la atraigo de nuevo a mis brazos. Por supuesto que esta canción tenemos que bailarla.

Con una risita cae sobre mi pecho y la tomo de su cintura y sujeto su mano, sintiendo como sus suaves dedos se entrelazan con los míos.

Bien, ha llegado la hora de impresionar a la señorita White.

Nos muevo de un lado a otro, con toda la sensualidad que pide la melodía. Doy a relucir mis mejores pasos de salsa moviendo mis hombros y mi cintura, la pequeña cintura de Abby me sigue el ritmo y me sorprende –aunque no debería –lo bien que lo hace. No recuerdo haber bailado una canción de este tipo con ella, pero sin duda lo hace genial.