24. En las nubes.

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Niall

Decir que me siento extasiado, se queda corto.
Y decir que estoy completamente feliz, me rebasa.

Disfruto el roce de sus labios, sintiendo como mi corazón late desbocado y la sangre me corre a cien. Quisiera seguir besándola, quisiera que estuviéramos solo ella y yo, quizás en mi habitación en el hotel, disfrutando de nuestra cercanía. El solo sentirla cerca de mi, respirar su aroma, escuchar su voz, me hace sentir completo.

Abby termina nuestro beso, pero yo me resisto a terminar nuestro contacto, así que apoyo mi frente sobre la suya. Tomo todo el aire posible para llenar mis pulmones y tranquilizar mis emociones.

– Creo que iré por su postre, señorita White. –lo que menos quiero es alejarme de ella, pero di mi palabra de traerle el postre a mi chica. La noto tomar aire antes de alejarse un paso de mi.
– De acuerdo. Iré un momento al tocador, vuelvo rápido. –su mirada es sagaz y brillante, mientras que sus mejillas vuelven a sonrojarse. Es encantadora. Tengo que tomar distancia de ella antes de que mi instinto animal la haga a ella el postre.
– Muy bien. Te veo por aquí. –sonrío y le guiño un ojo antes de darme media vuelta.

Camino hacia la parte del jardín donde están las mesas de postres, sintiéndome el puto rey del mundo. Estoy aquí, con mi chica, haciéndola feliz, por fin haciéndola sentir cómoda conmigo. Le he pedido un beso y no se ha negado, así como tampoco mostró molestia sobre el tener que aparentar frente a todos los presentes que somos novios. ¿Puede esto tomarse como un avance?

Desde el día en que Andy me mandó aquel texto diciendo que tenía que alejarme un poco de Abby porque la estaba asfixiando, me he sentido un tanto impotente. Aunque lo he comprendido y eso me ayudó a sobrellevarlo. ¿Y fue difícil? Bastante. Pasé de estar cada momento posible con ella todos los días, a verla en solo en reuniones de trabajo y comunicarnos por mensajes de texto.

Aunque luego vino su fiesta sorpresa. No puedo creer que a los chicos y a mi nos haya salido tan perfecto todo, aunque siempre nuestras fiestas han salido grandiosas, pero ahí siempre tuvieron que ver nuestras asistentes y un montón de personal al que había que pagar para que todo saliera bien, y esta vez solo fuimos los chicos y un poco de ayuda del arte de Lorane. Aunque todo en la terraza marchó a increíble, no creo que haya superado la noche en el Karaoke Music. De solo recordar a Abby tan feliz, riendo y bailando tan sensualmente... creo que hay que hacer fiestas así al menos dos veces por semana.
Si, creo que hemos avanzado muy bien, todo para mejor.

Me detengo en la mesa más grande de postres y observo de todo lo que hay que pueda gustarle a Abby. Hay una gran variedad de panecillos dulces, galletas, pastelillos y tartas... No le pregunté lo que quería, que idiota.

Levanto la vista para buscarla con la mirada y poder preguntarle lo que quiere. La veo cerca de donde la dejé hace un momento, al lado de los arbustos que rodean el saloncito de eventos. Creí que entraría para ir al tocador. La noto un poco lejana y tal vez concentrada. Frunzo el ceño y las ganas de correr a su lado aparecen. Algo le pasa.

– ¡Il mio buon amico! –el señor Giraldi me toma por sorpresa, apareciendo justo a mi lado. – ¿Como llevan la fiesta?
– Increíble, Donato. Sabes que nunca me las pierdo. –respondo con una enorme sonrisa. Sus reuniones siempre han sido alegres, pero me agradan más porque se mantiene una buena relación con los socios y los contactos. Nunca está de más establecer relaciones de trabajo.

– La signorina White parece muy contenta. Ambos lucen contentos.
– Bueno, que te puedo decir... –un trato establecido para mantener una mentirilla.
– No me tienes que decir nada. Giovane amore, son el uno para el otro. –su mirada es chispeante y su sonrisa sincera, luce complacido. De verdad está feliz de vernos a Abby y a mi juntos.
– Nos entendemos muy bien. Además, ambos estamos muy enfocados en nuestro trabajo y nos apoyamos en todo. ¿Supiste ya que pronto sacaremos una nueva línea? –le pregunto con emoción. Este nuevo proyecto me tiene muy entusiasmado, aún más que el primero.
– ¡Ma certo che si! Tu nuevo asistente me ha llamado para avisarme de prepararme para un nuevo próximo pedido. Parece ir todo muy bien.
– Ha sido una colaboración bastante exitosa. Esperemos que más proyectos vengan.
– Apuesto que si. –afirma con seguridad. De solo imaginarme que podemos seguir aumentando nuestro éxito, seremos una gran potencia en el mercado. –Bueno, amigo mío, te dejo por un rato.
– Nos vemos en un rato, Donato.

Golpe Inesperado [N.H.]© Parte #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora