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Me despierto unas horas después, Jean tiene su nariz en mi cabello sucio de dos días más el sudor del sexo que tuvimos hace unos momentos, y aún así duerme como si oliera a flores. Me remuevo y el castaño abre sus ojos de golpe.

-¿Qué sucede?

-Nada - oculto mi sonrisa -. Quería cambiar de posición.

Jean deja caer la cabeza en la almohada y se acuesta sobre su espalda, aprovecho que me ha soltado para estirar los músculos. Me acuesto boca arriba y llevo mi pierna derecha al lado izquierdo, mis huesos truenan. Hago lo mismo con la pierna derecha y siento la mano de Jean en mi muslo, suspiro y la dejo ahí, sus dedos acarician mi piel.

Mi estomago ruge cortando el silencio, Jean empieza a reírse.

-¿Quieres ir por algo de comer? - me pongo de pie y busco mi ropa.

-¿Puedo salir?

-No puedes huir - Tomo mi pantalón y me lo pongo, salto para ajustarlo y abrocho el botón, me detengo a tomar aire antes de hablar -. No conoces este lado de la Ciudad.

Jean se termina de vestir y vamos a la puerta. Al salir de la habitación me doy cuenta que las luces de la planta baja siguen prendidas. Miro al frente y ahogo una risa al ver al guarida dormido con sus manos sobre sus orejas. Jean se rasca la nuca avergonzado, le golpeo el abdomen con suavidad y le digo que me siga. Caminamos a las escaleras y veo por las ventanas, el carro de Endor sigue afuera.

Bajamos los escalones y lo llevo por los pasillos hasta que llegamos a la cocina, miro el reloj en la cocina. Solo habíamos dormido una hora. Me tallo los ojos y le paso el cuenco de fruta mientras busco algo un poco más pesado.

-Sabía que serías una buena esposa - me doy media vuelta al escuchar a Endor -. Mírate, ¿cómo supiste que tenía hambre?

Sonrío con falsedad, Endor ve a Jean sentado en la mesa y lo saluda, Jean le sonríe al tener la boca llena de manzana. Jean mira en mi dirección, se muerde el interior del labio y alza una ceja, un escalofrío me recorre la espalda.

-Jean, él es Endor. Un viejo amigo - me doy media vuelta.

Saco el pan y un poco de jamón, me estiro para alcanzar el aderezo y lo abro. Tomo un cuchillo y lo veo exageradamente, Endor traga saliva al verlo. Lo miro de reojo.

-¿No vas a sentarte? - Endor sonríe aliviado y va a sentarse con Jean.

Jean se mantiene la boca llena de fruta para no hablar con Endor, quien no se calla ni un momento. Le habla de como nos conocimos cuando teníamos 15 años, le dice la gran mentira de que estaba enamorada de él y le dice que me encanta hacerme la difícil y por eso no aceptado su propuesta. Todo mientras siento la fría mirada de Jean en cada movimiento que hago.

Apilo los cuatro sándwich en el plato y me doy media vuelta, Endor sonríe al ver que me acerco. Estira la mano por uno pero en eso giro a la salida de la cocina.

-Puedes prepararte uno si tienes hambre - sonrío con inocencia y salgo de la cocina.

Miro detrás de mí cuando escucho pisadas acercarse, veo a Jean. Reduzco la velocidad y él acelera el paso, subimos las escaleras en silencio. Abre la puerta del cuarto por mí y voy a dejar la comida a la mesa.

-Dos son para ti - le digo.

Me quito los zapatos y estiro el cuello.

-¿Quién era? - pregunta con la mirada baja.

-Un viejo amigo.

-No hablaba como un viejo amigo - examino su rostro.

Reprimo una sonrisa.

Bastarda (JeanKirsteinxLectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora