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Miro detrás de mí para asegurarme que no viene nadie detrás de mí. Cedrick había organizado una de esas fiestas que debía hacer para complacer a la alta sociedad y cumplir su rol como noble. Martha y él aprovecharon para celebrar mi coronación, que sería el día siguiente. 

La gente comía y bebía, bailaba y cuchicheaba. Ya se sabía que sería la próxima reina de la Ciudad, no era ningún secreto y de repente las miradas cambiaron. Antes me veían con asco y murmuraban cosas sobre mi madre, ahora me sonreían con amabilidad y hasta inclinaban la cabeza. 

Demasiados hombres se acercaban a mí, Martha se dio cuenta de eso y se coloco entre ellos y yo. Empezó a espantarlos poco a poco a su manera, entonces me dijo que tenía cinco minutos antes de que volvieran a solicitar mi presencia en esa sala.

Ni siquiera lo pensé dos veces. Salí por la puerta más cercana a tomar aire.

Me encuentro en los pasillos de nuestra residencia en Sina caminando tranquilamente, el aroma de las flores se filtra por las ventanas, giro a mi alrededor buscando a alguien pero no encuentro a nadie. Me detengo al centro del pasillo, juro que lo vi salir por la puerta detrás de mí...

Alguien acaricia mi espalda baja, dejo que sus dedos suban por mi espalda al reconocer el tacto. Jean se coloca frente a mí, su mano sube por mi hombro y me hace mirarlo tomándome de la mejilla izquierda. Con su mano libre, pasa mi cabello a mi espalda descubriendo mi hombro izquierdo.

Coloca sus labios en mi hombro y sube lentamente por mi piel hasta llegar a mi cuello, echo la cabeza a atrás y sigue besando mi piel. Finalmente me besa los labios, coloco mis manos en su torso y lo acerco a mí, se separa lentamente.

-Alteza - dice con una sonrisa.

-Es Majestad - lo corrijo.

Pretende hacer una reverencia.

-Mil disculpas - vuelve a besarme.

Me río en su boca, bajo mi mano por su pecho y mete su mano por uno de los pliegues de mi falda. Jadeo y Jean sube su mano por mi ingle, sonrío cuando sus dedos se topan con la correa en mi pierna. Se separa de mí y ambos bajamos la mirada, mi pierna sale por el pliegue de la falda, y a lo largo del muslo, esta mi daga de ámbar.

-¿Puedo tomarte detrás de ese pilar solo con esta correa? - me río.

-Me gustaría pero debo volver - cubro mi pierna con la falda -. De repente, a muchos hombres no les importa que sea la bastarda de Andrómeda Beltaine y un hombre cuya identidad nunca se supo.

-Es porque pronto tendrás una hermosa corona sobre tu hermosa cabeza - retrocede un paso y me mira de arriba abajo -. Te ves... estimulante.

Miro su uniforme, siempre se le había visto bien. Me muerdo el labio.

-¿Qué pilar dijiste? - Jean sonríe.

Me carga y me cubro la boca con una mano para ahogar la risa.


Me subo la manga del vestido mientras Jean se acomoda el pantalón, me paso una mano por el cabello y tomo la corona de obsidiana de una armadura antigua, aprovecho el reflejo del metal para acomodarme la corona y el resto del cuerpo.

Jean se coloca a mi lado y sonríe al ver la pequeña mancha de labial que se asoma en su clavícula, se acomoda bien la camisa. Lo beso antes de dirigirme a la puerta, el rodearía la residencia y entraría por la puerta principal del salón. Jean espera en el pasillo hasta que vuelvo a la fiesta.

Camino por el salón, las personas se abren paso conforme me van viendo, me muevo tranquilamente hasta que una persona se coloca frente a mí. Me sonríe descaradamente, sus ojos grises brillan con la iluminación del lugar, meto mi mano a mi falda y saco la daga, giro la hoja y la pego a mi antebrazo.

Bastarda (JeanKirsteinxLectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora