Extra #1

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La arena de la playa es mucho más suave y caliente que la del río del orfanato. Doy un paso y el agua toca mis pies, es algo fría pero no es imposible meterse en ella. Una ola me alcanza los pies y retrocedo rápidamente, Jean se ríe cuando choco con su pecho.

-No va arrastrarte - dice y señala más adentro -. A menos que estés allá y no sepas nadar.

El mar.

Era de color azul, Armin trató de explicarme porque era de ese color cuando llegamos pero estaba demasiado ocupada tratando de recordar como se respiraba.

Es enorme y precioso, se convirtió en mi cosa favorita desde el momento en que lo vi.

Suelto la mano de Jean y me adentro, al mirar sobre mi espalda lo veo con los brazos cruzados y una mirada altiva, probablemente espera que regrese corriendo a sus brazos de miedo. Sigo adentrándome hasta que el agua me llega a las rodillas, el oleaje me empuja gentilmente, bajo las manos inclinándome un poco y el agua toca mis dedos. Subo la mano y me llevo los dedos a la boca.

-¡No lo pruebes! - Jean se acerca entre risas.

-Está salada - le digo cuando llega a mí. Una ola choca con nosotros y el agua me salpica, me llevo las manos a los ojos -. ¿Y por qué arde?

Parpadeo varias veces pero sigue ardiendo, levanto la mirada y Jean me limpia el agua de la cara.

Se escucha un grito detrás de nosotros, miramos atrás, Connie ha empujado a Sasha al agua. Jean pone su mano en mi pecho y me empuja, el agua me moja todo el cuerpo y salgo a tomar aire. Me limpio el agua de los ojos y toso agua.

La risa de Jean llega a mis oídos, sentada en la área, el agua me llega abajo de los hombros. Estiro los pies y los engancho en los tobillos de Jean, estiro con fuerza y la risa de Jean es interrumpida cuando cae al agua. Cuando saca la cabeza del agua una ola le cubre la cara y empiezo a reírme.

Ambos nos ponemos de pie para ir a secarnos.


La Legión había decidido tomarse unas pequeñas vacaciones después de iniciar las negociaciones con Marley. Estábamos en una cabaña cerca del puerto, la playa era caliente de día pero el aire es fresco en la noche. La media luna se refleja en el agua. 

Miro a mi derecha, la chica Morte, la marleyana que había ayudado en el ataque de los titanes estaba sentada en una roca junto a Levi. Lara Tybur volvería en dos semanas para las actualizaciones del acuerdo, Adria Morte había decidido quedarse ese tiempo en la isla. Me llevé una gran sorpresa cuando me enteré que se escondía en la Ciudad Subterránea. Ella y Levi se ven con un brillo singular en los ojos, el mismo con el que Martha y Cedrick se miran.

-Hasta el día de hoy, el capitán Levi no nos dice si la ayudó a escapar o no - Jean se sienta a mi lado en la arena -. Creo que estuvieron a nada de matarse cuando Hange la descubrió.

-Se ven como el tipo de pareja que arreglarían sus problemas lanzando cuchillos a dianas...

-O entre ellos - me rio.

Jean sonríe y empieza a moverse, se recuesta en la arena apoyando su cabeza en mis piernas. Cierra los ojos cuando paso mis manos entre su cabello, puede que se quede dormido en unos minutos.

-Gracias por traerme - le digo -. Es hermoso - miro el mar.

-Y aún no has visto la mejor parte - bajo la mirada -. Acuéstate.

Miro detrás de mí, la casa tiene la luz encendida, el resto de la Legión está cenando entre risas. Jean levanta la cabeza y acuesto a su lado, entrelaza nuestras manos, giro la cabeza para verlo.

-¿Ahora qué? - Jean señala el cielo.

Dirijo mi mirada a las alturas y sonrío al ver las estrellas, más específicamente ese cinturón que cruza el cielo. Se ve incluso con más claridad que en el campo, me siento de la emoción y siento las lágrimas en los ojos, desparecen rápidamente cuando parpadeo repetidas veces.

No es el hecho de ver la Vía Láctea, es el hecho de Jean lo haya recordado.

El castaño se sienta a mi lado y se sacude la arena de las manos.

-Te acordaste.

-No creo que pueda olvidar que caíste enferma por leer un libro con las hojas envenenadas - sonrío -. Pero sí, solo tú te fascinas con esas bolas de gas a la distancia.

Me vuelvo a acostar a su lado.

-Porque son hermosas - le digo viéndolo a los ojos.

Los dedos de Jean me acarician el dorso de la mano.

-Sí, lo son - dice en voz baja.

Sonrío y levanto la mirada al cielo. Busco el color índigo entre el azul oscuro de la noche.

-Oye, iba a besarte - se queja.

-Encuentra el índigo y luego me besas.

Jean se coloca encima mío y miro en dirección a la casa para ver que no haya nadie que nos vea pero Jean me toma de la barbilla, impidiendo que mire a otro lado. Sonríe cuando cruzo las piernas.

-Apenas te toque - se muerde el interior del labio.

-Cállate - digo ruborizada.

Jean se aparta un poco y señala el cielo.

-Ahí está el índigo - ni siquiera me deja comprobarlo para cuando junta nuestros labios.

Sus labios saben a la mermelada de durazno que tanto repudiaba hace meses, eso me recuerda que no he cenado. Jean se separa de mí y besa la comisura de mi labio antes de acostarse a mi lado, me acerco a él y acuesto la cabeza en su pecho.

-Y/N

-¿Mhm?

-¿Te casarías conmigo?

Mi corazón se salta un latido solo para acelerarse repentinamente. Siento la cara caliente pero no me atrevo a levantar la mirada.

-¿Te estás proponiendo o solo quieres saber? - digo.

-La segunda - suspiro de alivio.

Entonces lo miro a los ojos.

-Si tuviéramos vidas normales, tal vez.

-¿Vidas normales?

-Eres un alto rango en Eldia, soy la reina de la Ciudad - me vuelvo a acostar en su pecho -. No me aportas nada políticamente hablando. Y además, no pienso poner esa presión en tus hombros, en los de nadie para ser honesta. 

-¿Así que no?- niego con la cabeza.

-Si me preguntas en ocho años tal vez la respuesta cambie.

-¿No piensas casarte hasta que termine tu reinado? - asiento -. Tendrás 31. Serás vieja.

-Y tú tendrás 34, más viejo que yo.

Vuelvo a sentarme en la arena y Jean rápidamente acomoda su cabeza en mis piernas, gira la cabeza y me besa el muslo sobre la tela del vestido.

-¿Y tú te casarías conmigo? - aparta la mirada para ocultar el rubor.

-Depende - responde.

-¿De qué?

-De que tan grande sea tu herencia - dice como si nada.

Abro la boca ofendida, le empujo la cabeza y me doy media vuelta, Jean se lanza a mí derribándome en la arena entre risas. Jean me quita el cabello de la cara antes de besarme.

N/A:

Sentí que faltó contenido JeanxY/N en el epílogo so, aquí está

Cuídense bebés y quédense en sus casitas

XOXO, Juno

Bastarda (JeanKirsteinxLectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora