Capítulo 40.

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Vale, no ha ido tan mal como pensaba, ¿qué digo? ¡Si ha ido genial! Bueno, Rafa no se ha leído mi libro pero sin embargo, sabe que lo he escrito yo misma, ¿cómo puede conocerme tanto en tan poco tiempo? Aunque es cierto que me siento igual. No parece un jefe con el que llevas trabajando algo más de un mes, es algo más, quizá solo sean los recuerdos de la infancia.

Tal y como me ha pedido, decido tener paciencia. Después de lo que pasó con Dani sí es cierto que me cuesta un poco más confiar en cierta gente, pero Rafa parece diferente, no veo que sea capaz de hacerme algo así, por mucho que entre y salga de la editorial y pase horas fuera, y aunque el tiempo que permanezca en su despacho lo haga con Marta. Decido centrarme en mi trabajo.

Desde hace un par de días nuestra nueva tarea es, tras leer el manuscrito, enviarlo por mail a la propia Marta, ya sin pasar por Rafa, claro, apenas está para atendernos. Es algo que no me gusta, eran minutos que me gustaba pasar con él, entre bromas pero siempre aprendiendo algo nuevo.

Ese viernes, por sorpresa y cuando ya no le esperaba, aparece en el pub cuando ya estamos casi todos. Viene con Marta, cómo no, aunque ha dejado de sorprenderme un poco, cuando nos hemos ido de la editorial se han quedado juntos.

¿Tendrán algo? ¿Solo es trabajo? No tengo ni idea e intento disuadir esos pensamientos charlando con mis compañeros. Tom y Ruth se acercan a mí, cansados después del baile que acaban de hacer acaparando la atención de todas y cada una de las personas que están aquí ahora mismo.

— ¿Te pedimos otra? — Me ofrece Tom cuando el camarero está sirviendo una copa para cada uno.

— No, ya sabes que yo voy a mi ritmo — Le muestro mi vaso todavía por la mitad. — Una cosa, ¿no los ves demasiado juntos últimamente? — Señalo un poco más lejos, donde Rafa y Marta hablan.

— Sí, pero no creo que sea por nada del otro mundo — Se encoge de hombros — Quiero decir, que Marta no piensa mucho más allá del trabajo, además es fría, distante... y Rafa creo que siente algo por ti.

Casi me atraganto con su última frase, de hecho, tengo que toser un par de veces para poder recomponerme.

— Venga Tom, qué dices — Pongo los ojos en blanco. Es algo que en ocasiones he pensado, que siente algo, al menos como yo, pero sin embargo muchas otras veces creo que simplemente es amistad, protección. — Yo creo que no.

— Quién sabe, puede que solo sea intuición mía — Mira a Ruth, que no se está enterando mucho de la conversación debido al alto ruido del sitio y de la última canción que han puesto. — Si me permites, voy a por otro baile espectacular.

Río mientras veo cómo agarra la mano de Ruth y vuelve a llevársela al medio de la pista, hace movimientos raros y arrítmicos pero desde luego, es digno de verlo. No tiene ni una pizca de vergüenza.

— Vaya con este chico — Un susurro suena muy cerca de mi pelo y estoy a punto de dejar caer la copa.

— ¡Rafa! — Exclamo con los ojos como platos, dejando el vaso en la barra del pub y poniendo mi mano en el pecho debido al sobresalto.

— Ya — Chasquea la lengua, sonriendo — Tú y tus sustos.

— Forma parte de mí, ya lo sabes — Muerdo mi labio inferior, sigue intimidándome, además, se le ve mejor aspecto, aunque nunca ha estado mal, claro.

— Lo sé, y nunca lo cambiaría — Me mira a los ojos y bebe un sorbo — Apenas me quedan unos capítulos de tu libro... es la tercera vez que lo leo.

— Eso quiere decir... — Dejo la frase sin terminar, mejor que lo haga él mismo.

— ¿Tú qué crees? — Abre mucho los ojos, haciendo lo posible por no reír — Me ha encantado, Vega. Aunque no me sorprende, es justo como lo imaginaba.

Tengo que asimilarlo durante unos minutos; le ha gustado mi libro, una historia de la que él, de una manera u otra, forma parte, ¿lo habrá notado? Sí, es cierto que al principio solo hablo de lo decepcionante que es el amor y todo lo que conlleva una ruptura, una traición. Del sufrimiento y la desconfianza... pero en una parte, no mucho antes del final, conocerlo cambió mi vida y comencé a creer de nuevo, a darle una oportunidad a todo aquello en lo que ya me había dado por vencida.

En lo que queda de noche, que son aproximadamente un par de horas, Rafa apenas se despega de mí, charlamos de tantas cosas que el tiempo pasa volando, ni siquiera siento que haya compañeros y hasta Marta allí, con nosotros, porque escucharlo hablar me evade de todo lo demás. Me cuenta cosas de su infancia, de su adolescencia ya fuera del país, al duro internado que sus padres le enviaron para que se centrara en los estudios y lo difícil que le resultó, aunque sí reconoce que le ha servido para tomarse en serio todo lo que hace y las decisiones que toma ahora.

No sé si seré yo, pero he notado que habla de la editorial como si fuera algo de su pasado y me asusta, ¿es que se quiere marchar, dejarlo todo atrás?

— ¿No vas a seguir en la editorial? — Pregunto, no pudiendo aguantar más.

— De cierta manera — Sonríe — Pero no es una despedida de todo, para nada, seguiré aquí y... ¡oye! ¿No te dije que deberías tener paciencia? Todo llega, Vega, todo llega para el que sabe esperar.

— Sí, es cierto — Resoplo — Aunque no sé cómo tomarme todo esto, Rafa. Parece estar en calma ahora pero quién me dice si de un momento a otro va a estallar y cambiará, no tengo ni idea.

— No todos los cambios son malos, ¿no crees? — Se encoge de hombros con una tranquilidad que me abruma, ¿qué demonios trama, que tiene en la cabeza? No lo sé, pero la mía está a punto de explotar. — Además, creo que no tienes que preocuparte ahora mismo de eso, ¿no tienes algo más importante en lo que centrarte?

— No sé a lo que te refieres — Entorno los ojos y lo observo ladeando la cabeza, intento así sacar de él todos sus pensamientos secretos.

— A qué va a ser, vamos — Deja su copa, ya vacía, y me mira con los ojos muy abiertos, incluso diría que ilusionado — Tu libro, Vega, lo prometido es deuda y estaba seguro que un día estaría publicado y repartido por todas las librerías de esta ciudad y porqué no, de muchas otras. — Sacude la cabeza y se acerca todavía más a mí, el olor de su perfume me confunde y dudo que pueda pensar en otra cosa ahora mismo — Todo está en trámites, he hecho lo que tenía que hacer y posiblemente en las próximas semanas estés presentándolo, firmándolo... quién sabe cuántas cosas más.

— Pero, pero... Rafa, eso no puede ser — No lo esperaba, no tan rápido al menos — Era solo un sueño y ahora... ahora — Parezco tonta, pero es que no me salen las palabras.

— Te lo dije, a veces los sueños no son solo eso, a veces se cumplen.

Escrito en las estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora