Capítulo 39.

76 11 10
                                    

Mucho mejor, vaya que sí. No puedo dejar de sonreír en todo el fin de semana, hasta mis padres me preguntan a qué se debe ese humor, pero soy incapaz de responder con exactitud.

— Es difícil de explicar, mamá — Le respondo por quinta vez en la comida del domingo — Digamos que le he dado una patada a lo malo para dejar que lo bueno ocupe su lugar.

— Cuando hablas así consigues que me pierda — Dice, resoplando — A veces creo que me tendría que leer toda tu estantería de libros para entenderte.

— Y tendrías que verte alguna que otra película, también — Bromea papá, haciéndonos reír a los tres.

Así somos, una familia unida y de la que no puedo nada más que sentirme orgullosa, no sé cómo podría agradecerles todo el apoyo que me dan y las sonrisas que han conseguido sacarme en los momentos más oscuros. Siempre van a estar ahí, pase lo que pase sé que son los únicos que nunca van a fallar.

— Esta noche vamos a cenar con Rafael — Anuncia papá, ya sabes, es imposible decir que no a la insistencia de este hombre — Ríe, disimulando porque está deseando acudir. — No te hemos dicho nada porque pensamos que no querrías venir.

— Eh... ya, ¿y eso? — No los juzgo por creer eso, nunca me han gustado las reuniones y cuando acudo a ellas es porque no me queda más remedio.

— Bueno, ya nos ha comentado Rafael que a Rafa le sería imposible estar, por lo visto tiene asuntos pendientes que le tienen ocupado. — Explica ahora mamá.

— Claro... — Mi voz suena baja y hasta algo ronca, bebo un trago de agua sin querer que mis ojos coincidan con cualquiera de los dos — Últimamente siempre es así.

Se miran entre ellos, un rápido vistazo que por supuesto no pasa desapercibido para mí. Intento sacarles algo simplemente entornando los ojos y observando primero uno y luego al otro, pero solo disimulan.

— ¿Qué ocultáis? — Pregunto, pasándome la lengua por los labios — Y no intentéis mentirme porque nos conocemos bien.

— Vamos Vega, no hagas lo de siempre, no creas que todo el mundo tiene algo en tu contra — Dice papá con los ojos en blanco — No pasa nada, absolutamente nada.

Está bien, decido dejar el tema porque no quiero que cambien el buen ambiente que tenemos, pero no me quedo nada tranquila porque esa mirada trae muchas cosas detrás, aunque espero estar imaginándomelo.

Así que esta noche tienen cena, vaya. Aunque yo ya tengo otro plan, tirarme en el sofá y ponerme una buena película, ahora pensaré cual.

Mis padres tienen más vida social que yo, sí, eso no es nada nuevo ni me preocupa. Aunque claro, pienso hacerles un discreto interrogatorio cuando lleguen para sacar mis propias conclusiones acerca de Rafa. Si ellos conocen algo más, necesito saberlo, simplemente para tener mi cabeza ocupada en otra cosa que no sea él.

Si pienso en frío, puede ser cierto que el trabajo lo tenga absorbido por completo pero, ¿por qué antes no y ahora sí? Siempre teníamos tiempo y hasta nuestros momentos juntos, pero desde hace unas semanas todo ha cambiado. En fin, es una incógnita que hoy por hoy no voy a resolver.

Al final me decanto por una película sobre fenómenos meteorológicos, un tsunami que se lleva todo por delante, es algo triste pero justo lo que necesitaba hoy, un poco de acción.

Pasadas las doce de la noche mis padres no han llegado y los ojos se me están cerrando así que tengo que dejar mi interrogatorio para mañana, a saber cuánto más se puede alargar la dichosa cena.

***

Me levanto temprano y bastante descansada, al parecer el cansancio mental puede con el físico en algunas ocasiones y he dormido del tirón. Cuando voy a la cocina papá está preparando su café, me ofrece uno y asiento, ocupando una silla y esperando mi momento.

— ¿Y bien, qué tal la cena? — Así, directamente sin rodeos.

— Genial, ya sabes lo buen anfitrión que siempre ha sido Rafael — Contesta dándole el primer sorbo a su café, que todavía quema.

— ¿Qué hicisteis aparte de cenar? — Mi voz suena nerviosa, tengo que controlarme.

— Charlar — Dice sin más, encogiéndose de hombros — ¿Es que quieres saber algo en concreto?

Ya, claro que me conoce perfectamente, además, tampoco es que yo sea la mejor actriz del mundo. Muevo la cabeza a ambos lados, avergonzada.

— Rafa no vino, tal y como te dijimos, está ocupado. — Menciona en voz baja.

— No preguntaba por eso — Qué mal miento.

— Lo sé, pero creí que te gustaría saberlo. — Enciende su teléfono móvil y comienza a mirar las noticias de hoy, creo que dando por zanjada una conversación que tampoco nos lleva a ningún sitio.

Quizá hubiera sido más fácil con mamá, aunque me conoce igual o mejor que él. Escuché la conversación en el coche que tuvieron, los dos saben que he despertado ciertos sentimientos hacia Rafa y me temo que lo último que quieren es inmiscuirse, de ahí su actitud.

Unos minutos después me despido para ir al trabajo, tampoco tengo ni idea de si estará ahí, pero solo espero alguna noticia de mi libro, si no le ha gustado me servirá para mejorarlo, pero necesito una respuesta.

Llego temprano y subo hasta nuestro piso sin apenas cruzarme con nadie, tan solo dos compañeros tan madrugadores como yo.

Pero, por la fuerza del destino o como se quiera llamar, allí está él, en su despacho, concentrado en la pantalla del ordenador portátil y sin levantar la cabeza en ningún momento. Tengo que pensar y lo primero que se me ocurre es ir a por un café para cada uno y así tener una excusa para pasar unos minutos juntos.

Con un vaso de café en cada mano y como puedo, toco un par de veces con los nudillos la puerta de cristal, ahora sí, alza los ojos hacia mí.

— Buenos días, ¿puedo pasar?

— Claro Vega, buenos días — Su sonrisa me derrite al instante, está guapísimo aunque siga algo desaliñado, con las ojeras más marcadas que de costumbre y la barba desarreglada. — Oh, no sabes cuánto necesitaba ese café, no me digas que no es para mí.

Sus bromas siempre consiguen hacer que sonría como una estúpida. Asiento y lo dejo sobre su mesa, esperando que haga un gesto con la cabeza para que lo acompañe, al final lo hace.

— Te veo bien — Murmura, entornando los ojos.

— Estoy bien — Trago saliva — Sin embargo tú, no quiero meterme en tu vida pero pareces... cansado.

— Es cierto, creo que el día no tiene bastantes horas para todo lo que quiero hacer — Intenta mostrarse ilusionado, aunque no lo acaba de conseguir — Pero creo que estoy cerca.

— Entiendo — Bebo un trago lentamente, él casi ha terminado su café. Miro a todos lados, sin saber muy bien cómo seguir la conversación.

— Vega... — Susurra ahora, mirando por encima de mi hombro, se oyen las primeras voces, creo que comienza a llegar gente — ¿Tienes algo que decirme? Te noto inquieta.

— Eh... — Sus palabras me dicen todo, no tiene pinta de que haya leído mi libro, ni siquiera creo que haya visto el archivo, me siento decepcionada y no entiendo porqué, he aprendido que las cosas no son tan fáciles, pero con él...— Supongo que no, voy a ponerme a trabajar, es la hora.

Recojo los dos vasos de café y para tirarlos en la papelera colocada justo en la puerta de su despacho, me despido con la mano justo antes de agarrar el pomo para salir.

— Una última cosa — Se he levantado, se acerca a mí con una lentitud que hace que me tiemblen las piernas — Es muy pronto para decirte nada, no he podido empezar a leerlo pero... Escrito en las estrellas es un titulo precioso.

Abro la boca pero de la sorpresa no me sale ninguna palabra cuerda, vuelto a cerrarla sin decir nada.

— Sí, sé que es tuyo, no podría ser de nadie más y me ha encantado la sorpresa — Sonríe, creo que por mi expresión — Y solo estoy esperando el momento idóneo para leerlo, solo dame unos días, ¿de acuerdo? Te prometo que todo volverá a ser como antes, no... — Coge mi mano con suavidad — Solo dame un poco de tiempo y todo será mejor, todo será perfecto. 

Escrito en las estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora