Capítulo 5.

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No puede ser, ¿quién es ese hombre y porque está hablando conmigo? No es posible.

Me quedo boquiabierta, literal. Me obligo a cerrar la boca porque no sé por quién me puede tomar.

— Lo siento, no pretendía asustarte — Observo con asombro cada uno de sus pasos cuando entra a la sala — Soy Rafa.

Así que es Rafa, ya. No me cuadra en absoluto, recuerdo vagamente al amigo de papá y era un hombre mayor, un padre de familia... No una especie de modelo.
Que es guapísimo es algo que se ve enseguida, aunque cierres y abras los ojos constantemente.

Pero eso no es todo. Es él al completo, su pelo castaño con reflejos rubios naturales, su cuerpo, definido, su forma de vestir... Con unos simples vaqueros y una camisa con un par de botones abiertos. Qué bien le queda.

— Eres Vega, ¿no? — Está sentado justo en el sofá de al lado, ni me había dado cuenta de que estaba cerca. — ¿Quieres un vaso de agua?

Sigo en esa especie de sueño, esa típica escena que parece pasar a cámara lenta en las películas cuando entra el perfecto protagonista.
Pero, ¿qué demonios estoy diciendo? Si es lo que me niego a pensar desde el primer día; en príncipes azules, caballeros andantes y todo lo que tenga que ver con eso.

— No, gracias — Trago saliva y me recompongo, eso es. Solo soy una chica que está haciendo una entrevista frente al jefe que me examina. Nada más. — Estoy bien.

— Discúlpame de nuevo— Me observa algo asombrado. Supongo que no todos los días una chica pega tal grito como presentación. — No imaginaba que te iba a pillar tan desprevenida.

— Tranquilo — Intento sonreírle sin mirarle directamente — Es algo habitual eso de asustarme.

Se pasa la lengua por los labios, supongo que escondiendo una sonrisa. Me fijo en esos labios y en la barba que le cubre parte de la cara.

— Está bien, haremos que no ha pasado nada si quieres — Se encoge de hombros. Ahora sí, sonríe abiertamente, algo que me trasmite confianza— Y bien, Vega. Recibimos ayer tu currículum y nos gustó. No tienes demasiada experiencia y es lo que buscamos, gente que quiera aprender.

— Oh, claro... — ¿En serio, solo voy a decir eso?

— Entiendo que estés nerviosa, ¿puedo pedirte algo? — Asiento, atreviéndome a levantar un poco la cabeza. — Cierra los ojos. Tranquila, solo ciérralos un momento.

No sé porqué pero lo hago sin preguntar nada más. Me siento mejor así, a pesar de saber que me está mirando.

— Bien, ahora dime en qué estás pensando, lo primero que te venga a la cabeza — Dice, ha bajado mucho la voz. — Rápido, lo primero que se te ocurra.

— La música, pienso en la música — Susurro, echando todo el aire por la boca — Me encanta.

— ¿La conoces? — Vuelvo a asentir — Me alegro, es una melodía preciosa. Ahora dime, ¿no estás más tranquila?

Es cierto. No estaba pensando precisamente en la música, pero me ha hecho relajarme completamente concentrarme en ella, sigo con los ojos cerrados pero dando un largo suspiro, los abro poco a poco.

— Es mi primera entrevista — Me justifico, no creo que esté dando una gran impresión. Hasta ahora lo único que he hecho es balbucir alguna palabra suelta y temblar, por los nervios y por el susto.

— Yo no tengo ningún problema con eso — Frunce el ceño y observo sus ojos; oscuros y profundos, parecen estar leyéndome la mente.

No deseo alterarme de nuevo, pero soy incapaz con semejante hombre delante de mí, a pesar de que es amable y me está tratando de la mejor manera posible. ¿No iba a venir una tal Marta?

— Quiero aprender todo lo que podáis enseñarme aquí, Rafael. — Suelto de golpe, quiero transmitirle confianza.

— Llámame Rafa, por favor — Muestra una pequeña sonrisa — Rafael es mi padre, ese nombre me hace sentirme... mayor.

Oh, vale... Eso me encaja más, aunque no recordaba a ningún hijo de Rafael. Aunque sí es cierto que han pasado varios años.

— Claro, Rafa — Ahora sí, parece conforme.

Me hace algunas preguntas nada complicadas. Acerca de lo que me gusta leer, mi género favorito. También revisa algunas partes de mi currículum y quiere saber acerca de las críticas o reportajes que he realizado. El tiempo pasa volando porque me siento cómoda, relajada aunque estoy en una entrevista para trabajar en una gran empresa.

— ¿Escribes? — Pregunta de repente, sin dejar de observar la hoja que tiene en sus manos.

— Eh... Sí bueno, un poco.

No dice nada, tan solo asiente con un seco movimiento de cabeza.

— Por mi parte, eso es todo, Vega — Se levanta y estoy a punto de mirarle de nuevo de arriba a abajo. Me ofrece su mano — Me ha encantado la entrevista. ¿Estarías dispuesta a empezar mañana mismo? Tenemos una vacante en el departamento editorial, podrían ser tus primeros pasos.

— ¿Así de fácil? — Pregunto abriendo mucho los ojos. Su mano sigue esperando que la estreche.

— ¿Para qué complicar las cosas? Si tienes algo claro en la vida, solo tienes que ir a por ello — Alza las cejas.

— De acuerdo — Repaso sus palabras en mi cabeza, tiene razón. Por fin, accedo a estrechar su mano, suave y segura — Mañana entonces.

Me da unas pequeñas indicaciones. La famosa Marta que no ha aparecido redactará mi contrato. Tendré que venir mañana a primera hora para revisarlo y, si estamos de acuerdo en las condiciones, firmarlo y empezar. No me lo puedo creer todavía.

Decido caminar hasta casa. Hubiera sido más fácil coger el autobús o llamar a papá para que viniera a recogerme, pero eso no me hubiera dejado pensar, que es lo que más necesito ahora.
Tengo trabajo. Un nuevo trabajo que me gusta. Siempre me había imaginado hacer algo relacionado con una de las cosas que amo hacer; leer.

¿Editora? Vaya, suena interesante. Sonrío sola por la calle, me van a tomar por loca así que conecto los auriculares al móvil, busco una melodía específica; la misma que sonaba ahí dentro, en esa sala donde me he encontrado con Rafa.

Y así, como si hubiera empezado a olvidar mi vida anterior y comenzado una nueva, camino relajada y sobretodo feliz. Feliz desde hace mucho tiempo.

Escrito en las estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora