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—Odio el primer día de clase.— Se quejó Serena mientras se tumbaba sombre la cama de su hermano mayor.
—No es tan malo.— Sonrió Scott haciendo que la chica alzará la cabeza y le mirase con una expresión de pocos amigos.
—¿Enserio? ¿Quieres que te haga una lista?— Preguntó haciendo que Scott, que estaba en la silla de su escritorio haciendo nudos a la red de su stick, reprimiera una sonrisa.
—Este año va a ser distinto, Serena. Te lo prometo. Es más, te aseguro que este año dejaré de estar en el banquillo y llegaré a ser capitán.— Sentenció el moreno haciendo que su hermana le dedicará una sonrisa. Aunque Serena adoraba a su hermano, había veces que era demasiado ingenuo.
—Me encantaría que fuera verdad, Scotty, pero ambos sabemos que para que eso sucediera debería de ocurrir un milagro. Y de momento, no creo en ellos.— Admitió justamente cuando escuchaba un ruido procedente del exterior, haciendo que ambos se mirasen confundidos al mismo tiempo que Scott dejaba a un lado el stick para coger el bate de béisbol que estaba al lado de la puerta.
Los dos se miraron mientras intentaban deducir que estaba pasando, ambos sabían que su madre no podía ser, ya que está se encontraba trabajando. Ambos bajaron a la planta inferior, para después escuchar, de nuevo, otro sonido. Los dos volvieron a mirarse mientras Serena señalaba, a su hermano mayor, la puerta, dando a entender que el sonido provenía de la propia entrada. Sin pensarlo, Scott la indicó que abriera y ambos salieron quedándose en el porche, para que, segundos después, alguien se descolgara del techo gritando, haciendo que los hermanos también gritaran.
—¡Stiles!— Gritó Serena mientras se llevaba una mano al pecho en señal del susto que se había llevado.
—¿Que haces?— Preguntó Scott confundido.
—No respondíais ninguno al teléfono. Bueno no importa, se que es tarde. Pero ha sucedido algo increíble, tan increíble como el nacimiento de Lydia Martin.— Afirmó haciendo que Serena rodará los ojos ante la obsesión de su mejor amigo por la que fue su mejor amiga.
—Stilinki, al grano.— Le pidió la morena cruzándose de brazos.
—Han encontrado un cuerpo en el bosque. Lo escuché por la radio de mi padre. Y vamos a ir a buscarle.— Sentenció haciendo que los dos hermanos se mirasen al ver lo que los dos terminarían haciendo coaccionados por su mejor amigo.
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Los tres adolescentes terminaron en el bosque, siguiendo un rastro aparentemente inexistente.
—Esto parece una perdida de tiempo, chicos.— Murmuró Serena mientras jugaba con su collar.
—Tu eres la que se queja de que está ciudad es aburrida. ¿Que hay más emocionante que esto?— Dijo Stiles confundido.
