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Serena salió corriendo huyendo de lo que le había hecho al cazador, para después perderse entre los árboles y terminar a las afueras de su casa. Tras cercionarse de que no había nadie a su alrededor, la morena entró corriendo en su casa y subió las escaleras para después encerrarse en su habitación. Observando, por el espejo de su baño, la sangre que estaba en sus manos, en su ropa y en su cara. Sin dudar ni un solo segundo se acercó a su armario y comenzó a sacar ropa de él, para después meterse en la ducha.
Aunque era cierto que debía de estar asustada por haber matado con tanta facilidad, con tanta sangre fría, no la importaba. Era como si esa clase de remordimientos eran incapaces de aparecer en su mente y, aunque Serena debía de sentirse aliviada por ello, sentía miedo pero a la vez tranquilidad, porque comenzaba a tener el control.
Tras quitarse toda la sangre del cuerpo, Serena salió de la ducha y se vistió, tirando a la basura la ropa manchada de sangre.
—¿Está todo bien?— Preguntó Melissa a su hija al ver que, también, estaba actuando raro.
—¿Eh? Sí, está todo bien, mamá. No te preocupes.— Mintió sintiendo dentro de sí misma un escalofrío por la mentira que había dicho.
—¿Segura?— Melissa se acercó a su hija, sabiendo que aunque no eran familia de sangre era su hija y quién mejor la conocía en el mundo.
—Sí.— Sonrió con tranquilidad, justamente antes de que su madre la abrazará haciendo que Serena se sintiera aliviada por aquel gesto, aunque, una vez más, el miedo regresó. ¿Y si le hacía daño a su madre?
—¿Vas a venir a la reunión o prefieres quedarte?— Serena se sorprendió ante su pregunta, acordándose de que aquella noche era la reunión entre padres y profesores, lo que hizo que una parte de ella se diera cuenta de que el mundo sobrenatural estaba absorbiendo, al completo, su vida como humana.
—Voy.— Respondió Serena. Aunque en realidad la morena preferiría no ir, sabía que si se quedaba era posible que Derek y Willa aparecieran para hablar sobre lo que había hecho y, en aquellos momentos, Serena no estaba de humor.
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Madre e hija se bajaron del coche y se dirigieron a la entrada del instituto, Serena se dirigió al campo de lacrosse, donde se sentó en las gradas en completo silencio, para luego ser acompañada por Stiles.
—¿Has vuelto a matar?— Serena asintió ante su pregunta.
—Me da miedo perder el control, pero más aún no saber lo que soy.— Admitió con frustración. —Pero preferiría no hablar de ello, Stiles.— Le pidió, ya que hablar de ello era volver a un tema que prefería abordar en otros momentos. —¿Que tal con Lydia?— Preguntó sabiendo que su amigo había ido a verla.
