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—¿Fueron a por ello?— Preguntó Willa a su hermano mientras estaba sentada en el porche de la que una vez fue su casa.
—Así es, y tu teoría era cierta. Él es un hombre lobo, ella... No lo creo. Su olor era distinto antes y después de ponerse el collar.— Explicó Derek pensando en la descarga eléctrica que sintió cuando ella le tocó.
—¿Crees que el collar oculta lo que es?— Preguntó Willa confundida. —No tiene sentido, por qué de ser sobrenaturales de nacimiento lo serían los dos. Son mellizos.— Afirmó Willa haciendo que Derek encarará una ceja.
—¿Y si no lo son?— Preguntó Derek haciendo que Willa le mirase confundida.
—Entonces ella puede estar involucrada en el asesinato de Laura.— Sentenció mientras se ponía de pies frustrada.
—¿Crees que sería tan estúpida como para dejar una prueba así?— Preguntó su hermano haciendo que la mujer lobo le mirase confundida al ver que salía en defensa de una desconocida.
—Lo único que sé es que el viernes uno o los dos harán una matanza.— Comentó haciendo que Derek comprendiera que aquellos dos chicos se habían vuelto, de algo a forma, su responsabilidad.
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—¿¡Enserio, Scott!?— Gritó Serena a su hermano, haciendo que Melissa bajará las escaleras al escuchar el gritó de su hija.
—¿Que pasa?— Preguntó Melissa confundida.
—El idiota de mi hermano se ha enamorado de la hermana de Edward.— Respondió la chica haciendo que Scott mantuviera la misma mirada.
—¡No es mi culpa que no supieras mantener una relación!— Le gritó Scott a su hermana haciendo que Melissa se pusiera entre ambos.
—Creo que es suficiente, chicos. Y ahora mismo ambos necesitáis vuestro espacio. Así que no quiero más gritos ni nada roto cuando llegue a casa.— Se limitó a decir Melissa mientras Scott subía a su habitación y se encerraba en ella. —Te he dejado la medicación en tu habitación, cariño.— Añadió mirando a su hija.
—Solo quiero evitar que ellos le hagan daño.— Murmuró Serena haciendo que Melissa comprendiera lo que su hija quería decir.
—Lo se, cariño.— Sonrió su madre al entender las intenciones de su hija. —Recuerda que mañana te dan los resultados.— Al escucharla la expresión de la adolescente se oscureció. —Estaré contigo, no te preocupes.— La tranquilizó sonriendo.
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A la mañana siguiente, Serena llegó hasta el hospital memorial de Beacon Hills, aunque era cierto que desde pequeña la habían hecho pruebas, exámenes y reconocimientos sobre su corazón, siempre se sentía nerviosa, cada vez que traspasaba aquella puerta sentía como si no fuera a salir de allí. Posiblemente ella y su madre eran las que más veces habían estado ahí, Melissa por trabajo y ella por su enfermedad.
