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Una vez curado, Scott salió de la clínica de Deaton para reunirse con Allison, mientras que Serena se quedó con él terminando de vomitar las quince serpientes que habían matado y que había vomitado, y la sensación había sido mucho más desagradable que cuando se vomitaba con normalidad.
—Si es un lagarto...— Empezó a decir Deaton.
—Sí, lo se. Si es un lagarto puedo controlarlo o por lo menos crear una especie de conexión con él. El problema es que no se. Solo he hecho esa conexión con animales no con sobrenaturales.— Explicó Serena con frustraciones.
—Confía en tu instinto. Guíate por tus sentidos y sabrás hacerlo.— La indicó haciendo que la adolescente suspirase al mismo tiempo que se percataba de que Scott estaba esperando a fuera. —Gracias.— Sonrió la adolescente mientras salía de la clínica veterinaria y se subía en el coche que tanto ella como su hermano compartían con su madre. —¿Y tú cita con Allison?— Preguntó Serena confundida.
—No vino, y Stiles ha sido atacado por esa cosa.— Explicó Scott. —Tu le viste aquella noche...— Empezó a decir.
—Le vi y luché contra él. Y no se qué es, lo único que Deaton me ha dicho es que tengo una ventaja sobre él al poder controlar a los reptiles. Pero es más complejo, siempre lo he hecho con animales no con personas.— Explicó con frustración mientras se acomodaba en el asiento sintiendo algo de frío.
—Si alguien puede conseguirlo eres tú, y no solo porque fueras capaz de dejarnos inconscientes a todos con una especie de rugido. Todavía me pitan los oídos.— Se quejó haciendo que Serena mostrará una pequeña sonrisa que reprimió rápidamente. —Se que todo se ha podido complicar...— Empezó a decir Scott sabiendo que su hermana era parte de la manada de Derek, aunque lo decía respecto a la relación que tenía con este.
—Eres mi hermano, mi sangre. Es lógico que siempre lucharé por ti y para protegerte, y el que crea que no será así está muy equivocado. Y más Derek sí cree que iba a darte la paliza de tu vida sin salir ileso, porque de mi no se ha librado.— Afirmó Serena haciendo que Scott sonriera ante la amenaza que su hermana le había hecho al Alfa, sin estar, él, presente.
—Diría que me alegro, pero... No es así, das miedo, S.— Sonrió Scott justamente cuando llegaban al taller y Stiles se subía en el coche.
—¿Estás bien?— Preguntó Serena girándose.
—Sí, pero tenías razón, Scott. No es como tú, sus ojos eran como los de un reptil.— Explicó haciendo que Serena se removiera incómoda. —Pero había algo diferente...— Murmuró haciendo que los mellizos se mirasen.
—¿El qué?— Preguntó Serena intentando mantener la calma.
—¿Sabéis cuando miráis a un amigo con una careta, pero solo le veis los ojos y sabes que te suenan, pero no sabes quién es?— Serena frunció el ceño, dándose cuenta que cuando se enfrentó al lagarto su olor se la hacía familiar aunque estuviera muy camuflado.
