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—Mamá.— Dijo Scott haciendo que Melissa respirara aliviada mientras se acercaba a sus dos hijos.
—Me has asustado. ¿Dónde está todo...?— Melissa no terminó de completar la pregunta, ya que observo como su hija era apuntada por un arma, la cual era empuñada por Matt.
—Mamá, haz lo que dice. Ha prometido no hacerte daño.— Explicó Scott mientras Serena tensaba su mandíbula, al mismo tiempo que debía de retener cualquier quejido de dolor, ya que las heridas estaban curando con las balas dentro.
—Es cierto.— Afirmó Matt justamente antes de disparar a Scott, haciendo que Melissa comenzará a gritar y Serena corriera a socorrer a su hermano.
—Esto va a costarte muy caro, Matt.— Le advirtió Serena mostrando sus ojos como mujer serpiente, haciendo que él sonriera. Ya que su objetivo no solo era eliminar las pruebas, era mostrarles a todos quién era el verdadero monstruo de Beacon Hills.
—¡Scott, Stiles, Serena! ¿Qué ha pasado?— Preguntó desde la celda el sheriff, mientras Matt se acercaba a Scott y obligaba a Serena a levantarse.
—Pero nunca dije que no te le fuera a hacer a ti o a tu hermana adoptiva.— Comentó haciendo que Melissa mirará a Serena la cual no dejaba de mirar la herida de su hermano, sabiendo que había llegado el momento se contar toda la verdad.
—Espera.— Dijo Melissa intentando socorrer a su hijo.
—No te muevas.— Ordenó Matt apuntandola con un arma.
—Mamá, no te muevas.— La pidió Serena asustada de que Melissa fuera la siguiente en recibir un disparo.
—La he dicho que no se mueva, o su hija se verá mucho más guapa con una bala en el cráneo.— Advirtió Matt colocando el arma tras Serena, haciendo que la aludida sintiera como quitaba el seguro.
—Mamá, atrás. Hazle caso.— Pidió esta vez Scott, desde el suelo, sabiendo la gran fuerza de voluntad que su hermana estaba poniendo para no atacarle.
