11. Frost es tierno.

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—Capítulo Editado—

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Sia

Luego de pasar un tiempo con Lisa y Dylan decidí que era tiempo de acabar con esta pequeña reunión. Puede ser que la visita de Lisa haya quitado de mi mente el problema en el cual estaba metida hasta el fondo. Pero su efecto solo duró unas horas, por desgracia. Y, además, no era algo que podía ignorar y seguir con mi vida como si nada.

Debo saber de qué trata todo esto, por qué alguien se tomaría el tiempo de secuestrarme. Sabía que los Guardianes eran, posiblemente, los únicos que me darían respuestas o me ayudarían.

¿Mi padre? Si fuera por él, estaría encerrada con el fin de protegerme de todo y todos. Respuestas es lo último que me daría en este momento; mas bien, creo que me daría un gas pimienta.

Me escabullí por la puerta principal, la única salida posible debido a nuestra ubicación bajo tierra. Para mi suerte, mi padre estaba ocupado gritando a los demonios. Vaya a saber qué han hecho ahora esos idiotas. Ahora que lo pienso, son como los duendes del Polo, sólo que peor.

Concéntrate, Sia.

Subí por el túnel secundario que escabé para mis huídas. Sabía que sería útil, sólo que nunca imaginé que lo usaría para ir al Polo Norte.

Una vez fuera, me dirigí al lago congelado. Creé una pesadilla con forma de paloma mensajera. No era lo suficientemente poderosa como para llegar hasta el Taller yo sola, la última vez fue pura suerte.

—Diles que pasen por mí. —Le dije a la pequeña que descanzaba en mi hombro.

Al terminar de dar mis instrucciones, despegó y se perdió en una nube púrpura con destellos negros.

Sabía que tendría que esperar algunos minutos hasta que llegue alguien. Miré a mi alrededor, buscando algo con que entretenerme. Vi a unos tres niños jugando cerca del lago, uno se resbaló y su rodilla acabó raspada. Unas pocas lágrimas recorrían su cara y sus amigos lo observaban preocupados. Sentí lástima por los pequeños y me acerqué a ellos. Una suave melodía comenzó a sonar al mismo tiempo que hice un movimiento con la mano, una esfera de arena púrpura se formó en esta y se deformaba un poco siguiendo el ritmo de la canción.

—I know everything seems dark now, you feel like you're about to cry now. —Comencé a cantar algo indecisa, buscando las palabras justas para calmar su llanto.

»Your world seems to be upside down,
You try to hold on,
But there's no way for you to know how.

»Don't you worry about a thing,
Cause right now I'm here.
I'll take all the pain away,
There's no need to be scared.
Just call out my name.

De a poco el niño dejó de llorar y los tres se dirigieron a la salida del bosque. Supuse que buscarán al padre del pequeño o algún adulto.

—Wow. —Dijo una voz detrás de mí.

Volteé casi al instante. Frost se encontraba con las manos apoyadas en su cayado y su rostro sobre estas.

—¿Wow? —Repetí con una voz y una sonrisa burlona. —Eres un diccionario andante, niño.

—¡Oye, tengo cientos de años de edad! —Se quejó riendo un poco.

—¿Les llegó mi paloma? —Pregunté.

El rodeó los ojos, como si quisiera decir que era obvio. Porque lo era.

Del bolsillo de su sudadera cogió una esfera de nieve. La sacudió y dijo las palabras "Al Taller de Norte". Me tomó de la mano, un gesto algo extraño si me preguntan, y me arrastró hacia un portal que se abrió delante de ambos. Después de eso, aparecimos en el Taller. Justo en la Sala del Globo.

—Oigan, chicos, traigo visitas. —Dijo Frost en un grito.

Busqué con la mirada a los guardianes. Estaban apartados en una esquina con grandes sonrisas en sus rostros, su vista parecía fijada en mí.

¿Tengo algo en el rostro?

Pasé una mano, lo más disimulada que conseguí hacerlo, para verificar mi rostro.

No, nada. Sólo están sonriendo sin razón y con su vista fija en mí.

¿Extraño? No, es muy normal que los enemigos de tu padre te sonrían y al ser secuestrada se decidan por rescarte. Oh, y no olvidemos el detalle de abrazarme al llegar. Sí, es algo de todos los días. Nótese el sarcasmo.

—¿Traen algo entre manos, o suelen sonreír a las hijas de sus enemigos? —Pregunté con un dejo de burla y sarcasmo.

El miedo que podría haber sentido hacia ellos se fue por completo de un día para el otro. Es algo raro, lo sé. Pero ya no me inspiran temor. Tal vez son cariñosos conmigo porque son del lado "bueno", ¿no? Y su bondad los obliga o algo, yo que sé.

—Y... se arruinó el ambiente. —Dijo Conejo.

Hice una mueca y me encogí de hombros, como si quisiera pedir perdón de alguna forma. Conejo me sonrió con diversión y fulminó con la mirada a Frost, que continuaba a mi lado.

—¿Querías hablar de algo? —Preguntó Norte con la sonrisa aún pegada a su rostro barbudo.

—¿Ustedes saben por qué Marcus me secuestró? —Fui directo al grano.

La habitación se sumió en un silencio completamente incómodo. Todos se negaban a hablar, siquiera mirarme. Era sumamente molesto, y mi paciencia se estaba perdiendo. Finalmente, Conejo se dignó a hablar.

—No te preocupes por él. Lo hemos atrapado y encerrado en una jaula como castigo por lo que ha hecho. —Dijo con esa voz de soy-muy-macho, que él tiene. Colocó una de sus patas esponjosas en mi hombro.

—Gracias, Conejo. —Le sonreí.

Me despedí de todos, ya nada tenía que hacer allí. Además, la mirada de Jack me hacía sentir... extraña e incómoda.

El silencio de los guardianes no había hecho más que incrementar mi curiosidad. Además, ¿qué tal si otra persona me secuestra por la misma razón? Esta "investigación" será para protegerme a mí misma. Sí, es sólo por eso...

El chico helado me llevó nuevamente a través de esa especie de portal. Era una buena forma de viajar, además de rápida. Llegamos al lago congelado. Realmente no me sentía con ánimos de hablar con nadie más por lo que restaba del día. Para acortar todo tipo de conversación, me despedí de él con un beso en la mejilla.

Al separarme pude notar un leve rubor en sus mejillas, parecía un niño pequeño. Se veía tan tierno con sus hermosos ojos azules abiertos de par en par, sus labios entreabiertos, ese rubor que yo misma había provocado al besar su suave mejilla, su cabello blanco revuelto por el viento... Espera, ¿qué?

No, no, no, no, NO. Basta, Sia. Cálmate, él no puede parecerte atractivo ¡Es el enemigo de tu padre! Simplemente, no puedes.

—Adiós, Frost. —Me despedí cortante, repitiendo una y otra vez que él no me resultaba atractivo en lo absoluto.

—S-sí. —Dijo tragando saliva con algo de dificultad.

Reí por lo bajo. No pude evitar pensar una vez más en su ternura antes de sacudir la cabeza para quitarme esos pensamientos. Giré sobre mis talones y me encaminé hacia mi hogar dando rápidos pasos.

¿Estaba corriendo? Sí ¿Por qué? No estoy segura, sólo quería llegar a casa y dormir por un buen rato.

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Holaa, criaturitas del frío :3 Espero que el capítulo les guste.
Ya decidí un nuevo personaje para la novela :D Creo que les va a gustar, o eso espero.

Jack Frost se sonrojó y Sia Black pensó que era atractivo. Hasta que llega la química a la novela, ¿no?

Quería agradecerles a esas pocas personas que comentan o votan, significa mucho para mí cada leído, voto o comentario :3 Gracias, :')

Adióh criaturitas del frío.

La hija de Pitch Black (Jack Frost) ×EN CORRECIÓN×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora