—Capítulo Editado—
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—Sia—
Llegué a la entrada de mi hogar, aquella que se hallaba sobre la superficie y era como un tobogán hacia abajo. Esta estaba oculta por... digamos que es una especie de hechizo. Me arrodillé en el pasto, cerca del lugar donde se encontraba aquella. Tanteé una parte del suelo y en cuanto visualicé unas ondas sobre el césped, como si de agua se tratase, sonreí. Me levanté, murmuré unas palabras que cierta persona me había enseñado de pequeña y, con mis brazos pegados a mi cuerpo, y salté dentro de ese área.
Caí en el final del agujero, que había sido cavado con el propósito de huir de mi padre, con una mano en el suelo y de cuclillas. Corrí hacia la puerta principal deseando que Pitch no haya notado mi ausencia en todo este tiempo.
Efectivamente, continuaba gritando a esos cinco demonios. Esto no terminará bien, se ven muy nerviosos. Por otro lado, yo estoy muy aburrida. Me acerqué a mi padre y le toqué el hombro. Él giró el rostro hacia mí y me sonrió para luego volver a fulminar con la mirada a los demonios.
Se veían completamente tiernos e indefensos. Con sus grandes ojos, sus dos diminutos cuernitos y sus bocas formando un puchero. Sus manos estaban cubriendo su pecho mientras su pequeño cuerpo de tono oscuro temblaba del miedo, sus ojos amarillos se mostraban llorosos. Básicamente, eran unas ternuras.
—¿Qué hicieron los demonios ahora? —Pregunté entre divertida y apenada, después de todo yo los encontré y los traje a casa.
—Rompieron la mesa, la lámpara, el sillón y, de alguna manera, les quedó tiempo para romper las sillas. —Gruñó Pitch.
—Chicos... —Miré a los pequeños, que me dirigieron la mirada. —Corran.
Los cinco pequeños corrieron en direcciones opuestas. Cuando creí que harían algo bien, me equivoqué. Coloqué una mano en mi frente con frustración y la bajé arrastrándola por mi rostro antes de decir:
—¡Pero no en círculos! — justo antes de que los cinco chocaran entre ellos y cayeran al suelo por el impacto.
Mi papá bufó con cansancio y yo reí. Me despedí de él con un abrazo y subí las escaleras apurada. Me lancé a la cama con la esperanza de poder dormir un rato. Cerré los ojos e intenté descansar, pero las dudas me recorrían por dentro. Me removí en la cama, girando de un lado a otro.
¿Cuál será el motivo por el cuál Marcus me secuestró? No soy muy importante, si quitamos el hecho de que mi padre es Pitch Black. Sinceramente, no ganaría nada con mi secuestro. Sólo la ira de mi padre, que no es algo que quisieras ver.
¿Por qué fingió que no me conocía? ¿No me reconoció? ¿Se olvidó de mí?
¿Algo pasó durante todo este tiempo, por lo que no me reconoció o me olvidó?
Suspiré frustada y me levanté de la cómoda cama lila con sábanas y almohada negras. Cogí mi vieja y desgastada mochila, la cual era azul marino y tenía algunos destellos negros como decoración. La llené con mi cámara, cuaderno, lápices y unas cuantas mantas junto a una almohada. Una vez terminé, suspire rendida y bajé las escaleras, decidida a lo que haría.
Me escaparé de casa.
Pasé de largo a los demonios aún tirados y a mi distraído padre. Di un salto y entré a mi túnel de huidas. Necesito respuestas, y si nadie me las da, las buscaré yo misma. No estoy dispuesta a esperar que el Hombre de la Luna se decida a responder.
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La hija de Pitch Black (Jack Frost) ×EN CORRECIÓN×
Fanfic¿Qué dirías si eres hija de un villano? ¿Y si todos te creen malvada? De acuerdo, ahora dime algo: Si el enemigo de tu padre te lleva a una especie de taller sin saber quién eres, ¿llamarías a tu padre desesperada? Pues yo sí. Mi nombre es Sia S...