La hija de Pitch Black (Jack Frost) ×EN CORRECIÓN×

10. Algo de humor.

—Capítulo Editado—

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—Sia—

¡No puedo creerlo! Mi mejor amiga, en vivo y en directo. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que la he visto...

—¡Al cuartel general! —Se la notaba animada.

Hizo un saludo militar para luego voltear y arrastrarme del brazo hacia mi habitación. Le llamaba cuartel general ya que de pequeñas jugábamos a hacer planes para dominar al mundo en esa habitación; y sí, los planes consistían en robar todo el chocolate y sólo dárselo a quienes se rindan ante nosotras.

Sentí un dolor punzante en el brazo pero lo ignoré, no quería que ella se preocupe. Por suerte Lisa había tomado el brazo que no estaba herido. Corrimos escaleras arriba dejando a mi padre riendo. Ella abrió la puerta de mi habitación, volteó, me observó y chilló de la felicidad. Sus ojos celestes se volvieron naranjas, su cabello castaño se convirtió en uno rosa claro. Sí, está emocionada.

—¡Te extrañé tanto! —Dijo con lágrimas en los ojos estrechando mi cuerpecito indefenso entre sus brazos.

Llegó al punto de estrujar tanto que me sacó el aire.

—L-i-sa. —Dije con voz ronca por la falta de oxígeno en mis preciados pulmones.

—¡AH! —Chilló y se separó. —¡Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento tanto!

Sí, bueno. Te perdono, ahora... LLAMA A LA AMBULANCIA.

Tenía una mano en mi pecho intentado recuperar el aire y con la otra me apoyaba del hombro de Lisa para no caer. Un día de estos moriré por esta demente. Sólo falta que aparezca él, entonces definitivamente será mi fin...

—¡Mis idiotas! —Gritó una voz, volteé hacia el lugar de donde provenía y lo vi entrando en el cuarto por la ventana.

Oh no, alguien que me salve por favor. Le daré... ¿chocolate? Sí, eso. Sálvenme por el amor al chocolate.

—¡Dylan! —Chilló mi amiga.

Dios, hoy está más chillona que nunca.

—Ho —tomé aire, ya que aún me costaba respirar— la.

Lo siguiente que supe fue que tenía dos manos en mis hombros y estaba siendo sacudida como una maraca.

—¿Qué te pasa? ¿Estás bien? —Preguntó él, aún sacudiendo.

—¡Pero déjala, bruto! La marearás. —Exclamó Lisa.

—Si vomita, yo no limpio. —Dijo rápidamente luego de soltarme y dar unos cuantos pasos hacia atrás.

—Yo también los amo. A ustedes... ¿seis? —Dije mareada, tomando mi cabeza entre las manos.

—Oh, genial. Le haz hecho un retraso. —Se quejó Lisa.

—No puedo "hacerle" un retraso, Lisa. —Dijo Dylan burlón. —Creo... —Hizo una mueca.

No oí más de su discusión sobre mi supuesto retraso mental ya que mi vista se nubló y todo se volvió negro.

Lo último que sentí y oí fueron unos brazos sosteniendo mi cuerpo antes de caer y la voz de Lisa diciendo "Mierda, está pesada. Ayúdame, aborto de mono."

—Una hora después—

Desperté por un fuerte dolor de cabeza. Intenté abrir los ojos pero mi cuerpo no parecía reaccionar. Quise hablar, pero tuve la misma suerte. No sabía qué había pasado ni con quién estaba lo último que recuerdo es...