CAPÍTULO TRECE.

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Cinco días después, Hermione estaba sentada en el suelo junto a la ventana que, según su cuenta, era su grúa de papel doscientos treinta y seis cuando la puerta se abrió y un joven se asomó.

Sus ojos recorrieron la habitación y cuando aterrizaron en Hermione entró en la habitación y rápidamente cerró la puerta detrás de él.

Su expresión era cautelosa y la miró fijamente mientras se acercaba. Parecía apresurado.

Era de complexión sólida, cabello oscuro y rostro anguloso.

Llevaba una túnica formal de color azul oscuro. Tenía una barba densa en la cara. La respuesta instintiva de Hermione al verlo fue de terror absoluto.

Ella se congeló como si estuviera petrificada y miró fijamente.

No había ningún lugar a donde correr. Ni siquiera podía gritar.

Nunca se le había ocurrido que un extraño pudiera entrar en su habitación algún día.

Hizo una pequeña pausa mientras se acercaba, notando su expresión.

—No me recuerdas... —dijo en tono de sorpresa.

Parecía haber una pizca de ofensa en las palabras. Hermione lo estudió desesperadamente, tratando de adivinar quién era. Parecía vagamente familiar. ¿Quizás de la escuela?

Alguien a quien no conocía bien. Siguió cruzando la habitación. Estaba a mitad de camino y las manos de Hermione comenzaron a tener espasmos mientras luchaba por pensar en qué hacer. Si salía disparada, tendría que alejarse del alcance del oído o podría simplemente ordenarle que se detuviera.

Quizás si se tapara los oídos... pero aun así el podría aturdirla.

Ella no pudo.

Estaba a solo unos metros de distancia y su expresión se estaba volviendo triunfante.

De repente hubo un fuerte crujido y Malfoy apareció a su lado de la nada. Hermione se sobresaltó y se encogió hacia él, lejos del extraño que se acercaba.

La expresión intensa y triunfante en el rostro del joven se desvaneció bruscamente al ver a Malfoy. La inestabilidad de su postura desapareció cuando se enderezó y miró alrededor de la habitación de Hermione.

—¿Perdiste tu camino, Montague?— Malfoy preguntó con frialdad mientras se ponía un poco delante de Hermione.

Montague se encogió de hombros, —Solo estoy explorando. —dijo— sentí curiosidad cuando la vi. Tienes muchas barreras protectoras en esta habitación, Malfoy.

Los ojos de Hermione se dirigieron a las paredes. ¿Estaban allí? Ella nunca se había dado cuenta. Era difícil detectar ciertos tipos de barreras sin una varita o un poco de magia para presionarlas.

—El señor oscuro me confió instrucciones específicas sobre su cuidado. Siempre es útil saber cuando alguien está invadiendo su habitación. —respondió Malfoy. Su tono era puro hielo.

Montague se rió, —¿No se le permiten visitas?

—No. —dijo Malfoy, alejándose de Hermione después de darle la mirada más superficial— Y si tenías curiosidad, podrías haberme preguntado. Es casi medianoche. Quizás deberíamos regresar a la fiesta. Estoy seguro de que Astoria nos quiere ahí.

Malfoy cruzó la habitación y esperó a que Montague lo siguiera. Montague pareció tomarse su tiempo intencionalmente.

Miró alrededor de la habitación de nuevo y luego volvió a mirar a Hermione. La intensidad volvió a sus ojos cuando la miró con Malfoy detrás de él.

ESPOSAS. traducción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora