CAPÍTULO SETENTA.

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Draco miró hacia otro lado y negó con la cabeza.

—¿De qué sirve la legeremancia si no la usas para evitar que alguien te mate?—se burló, el sonido áspero y enojado en el fondo de su garganta—Sobrevivió como espía a través de dos guerras mágicas solo para ser asesinado por un aquelarre de vampiros inútiles.

Hermione podía sentir la fría rabia comenzando a emanar de él.

Ella tragó. La noticia se sintió como una conmoción cerebral. Después de días de temer la llegada de Severus, de considerarla como una conclusión inevitable, su repentina ausencia se sintió como un cambio sísmico. Todo había sido lanzado al aire y no se sabía cómo aterrizaría.

—¿Está confirmado que está muerto? Podría haber escapado.

Draco la miró y asintió lentamente, —Está confirmado. Enviaron los cuerpos de regreso con un mensaje: la sangre de los sirvientes del señor oscuro alimentará la revolución. Su cadáver fue drenado. Yo personalmente confirmé que era él. —Draco dio un suspiro agudo y comenzó a quitarse la túnica de mortífago—Se espera que el resto de Europa del Este siga su ejemplo en los próximos días. Es... —Draco resopló— es el colapso que orquestamos, solo esperábamos que esperaran hasta julio. Severus afirmó que tenía todo bajo control. —el se burló— Maldito imbécil. —las últimas palabras fueron medio gruñidas.

Hermione tragó y se obligó a respirar. Su estómago se sentía como si tuviera un peso tan doloroso que quería doblarse y vomitar.

Ella iba a morir.

Ella, el bebé y Draco iban a morir.

Severus era la pieza vital. Él era su última esperanza.

Ella pensó que tal vez él la ayudaría a encontrar una manera de salvar a Draco. Ella le había dicho antes de irse a Sussex que necesitaba a Draco para vivir. Tenía que saber que ella no se iría volando silenciosamente mientras Draco se iba a suicidar.

Ella había ensayado mentalmente un discurso suplicándole, —Te lo dije, necesito a Draco. Haré lo que sea que sea necesario, lo que quieras. Por favor, ayúdame, por favor, ayúdame. Si lo pierdo, moriré con el corazón roto. Haré todo lo que me pidas si me ayudas a salvarlo.

Se había aferrado a la idea de que Severus pudiera tener ideas que ella y Draco no habían considerado.

Sin él, de repente sintió que el último rayo de esperanza se hubiera desvanecido. Era como si un agujero negro se hubiera abierto bajo sus pies, tragándose no solo su desesperada esperanza sobre la supervivencia de Draco, si no también la de ella y la de su bebé.

Draco parecía como si estuviera al borde de una crisis nerviosa. Respiró con fuerza entre los dientes y se pasó la mano por el pelo antes de patear la túnica por la habitación.

Su mano se movió hacia él. Sentía como si fuera a desmayarse.

Ella extendió la mano y le tocó ligeramente en el brazo. Él la miró fijamente, el se veía tan cansado.

—Está-está bien, Draco... —dijo, mirándolo a los ojos. Su voz amenazó con vacilar, pero la obligó a mantenerse firme—Está bien. —dijo de nuevo—No te tortures más. —su pecho sufrió un espasmo y sus dedos agarraron su manga— Hiciste todo lo que pudiste. Más de lo que nadie debería haber pedido.

Prefiero morir en tus brazos.

Draco la miró por un momento antes de que entrecerrara los ojos, —Aún así te vas.

Hermione lo miró sin comprender.

Levantó la mano y las yemas de los dedos le rozaron la mejilla, —Todavía puedo sacarte. Severus era la opción más segura, pero hay otras opciones. No quería que pensaras que no escaparías. —Hermione todavía estaba agarrando su manga. Apoyó su mano sobre la de ella— No será un plan tan limpio, es más largo, y será un viaje más difícil para ti. —su expresión estaba preocupada—especialmente embarazada. Ginny volverá a

ESPOSAS. traducción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora