UN PAPÁ Y 4 CRÍAS | RICHARD X CNCO

42 | Una prueba, la verdad y hola otra vez

—¿Cómo que apareció el papá de Christopher? —preguntó Josh tomándo asiento en el sillón

—Un hombre de nuestra edad llamado Agustín, apareció hoy después de que te fuiste y me dijo que él era el verdadero papá de Chris. Y de eso no hay dudas, su parecido es inevitable... es como si viera a un Chris versión adulto —le expliqué 

—Mierda, no me digas que le dijiste a Christopher

—Él estuvo llorando, sigue aferrado a que yo soy su padre. Tenías razón desde un principio Josh y yo siempre te tomé como un pendejo

—Yo tenía la sospecha de que no eras su papá desde que mi hermana resultó embarazada, pero solo eran sospechas, no tenía pruebas para confirmarlo hasta que Christopher nació —comentó con mucha seriedad—. Tal vez no sea el mejor momento pero... tampoco creo que los demás niños sean tus hijos

—¿Qué estás diciendo Josh? —levanté la vista queriendo llorar

—No me mal interpretes pero que conincidencia que ninguno se parezca a ti. Erick tiene ojos verdes ¡Nadie de la familia los tiene así!

Negaba y negaba, una y otra vez. No debían ser ciertas las palabras que salían de la boca de Josh, debían ser estúpices, unas de tantas de las que suele decir. Aunque lo negaba, tomé la foto familiar que tenía en la mesa de centro en la sala y empecé a analizarla.

Ninguno de mis hijos se parecía a mí.

Nadie tenía mis cejas, mis ojos, mucho menos mi color de piel.

Lo había decidido. Me haría la prueba de paternidad con cada uno de mis hijos.

2 DÍAS DESPUÉS

Habían pasado 2 días y ahí en la mesa estaban los sobres donde venía el resultado de la prueba de paternidad. 4 sobres estaban en ella. No quería abrirlos, pero no me quedaba de otra. Tenía que ver los resultados sí o sí.

Abrí el de Christopher, negativo.

Abrí el de Zabdiel, negativo.

Abrí el de Joel, negativo.

El de Erick, netativo.

Arrugué la 4 hojas y las aventé al suelo. Empecé a llorar desconsoladamente. Tiré una silla por el enojo y la tristeza de saber que ninguno de los niños eran mis hijos. El amor que sentía por ellos, me cegó, jamás me dejó ver aquello que era tan obvio.

Tocaron la puerta y me limpié las lágrimas.

—¿Sally? —pregunté en el momento en que abrí la puerta. Era ella, mi esposa, la traidora, la mentirosa parada enfrente mío

—Hola Richard... supongo que ya te enteraste.

La tomé del brazo y la jalé hacia la casa para cerrar la puerta.

—Aush... aush... me lastimas —se quejó Sally y la solté

—¡¿Por qué carajos estás aquí?! ¡¿Por qué me hiciste eso?! —grité enojado

—¿Por qué lo hice? Porque fui a arreglar todo para llevarme a mis hijos a un buen lugar.

—Tú no puedes quítarme a mis hijos

—¡Claro que puedo! No son tuyos por si no lo recuerdas

—¿Por qué hiciste esto Sally? ¿Por qué dijiste que yo era el padre de Christopher cuando en realidad no lo era?