36 | Una promesa

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Llegué al hospital y me encontré con la maestra Miriam quien tomaba un mechón de su cabello rojizo y lo enrollaba en sus dedos para calmar sus nervios.

—Señor Camacho que bueno que llega

—¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo está mi hijo? —estando preocupado, la maestra sobó mis hombros para que me tranquilizara y me ofreció tomar asiento a lo que acepté

—Hasta ahorita no me han dado noticias. A lo que me dijieron sus amigos, lo que pasó fue que Christopher se peleó a golpes con un compañero más grande que él

—¿Más grande? —interrumpí. Sé que es de mala educación pero no podía creer que la maestra me estaría diciendo eso

—Sí con uno de quinto. Que curioso ¿no? Uno de tercero con uno de quinto; pero como sea, ese no es el tema. Alan, uno de sus amigos, me dijo que estaban peleando y cuando Chris le iba a dar otro golpe, se desmayó

—Oh Dios espero y no sea nada grave. Nunca se desmaya así de la nada

—Usted tranquilo señor, que nada grave va a pasar.

Me sonrió y yo asentí de puro compromiso. Mi hijo no se desmaya de la nada, él siempre ha estado sano y su compañero con el que estaba peleando, no le dio un golpe antes como para provocarle el desmayo. Vagando en mis pensamientos, no me dí cuenta que el doctor había y llegado y se colocó enfrente de mí. Me di cuenta hasta que la maestra Mriam me tocó el hombro.

—Doctor ¿Cómo está mi hijo? ¿Por qué se desmayo?

—Alparecer su hijo se desmayo porque su cuerpo se encuentra débil, no se alimente de la forma correcta en la que se debe.

—¿Qué me está diciendo doctor? Siempre trato de que coma a la hora que debe

—Pues parece que le están tomando el pelo

Pase a la oficina con el doctor y encontré a mi hijo sentado ya recuperado pero con la vista llena de tristeza.

—Y bien Doctor... cúenteme lo de mi hijo —me senté a lado de mi primogénito

—Por lo que me cuenta Christopher, se ha estado saltando algunas comidas a escondidas de usted. Comer solo 1 vez al día y por "comer" me refiero a comida chatarra y eso no es sano. El no comer de la forma correcta, provocó su desmayo —explicó el doctor—. A continuación le daré una lista de alimentos que Christopher debe comer durante 2 semanas para que su cuerpo se acostumbra. Dentro de las 2 semanas nada de comida chatarra —sentenció mientras escribía en su libreta

—¡¿QUÉ?!—preguntó Christopher quien casi se le aventaba encima al doctor

—Te lo mereces por no comer lo que te doy. Si no te saltaras tu comida, nada de esto estaría pasando —lo regañé

—Aquí tiene —arrancó la hoja y me la entregó—. Seguir esa "dieta" durante 2 semanas, nada de refrescos ni jugos, solo agua. Cuando cumpla las 2 semanas, lo trae de nuevo para darle una revisión. En caso de que decaíga más, vuelvan con cualquier mal síntoma

—Muchas gracias doctor.

Agradecí, le pagué y mi hijo y yo salímos del hospital. Llegamos al carro y empecé a darle una regañada mientras llegabamos de nuevo a mi trabajo.

—Christopher ¿Qué te he dicho acerca de la comida?

—Que es la belleza del mundo y debe ser consumida 24/7 —contestó serio sin despegar la vista de la ventana

—Exacto. Si lo sabes ¿por qué no comías? ¿No te gustan mis comidas? ¿Quieres cocinar tú? Lo siento querido, pero mi casa no es un restaurante

—No me dan ganas de comer, es todo

—¡Christopher Camacho! ¡No me mientas! Te conozco por completo, eres mi hijo, vienes de mi huevo. Sé que estás mintiendo

—No quiero comer y es porque me falta mi mamá. Ya te lo dije ¿feliz papá? —contestó de mala gana y eso hizo frenarme

—A mi no me hables en ese tono. Tu mamá ya está en un mejor lugar y es mejor que la dejes descansar. Estoy tratando de dar todo de mí para que ustedes sean felices, hay veces en las que no como para que ustedes tengan su estómago satisfecho pero tu no pareces valorarlo

—Estoy molesto. Si no como ¿a ti en que te afecta?

—Me afecta porque eres mi hijo, todo lo que te afecta a ti también me afecta

—Entonces ¿Por qué no te afecta la muerte de mi mamá?

—Chris por favor... fue hace 1 mes y creéme que aún me duele  pero no lo muestro para que ustedes no se decaigan. Aún estás muy chiquito como para comprenderlo

Llegamos al trabajo y antes de entrar, Christopher me detuvo jalandome del brazo.
Lo miré y él tenía sus ojos con sus lágrimas a punto de salir.

—Papá... ¿puedes prometerme algo?

—Claro —me puse a su altura—. ¿Qué quieres que prometa?

—Promete que siempre vas a estar conmigo y con mis hermanos... que nunca te vas a separar de nosotros

Me dio ternura la forma en la que me lo pidió pero me dio tristeza tener que verlo hablar mientras sus lágrimas chiquitas deslizaban por sus mejillas rojas a causa del llanto. Y acerca de su promesa, era más probable que ellos se llegaran a separar de mí en algún futuro, se casen o quieran empezar a independisarce. Ellos podrán irse de mi lado en un futuro, pero yo siempre estaré para ellos.

Son mis hijos, y yo su padre. Siempre estaré para ellos.

—Lo prometo




UN PAPÁ Y 4 CRÍAS | RICHARD X CNCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora