22 | Tristeza, desconfianza, sustos y golpes

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Años atrás...

Christopher miraba como su mamá le hacía cariños a su hermano. El niño de 1 añito recién cumplido, disfrutaba de las cosquillas que recibía por parte de su amorosa madre. El hijo mayor los miraba con una mueca de enojo desde la esquina del cuarto; él solo recibía mimos de su mami, nadie más tenía que recibirlos.

Se fue a la sala a jugar con sus carritos para olvidarse de la horrible escena que había visto sus ojitos cafés.

Richard se alistaba para irse a trabajar, tendría una junta con la disquera y tenía que ir formal. Un traje negro lucía bien en su cuerpo al igual que esos zapatos del mismo color del traje.

—Amores ya me voy —avisó y besó los labios de su esposa para luego darle un pequeño beso en la frente de su bebé.

Agarró sus cosas e iba a irse si no fuera por los sollozos del mayor de sus hijos que se escucharon en la sala. Se detuvo y fue a sentarse a lado de él.

—¿Qué pasa campeón? —el niño limpiaba sus lágrimas con la manga de su sudadera mientras abrazaba con mucha fuerza al señor panda

—Mamá ama a Zabdiel, mamá ya no me ama a mí

—¿Qué? ¿Pero por qué dices eso? Mamá ama a los 2, son sus pequeños

—No es cierto, ella solo prefiere a Zabdiel. Siempre pasa tiempo con él, ya se olvidó de mí —sus lágrimas volvieron a salir pero ahora yo fuí quien se las limpió

—No digas eso —se levantó del sillón—. Vamos, hay que ir hablar con tu mamá

Ambos iban caminando hacia el cuarto donde estaba Sally dandole de comer a Zabdiel; pero al escucharla hablando por teléfono, Richard se detuvo y no entró.

—Sí estoy con mi bebé —habló Sally en la línea de llamada—. Te extraño mucho... tal vez puedas venir, mi esposo no está en casa y nadie podrá interrumpirnos...

Y fue el mejor momento para poder entrar.

—Sally ¿Con quién estás hablando? —reclamó su esposo con un tono molesto

—¿No te habías ido ya al trabajo? —preguntó nerviosa dejándole el  biberón en la boca de su hijo

—¡¿Con quien mierda estás hablando por teléfono?! —preguntó alterado arrebatando el teléfono de las manos de su esposa — ¡¿Bueno?! —dijo al teléfono pero como nadie contestó, colgó—. ¡¿Con quién hablabas?! ¡¿Quién chingados iba a venir a casa?!

Camacho reaccionaba de esa forma ya que tenía la ligera sospecha de que su mujer se veía a escondidas con un hombre. Desde que Josh le había dicho que la había visto con otro hombre andando en la plaza, Richard ya no miraba a su esposa de la misma forma.

—Baboso, era mi mamá al teléfono —con sus palabras no sonaba tan convencida

—No te creo Sally, ella siempre viene sin avisar. ¿Quién iba a venir a la casa? ¿Quién haz estado trayendo a la casa cuando yo no estoy? ¡Contesta de una vez!

—No he traído a nadie a la casa, dices puras estúpideces

—Mamá... papá... Zabdiel —susurró Chris señalando a su hermano pero sus papás lo ignoraron. Era más importante su pelea que la ayuda que pedía su primogenito

—Qué estupideces ni que nada, ¿Haz traído a alguien más a la casa? ¡Dime! ¡¿Sí o no?!

—No. Y si tragiera a alguien ¿A ti que te importa?

—Mamá... Papá...

—Soy tu esposo ¡Claro que me importa!

—¡No eres mi puto dueño Camacho! —le soltó una cachetada a Richard

—¡Zabdiel está morado! —gritó el niño llamando porfin la atención de sus padres.

Ambos adultos voltearon a ver al menor de sus hijos y si estaba morado, se estaba ahogando por tanta leche que estaba tomando. Entre regaños y llantos por parte de Sally, fueron al hospital para que salvaran a su hijo.

Un doctor y unas enfermeras lo atendieron y se lo llevaron a uno de los cuartos.
No tardaron en darles la noticia de que habían logrado salvar al niño y que si hubieran tardado en traerlo, tal vez podía haber muerto.

Con lágrimas en su rostro, Sally tomó al niño en sus brazos, dispuesta a irse a casa junto a su familia. Y  en eso llegaron los papás de Sally después de la llamada de su hija, avisando lo que había pasado. Sally ya se sentía en confianza, era hora de hacerle un drama su esposo.

—Mira lo que provocas ¡por tu culpa mi hijo casi muere ahogado!

—¿Cómo que mi nieto se andaba muriendo por tu culpa? —molesto, su suegro lo agarró del cuello de la camisa

—¡Eres un irresponsable! —su suegra le escupió las palabras a la cara—. No sé como mis nietos te dicen padre, no eres la persona correcta para que te llamen de esa forma

—Papá no tiene la culpa, la culpa es de mamá por dejarle el biberón a Zab —interrumpió Chris intentando defender a su papá—Yo lo ví. 

—No digas estúpideces hijo —le dijo la mujer quien le dio la vida—. Tu padre es un irresponsable, no sabe como ser un buen padre

—No y nunca lo será —sentenció la abuela

Y Richard volvió a recibir un golpe en el rostro pero esta vez fue por parte de su odioso suegro

—¡No! ¡A mi papá no! ¡Por favor! ¡no le peguen a mi papá! —Chris pedía a gritos que dejaran a Richard en paz pero sus gritos no valian la pena ya que su abuelo lo estaba llenando de golpes—. ¡NOOO! ¡MI PAPÁ!

—Vamonos Chris, lo merece por ser un mal padre —le dijo la abuela alejándolo de la escena.

—¡PAPÁ! —gritó Chris, llorando, antes de que le cerraran la puerta del carro




UN PAPÁ Y 4 CRÍAS | RICHARD X CNCODonde viven las historias. Descúbrelo ahora