GYM 彡 yoonmin.

11.

¡Finalmente viernes!

Esa frase llevaba en mi cabeza todo el día, desde que me desperté hasta que entré a dar clase al grupo A.

Mientras entraba el grupo B, visualicé al castaño claro, Taehyung, cargando a Jimin en su espalda mientras reían. Lo que me causó cierta molestia. Ese chico no debería ser tan feliz estando tan enfermo.

—Este no es un kínder —hablo firme—. Si quieren jugar y contarse secretos pueden irse de mi clase.

Ambos dejan de sonreír y escucho el rechinido de los tenis de Jimin cuando Taehyung lo deja caer al piso de madera. El chico de pelo negro, Jungkook según recuerdo, va hasta enfrente levantando la mano y le dejo hablar.

—¿Ya mejoramos con resistencia?

Niego con la cabeza sin cambiar mi expresión.

—En dos líneas, hombres y mujeres por estaturas a partir de este punto —digo, marcando un punto invisible en el piso.

Rápidamente todos se mueven y veo a Jimin casi hasta el inicio de la fila de chicas, haciendo que apriete los dientes y caminé hasta él, jalandolo por el brazo y sacándolo de la línea.

—¿Qué usted no entiende, Park? —digo casi escupiendo en su cara—. Pene, hombre. Vagina, mujer, ¿Es muy difícil entender? —aprieto con fuerza su brazo hasta que lo suelto y veo su piel blanca volverse ligeramente rosa, tal vez hasta roja.

Sus ojos se cristalizan un poco y lo único que deseo es soltarle un golpe y darle una verdadera razón para llorar.

—Formate en la otra línea. Ya.

Baja la cabeza y camina tímido hasta la otra fila, en la cual el de enfrente se quita para que no lo toque. Y Jimin solo se abraza a sí mismo sintiéndose rechazado.

Así será hasta que cambie.

—Veremos los pases en equipo —digo parado enfrente de todos nuevamente—. La persona que tienen a su izquierda será su compañero por este parcial. Y como solo hay cinco chicas y ocho chicos, dos chicos trabajarán junto y uno quedará solo. Yo veré cómo arreglar eso.

Todos se acercan a la persona que tiene al lado y sobran tres chicos, Jimin, un chico alto y pálido y otro rubio y con sonrisa burlona.

—¿P-Puedo ser tu compañero? —pregunta Jimin al chico que está más cerca de él, el chico alto.

—Por supuesto —escucho su respuesta y los miro—. Me llamo Donghae, tú eres Jimin, ¿Cierto?

—Sí —responde con una sonrisa.

El rubio, que ahora recuerdo que es el que ha estado haciendo bromas sobre Jimin y otro al cometer un error, se encoge de hombros y me mira.

—¿Tengo hora libre?

Frunzo el ceño y niego.

—Ni lo sueñes.

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