24.

7.5K 720 10
                                    

Llego a casa con una sonrisa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Llego a casa con una sonrisa. Nam me ha invitado a su casa a jugar un poco, así que después de evaluar los grupos voy directo a su casa. Dejando todo el trabajo atrás.

—¡Pagué treinta y tres wons por ese timbre, Yoongi! —grita Nam cuando bajo al sótano.

—Sí, bueno, creo que gastaste treinta y tres wons a lo idiota —digo sentándome a un lado de él—. Nadie usa esa cosa.

—Jimin lo hace —dice Jin, bajando con un smoothie en la mano.

Pongo los ojos en blanco e intento no irritarme al escuchar su nombre.

—O al menos eso hacía —dice Nam—. Hace días que no viene, ¿Cierto Jin? —dice Nam, matando algunos peatones en el juego.

—¿Sabes algo, Suga? —pregunta Jin.

—Hm, no —me encojo de hombros—. Salió de los entrenamientos.

—¿Por qué? Es muy bueno —ríe Nam.

—¿De qué hablas? —pregunto, conectando otro mando y comenzando a jugar.

—Él y yo a veces jugábamos en el patio —me dice—. Mierda él es bueno en básquet. Nos ganó a Jin y a mí en varios partidos.

—¿Qué? —no sé qué tan distraído ha estado, pero Jimin apesta—. En clase juega peor que Jin.

—¡Hey! —dice ofendido.

—Lo siento —río mordiéndome la lengua.

—No creí que lo fuese a hacer —dice Nam.

—Sí, hablando de, me debes cincuenta wons —dice Jin, dándole un ligero golpe en la espalda.

—¿De qué hablan? —pregunto matando a Nam.

—¡Somos equipo, idiota!

—Ya, ya, perdón —río.

—Jimin nos había contado que eras su entrenador, Jin le dijo que actuara como si no supiera jugar.

—¿Por qué demonios lo haría? —pregunto, dejando a un lado el mando.

—Joderte —dice Jin antes de que Nam hable—. ¿Sirvió, Suga? —juguetea con mi cabello y alejo su mano de mi cabeza.

—¿De qué demonios hablas? —digo levantándome bruscamente.

—Sólo fue una broma.

—Sí, y en la escuela todos apestan. Necesito buenos jugadores... ¿Saben qué? —digo, dirigiéndome a las escaleras—. No les creo, no me importa. Jimin es un inútil.

—¡Yoongi! —grita Nam.

—No, Nam, no lo digo porque sea gay —aclaro, aunque miento ligeramente—. Es que el chico es extraño. Manipulador, enfermo y un traumado.

—¿Y dices que no es porque sea gay? —dice Jin, viéndome con disgusto.

—¿Sabes qué, Yoongi? Ya es suficiente —dice Nam, levantándose y acercándose a mí.

—Sí, lo es. El chico me está volviendo loco, y sí, en parte es porque es gay. Pero... no, Nam, no entiendes.

—Será mejor que hablemos arriba.

—No, basta —dice Jin—. Nam, sé que me quieres cuidar de sus comentarios. Pero si va a hacerlos, que lo haga enfrente de mí, si es tan hombre tendrá suficientes huevos.

—Tú no hables —lo señalo—. A ti te quiero, idiota.

—Que linda manera de decirlo —dice.

—Yoongi, regresaste hace casi un mes y cada vez que vienes peleamos, siempre pasa lo mismo —habla firme, la vena en su cuello se marca.

—Sí, solo desde que Jimin llegó.

—Y sólo porque tienes problemas con ello, de no ser así sería como en los viejos tiempos... ¿O me lo vas a negar?

—Sería mejor si el chico se fuera —comento.

—Yoongi...

—Al menos no dijo que se muriera —dice Jin—. Cuando me lo dijiste a mí me dolió.

—Estaba ebrio, Jin —digo entre dientes.

—Los ebrios y los niños dicen la verdad, Suga —dice sabiamente y sonrío.

—Fue un accidente, yo te perdoné la vez que quisiste besarme, ¿Lo recuerdas?

Hace una cara de asco y asiente, tomando de su smoothie.

—Ni me lo recuerdes, estaba ebrio.

—"Los niños y los ebrios dicen la verdad" —imito su voz con burla.

—Me golpeaste la cara, estamos a mano.

Me encojo de hombros.

—Que raros son —comenta Nam con su rostro lleno de confusión.

—No mentimos, Yoongi —dice Jin—. Sólo fue una broma y Nam no pensó que lo haría.

Asiento con mi cabeza y miro escaleras arriba.

—Tengo que tomar aire, ¿Bien?

—Pareces tener culpa —dice Nam—. Estas más... pálido de lo normal.

—Estoy bien, hablamos luego. Adiós, chicos —hablo rápido y subo las escaleras.

Salgo de la puerta, intentando lo azotar la puerta pero escucho el portazo detrás de mí. Miro la casa de enfrente, donde Jimin vive. Pero... no siento culpabilidad, solo cierto cosquilleo en el pecho. Es bueno, porque me hace sonreír. Es extraño porque me hace sentir culpable.
Cuando giro para ir a casa choco con alguien. Ni siquiera escuche sus pasos venir.

—Perdón —dice esa voz.

Soonhi tiene los ojos rojos, la cara ligeramente hinchada y trae papel arrugado entre las manos.

—Y-Yo... perdón —se disculpa de nuevo, negando con la cabeza.

—¿Por qué estas aquí? —pregunto sintiendo un pinchazo en el pecho.

—Y-Yo... —señala la casa de Nam y niega—. Su-Supuse que seguía viviendo aquí.

—Ah... —digo viendo la casa y luego la de Jimin—. S-Si, pero... no es un buen momento.

—Creí que podíamos hablar... Jinnie-

—Sí, que Jin nos haya presentado no significa que sea nuestro psiquiatra —interrumpo algo molesto con ella y conmigo mismo.

Jin me la presentó una noche, lo agradezco mucho hasta el momento, aunque me duela.

Flash-back...

.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
GYM 彡 yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora